Capítulo 20: Sin cadenas.

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Reviso una vez más mi celular y suspiro mientras veo desde el gran ventanal como comenzaba a despegar un avión. Eso era lo que más se escuchaban; las sorprendentes e inmensas turbinas.

— Bien, me dijeron que dentro de unos minutos tendremos que pasar por esas puertas y abordar el avión —dice April sentándose a mi lado con un café en mano.

Nos habíamos separado, ellos se fueron horas antes ya que había pronósticos de fuertes lluvias y eso sería un problema. Los vuelos podrían cancelarse y el concierto posponerse, algo que sé muy bien que no les agrada hacerles a sus fans y, por lo tanto, mientras yo estaba sentada junto a mi equipaje, ellos seguramente estaban llegando al destino.

— Iré al baño —anuncié poniéndome de pie y metiendo mis manos en mis bolsillos.

April elevó su mirada de la revista que leía y me miró con una ceja alzada.

— No te tardes, seremos casi treinta personas del staff que abordaremos ese avión y es muy fácil perderte entre toda esta gente.

— Estaré sentada a tu lado cuando menos lo esperes.

Mhm-mhm —murmuró bebiendo de su vaso y regresando a su lectura.

Di media vuelta y avancé por todo el gran aeropuerto, buscando los baños y esquivando a varias personas apuradas con el teléfono pegado a sus orejas, grandes maletas iban de aquí para allá, quejas de pequeños niños jalando la ropa de sus padres para tener algo de atención y varios guardias viendo a todos con desconfianza.

Un día común, desde mi perspectiva.

En cuanto veo el letrero me adentro, el lugar amplio y reluciente. Me miro en el espejo sólo un poco y no me sorprendo al ver que la coleta que traía estaba casi deshecha, lo que me daba la apariencia de alguien que acaba de despertar.

Bueno, no estaba tan lejos de la realidad.

Mi rostro estaba neutral, pero no ayudaba con mi propósito de verme calmada y serena. Más bien parecía alguien que estaba pasando por una ruptura, una pérdida o algo iba mal en su vida.

Quizá, aunque estaba esforzándome en mantenerlo lejos, el reflejo de toda mi persona decía más por mí.

Aún pensaba en él, maldita sea, como se encontraba, que es lo que ha hecho desde nuestra separación... Sí aún piensa en mí.

Gran parte de mi cuaderno negro estaba tapizado con sus recuerdos cómo también frases que yo misma me obligaba a creer y seguir; «Es el pasado y ahora el presente, apégate y todo irá mejor»

Pero simplemente mi subconsciente no lo hacía, yo no lo hacía. Pensaba en todo lo que compartimos y la frustración se colaba en todo mi cuerpo ya que eso no debería de suceder.

Ahora tenía la oportunidad de volver a ser yo misma, renovada, fresca y más astuta. Y estaba lográndolo gracias a mis nuevos amigos. Pero me sentía estancada, aun así.

Suelto un suspiro irritado, aplasto el botón para que el agua salga y tomo una gota de jabón para después lavar mis manos.

«Déjalo ir, haz que la corriente lo lleve lejos»

Pero... ¿Cómo hacer eso sí soy yo la que lo mantiene sujetado como un anclaje?

Que peculiar —me sobresalto, un jadeo ronco separa mis labios con violencia, mi espalda chocando con la pared en un movimiento brusco y el agua del fregadero aun corriendo cuando me encuentro con los ojos verdes de Victoire, quién se acerca a paso lento.

Ella jamás viajaba junto a nosotras. De todas las personas existentes y que igualmente viajarían, ¿Por qué tenía que me la tenía que topar?

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora