Capítulo 31: Llamando recuerdos.

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— Por favor, te he visto cargar cosas más pesadas —dice April viendo a su esposo con diversión y adoración mientras él maneja con una sonrisa— El esposo de Paige casi se desmaya después de cargar la leña.

— Es joven, cariño. La fuerza que él tiene solo la puedo soñar... Pero gracias por intentar animarme —se ríe y April lo mira con reproche, pero su sonrisa no cae.

Íbamos en una camioneta de solo una hilera. Reggie iba manejando, April estaba en medio y me había permitido ir al lado de la ventana para respirar y dejar que Derby se impregnara en mí.

— Ya veremos si puede ayudarnos con los muebles. Por cierto, creí que vendrían hasta el próximo mes para celebrar nuestro aniversario.

Reggie se voltea a verla con sorpresa por escasos segundos antes de regresar su atención a la pequeña carretera, la cual tenía algunos baches y estaba rodeada mayormente de tierno pastizal. A lo lejos podía ver a unas cuántas ovejas encerradas en corrales, hechos con delegados postes de madera y alambre de púas.

— Tú hablaste con ella, Mori.

— ¿Lo hice? —pregunta atónita.

— Así es. Paige me dijo que le llamaste hace una semana para preguntarle si podía venir a Derby unos días antes.

— ¡Oh, cierto, cierto! —La rubia se ríe y cubre su rostro con algo de vergüenza— Lo siento, pero hace meses que no te veo Reggie, me siento como colegiala.

Ambos se ríen, se toman de la mano y sonrió enternecida con la escena.

— Lo sé, no pierdo el toque —sube y baja sus cejas rápidamente.

— ¡Oh, no empieces!

Por primera vez, durante todo el tiempo que nos conocemos, atestigué como llegó a sonrojarse. Sus risas vuelven con más fuerza y me doy cuenta de un románico detalle; sus anillos de boda estaban ligeramente opacos y parecieran que están unidos con su piel. Una seña de que jamás se los quitaban y demostraba los largos años de matrimonio.

— Esté bien, Mori, pero ahora cuéntame acerca de ésta adorable chica que has decidido traer a casa.

— De acuerdo, pero primero deja de llamarme Mori —alza su dedo índice y Reggie sonríe entretenido— Segundo; ya sabes su nombre, ella llegó a solicitar un puesto en el staff y Tanner la aceptó sin refutar.

— ¿Azael? Vaya, eso es novedad.

— ¡Lo sé! Aún no sé cómo se las arreglaron con respecto a tu información y papeleo, Edine.

— Lo necesario ya está cubierto —murmuro al recordar las sesiones que tuve anteriormente.

— Qué alivio, sabemos qué puede llegar a ser un poco insoportable, pero es un buen hombre.

— Ciertamente, Azael nos ha visitado un par de veces y hace unos años nos reunimos en su casa para celebrar año nuevo —comenta Reggie.

Mi boca se abre exponencialmente.

— Si, ya sé que sorprende, pero Tanner es algo cercano a nosotros ya que ambos llevamos trabajando en esto desde hace mucho tiempo.

— Ya veo —digo asimilando la información— Uhm, si no es mucha indiscreción, ¿Por qué no te gusta qué te llamen Mori?

— El hombre completo es Morissette —dice Reggie con ternura.

— Tiene demasiadas consonantes, de pequeña todos me molestaban porque no sabía pronunciarlo bien y eso provocó que comenzara a rechazarlo —rodó los ojos y movió su mano para restarle importancia.

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