Capítulo 18: Juntos.

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Mis pasos son seguros y descienden las escaleras con avidez. April se va alejando de mi campo de visión debido al trote que conserva desde el cuarto piso y en cuánto la veo girar sobre una esquina mi pulso se dispara.

— ¡April!

— ¡No era una broma, cariño! —responde al aire y yo sólo atino a soltar un bufido y acelerar más.

— ¡No le veo sentido! —grito otra vez y cuando giro por la misma esquina ya es tarde.

Ella ya está en el elevador.

— Nos vemos en la planta baja —dice con una sonrisa y las puertas se cierran.

— Por Dios... —murmuro oprimiendo repetidas veces el botón que solicita el servicio— Vamos, vamos.

Hace unos minutos, cuándo un mensaje de texto resonó por la habitación las cuatro sabíamos exactamente de quién era y que es lo que significaba: Era hora.

Bea y Corinne celebraron con gritos agudos y saltos por la habitación. April también lo hizo, pero con dirección a la puerta y exclamando que haría lo que su deber le dicta. No tengo idea de cómo, pero mis pies inquietos la comenzaron a seguir por los pasillos del hotel, pidiéndole detenerse, pero siendo ignorada olímpicamente.

«¿Qué tanto podría decirle?»

En efecto, no me preocupaba ser el blanco de comentarios negativos, mucho menos con April, sé muy bien que ella no haría tal cosa después de ayudarme en todo lo posible para que me sintiera aceptada. Lo que realmente me tenía inquieta era el imaginar las condiciones o recomendaciones que dijera ante Harry, haciéndole creer que yo era una pequeña niña que no sabía cuidarse.

Es entonces cuando una idea surca mi mente. En un movimiento saco mi celular, levanto la tapa del aparato y aprieto las teclas para deletrear su nombre.

[4:07 p.m.]: Lamento la demora, llegaré en un segundo. Por cierto, las palabras de April son opcionales de acatar.

Doy clic a la tecla que envía el mensaje y tomándome desprevenida las puertas se abren como si fuese un portal a otra dimensión. Respiro hondo y noto a un hombre trajeado, éste se hace a un lado para permitirme entrar y apretar el botón que nos llevará a la planta baja.

Me concentro en ver el tablero del elevador, indicando que en este instante estamos pasando el segundo piso e imploraba con fuerza con que nadie más solicitara el elevador.

Una vibración sacude mi mano y me saca de mis pensamientos, veo el celular con el ceño fruncido y lo destapo para encontrarme con su respuesta.

[04:09 p.m.] Harry S: Ciertamente me agradó hablar con ella.

Oh, Dios.

Un suave tintineo anunció la llegada al destino y no espere a que las puertas se abrieran por completo para salir con paso rápido hasta la recepción. Mi mirada brincó desde los sillones hasta el pequeño bar que había en el fondo, revisé la entrada sin obtener resultados y giré para encontrarme simplemente con el mismo hombre de traje que paso a mi lado dándome una mirada extraña.

Verifiqué la hora y casi quise darme una patada al tener diez minutos de retraso.

«¿Se habrá ido? ¿Se habrá arrepentido?»

Te encontré —dicen a mi lado izquierdo y me giro al reconocer su voz.

— Hola —sonrío extensamente y el ver de cerca cómo sus dientes blancos resaltan junto a su cabello castaño me hace tomar una respiración más elaborada.

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