La noche se derramó en toda la ciudad con melancolía. El concierto había terminado hace unos minutos y, a diferencia de todos los demás; está vez no llegó a sentirse esa típica energía descomunal.
Al terminar con el último verso de la canción las luces se apagaron, él bajó del escenario con calma —disfrazando su pena— y su banda lo siguió. Sin embargo, cuando todos vieron que Styles no tenía intenciones de quedarse como de costumbre, los planes cambiaron, Azoff llamó las camionetas y en menos de unos minutos se encontraban camino al hotel.
Tan solo dormiría un poco antes de zarpar a la siguiente parada del tour, y su representante quiso convencerse a sí mismo de que esa era la razón de la actitud arisca —y algo decaída— del joven cantante.
Pero hasta un ciego podía notarlo. Y cuando Styles soltó un suspiro tembloroso involuntario todo fue legible para Jeff y Mitch, quiénes iban en la misma camioneta que él.
Sus dos amigos intercambiaron miradas y después, en sus mentes, lamentaron los sucesos y términos en lo que Mórozov y Styles pudieron haber quedado. Porque era fácil deducir que no eran favorecedores. Era fácil deducir que ambos estaban pasándola mal.
— Harry... —empezó Mitch con tacto.
— No quiero hablar de esto —soltó gravemente mirando a través de la ventana. La advertencia incrustada en su voz era firme.
— ¿Estás bien? —su mejor amigo ignoró gratamente sus palabras y se inclinó para verlo un poco mejor.
Esa pregunta sólo provocó que su pulso se descontrolara. Sabía que Rowland no conocía a Edine en persona, —tan solo por palabras y por las evidentes canciones en el álbum— pero aun así mostraba preocupación y sincero interés. Y eso significaba mucho tratándose del enigmático guitarrista. Podía tener una opinión negativa acerca de la mujer que hizo sufrir a su amigo cantante, pero lo único predecible en Rowland es que es impredecible, y lo que pasaba por su mente es que Edine y Harry eran tan tercos como describía la icónica canción. Y le sumaba una actitud muy orgullosa.
Simplemente personas complicadas que no tenían otra opción evidente, no había nadie más que los complementara y quería gritarle eso ya que, verdaderamente, Camille Rowe no terminaba de convencerlo.
— Eso creo —atinó a responderle, sin ánimos de mentir o aparentar. Sabía que ante sus amigos eso era inútil.
— ¿Nos dirás qué pasó? —habló Jeff con recato para evitar problemas.
Supo que ellos no descansarían hasta saberlo, estaban preocupados. Era mejor decirlo antes que maquinaran escenarios meramente improbables y la incertidumbre se expandiera con todo su equipo. Pero el problema era que ni él sabía que había pasado. O en otras palabras; no quería creerlo, o siquiera recordarlo.
— El final, supongo —se encogió en su lugar, aún sin dirigirles la mirada ya que en su retina flotaba la imagen de Edine. Una imagen donde mostraba ligera esperanza, como si esperara más de él y, desgraciadamente, no le hizo caso.
— Eso no se escucha muy seguro —observó con mirada recelosa.
Él suspiró profundamente, rastrilló su cabello con la mano derecha y después negó con lentitud y desaprobación. Sintió que la ansiedad quemaba su sangre y luego una ligera claustrofobia lo asaltó.
— Tal vez esta era la última vez que nos veríamos y, a pesar de tener intenciones de solucionar nuestros asuntos, no llegamos más allá del resentimiento y las acusaciones. No le dije lo que quería, lo que había planeado. Solo me quedé ahí y señale los errores que cometimos. Solo mostré mi dolor y traté de infligir esa sensación en ella... —respiró con dificultad— Por un segundo, realmente deseé que sufriera.
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Shy
Fanfiction[ SIN EDITAR ] ¿Qué sucede cuándo un célebre cantante y una joven quebrantada se cautivan con la simple presencia del otro? Honoré de Balzac dijo alguna vez; «Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar... Pero amar y ser feliz es al...