Capítulo 86: From The Dinning Table.

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Los patrones de la alfombra parecían cautivar su aletargada mente desde que despertó y quedó sentada en la orilla de la cama. Era consciente que la resaca era intensa, pero comparada con los sucesos de anoche —los cuales empezaron a bombardear sus pensamientos sin piedad— no era mínimamente algo.

Sabía exactamente lo que se avecinaba, pero se desconcertó un poco al encontrar el lugar vacío donde Harry durmió. Verificó la hora en el reloj y era relativamente temprano, así que no tenía idea de dónde podría estar el chico británico —y razón inminente de su ansiedad— que prometió no dejarla ir hasta hablar de los muchos asuntos pendientes entre ellos. Los cuales, si era sincera consigo misma, eran complejos y difíciles de abordar.

Así pues, con las pocas fuerzas en sus extremidades, se puso de pie y avanzó hasta los ventanales para abrir las cortinas y dejar que sus ojos se ajustaran a la iluminación mañanera.

Se sentía fuera de sí misma. Con migraña, náuseas y dolor en el cuello por haber dormido mal. Pero se mantuvo ahí, mirando el amplio panorama que ofrecía Ámsterdam para poder aclarar su mente de los efectos secundarios de una noche desmedida.

— ¿Cómo te sientes? —hablaron detrás de ella y no le tomó mucho tiempo para reconocer su voz.

Reprimió fugazmente un escalofrío y decidió encararlo con la más decente expresión. Él estaba a un lado de la cama deshecha, su cabello estaba ligeramente despeinado, sus ojos algo opacos y de vestimenta diferente; ahora se mostraba ponderado y listo para salir a una importante reunión.

Ella remojó brevemente sus labios con su lengua antes de responder. Él se dedicó a observar ese gesto con disimulo.

— Sin ánimos de hacer esto —confiesa y Harry la mira seriamente antes de darle la espalda para tomar una botella de agua— Pero estoy aquí.

— Lo sé —coincide él con voz ronca antes de pasarle el agua y una pequeña pastilla que ella acepta sin mucho problema— Tu maleta está por allá.

Dirige su vista hasta donde él señala y su maleta reposaba a un lado del armario. Termina de beber el agua junto con la pastilla y sin comentar nada más se acerca para sacar prendas de ropa limpia y entrar al baño con la fuerte mirada de Styles en su espalda.

Una vez a solas se permite soltar un suspiro tembloroso y contempla su reflejo en el espejo; agotado, somnoliento e igualmente despeinado. Sin pensar mucho se quita la ropa, abre las llaves de la regadera y toma una ducha helada que la distrae brevemente de la situación.

«¿Qué diablos voy hacer ahora?» pensó mientras secaba el rastro de humedad en su piel con la toalla. Su cabello corto cosquilleó en sus hombros y ahora con ropa limpia y actitud más fresca se sintió más tranquila y capaz de enfrentarse al presente.

Tomando una larga respiración salió del baño, dejó su ropa usada en una orilla de la cama y nuevamente se percató que estaba sola.

«¿En serio se fue?» eso encendió cierto alivio en su interior, pero más que nada activó una llama de fuego que no sabía distinguir si era buena o mala.

Antes de proceder a tomar sus cosas y salir de esa habitación sus pies se movieron por el espacioso lugar para asegurarse que todo había terminado, pero vaya vuelco que se llevó al observarlo en una pequeña terraza; con una mesa y dos sillas presentando un ligero desayuno.

Claramente, sus expresiones reflejaron su sorpresa; no esperaba eso. Pero dentro de las muchas posibilidades que habían pasado por su mente se repitió que el autocontrol era primordial al estar frente a él. Así que a pasos suaves se aproximó hasta la salida y se sentó en la silla libre. Mantuvo su atención puesta en una taza vacía de blanca de porcelana; lista para ser rellenada de café caliente, pero era más que evidente que los ojos verdes de Harry no paraban de escudriñarla y eso, lastimosamente, la ponían en medio de un delirio inexplicable.

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