Mi rodilla había recibido seis puntos, el doctor Pitt me había dado miradas acusadoras durante toda la consulta y me hizo asegurarle que no volvería actuar de manera irracional ya que estaba la posibilidad de que la herida se infectara gravemente y como caso extremo tendrían que llevarme de emergencia al hospital para hacer una cirugía que podría acabar en amputación o como un dolor crónico severo.
Claramente él intentaba introducir miedo e inseguridad en todo mi ser, pero queriendo evitar una discusión —qué él terminaría ganando por tratarme de imprudente— le di mi palabra de qué tendría mucho más cuidado.
Los medicamentos no habían cambiado y podría decirse que cumplen su función; desaparecer el dolor por determinado tiempo. Además de saber horrible, también me recomendó ejercitar la pierna con una liga para prevenir lesiones y acelerar la recuperación total.
Habían pasado tres días desde que fui contratada para trabajar en el equipo de One Direction y la alegría y motivación se mantenían a flote. Mi puesto no había sido definido exactamente ya qué me ocupaba de distintas tareas dependiendo de la necesidad, hasta ahora se me tenía prohibido cargar las cajas, lo que agradecía internamente, y las cosas habían sido tal como April y Cory me habían dicho; agotadoras. En las mañanas, justo a las 8:30 a.m. todos comenzaban a bajar las cosas de los camiones, se les hacía una prueba rutinaria para descartar cortos, golpes o desgaste, una vez pasadas por eso se instalaban y se verificaban a las 6:40 p.m. por Tanner, Blumer y Hoffman, con el propósito de ver de que todo esté funcionando y colocado correctamente, además de poner en puntos estratégicos a guardias para que nada se salga de control, o cómo Joe dice; para que ninguna fan robe cosas que creen que son de sus ídolos cuando la realidad es lo contrario.
«Se llevaron mi shampoo de miel y almendras creyendo que era el qué Harry usa para tener el cabello sedoso» dijo haciendo que me riera de su suerte.
Dos horas antes de la presentación las barras de seguridad se colocaban firmemente alrededor de todo el escenario y es cuando se sacan las cámaras, encienden las pantallas gigantes y prueban los micrófonos.
Tanto mi salud física como mental habían presentado una buena recuperación y se debía al hecho de que todos me recibieron de una manera profesional y amable. Dejando a un lado la extraña ira y disgusto de la joven chica francesa, Victoire, quién me daba miradas irritadas cuando nuestros caminos se cruzaban. April me ha dicho que podría tratar de hablar con ella para no tener discusiones absurdas en un futuro, mientras que Blumer me aconseja dejarla hasta que su enojo injustificado se reduzca. Por mi parte he estado recordando si hice algo que pudo haberla ofendido, pero debido al corto tiempo que llevo aquí me dejo llevar por las palabras de Blumer; enojo injustificado.
Enfocándome en el hecho de socializar y familiarizarme con todos los de mi entorno, he tenido el gusto de conocer a Josh Devine, el baterista, Sandy Beales y Dan Richards, los guitarristas, y el tecladista Jon Shone. Fueron muy agradables al presentarse y compartiendo una pequeña charla antes de ensayar. Las cortas veces que nos vemos son durante el desayuno —que rara vez puedo terminar junto con ellos debido a la diferencia de horario en la que cada uno se va presentando— o en algún pasillo.
Respecto a mi comunicación con ellos me permito decir que Niall es a quién más recurro cuando tengo que preguntar, avisar o sencillamente hablar, soy consciente de lo poco que llevo conociéndolo, pero no es necesario ver pasar los años para poder decir que es una persona humilde, agradable y sumamente risueña con un sentido del humor fresco que cada irlandés representa.
Con Liam es algo parecido, una persona confiable, es ligeramente serio y el aire de responsabilidad que trata de mantener me aleja de tratarlo y verlo igual que Niall, aunque intercambio unas cuantas palabras con él cada día, fue uno de los primeros en llegar a ver cómo estaba mi rodilla y me obsequió un pequeño oso de felpa.
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Shy
Fanfiction[ SIN EDITAR ] ¿Qué sucede cuándo un célebre cantante y una joven quebrantada se cautivan con la simple presencia del otro? Honoré de Balzac dijo alguna vez; «Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar... Pero amar y ser feliz es al...