Capítulo 33: Cuenta regresiva.

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La despedida de los miembros de la familia Grant estuvo llena de sentimientos honestos, fuertes abrazos y he de admitir que algunas lágrimas también estuvieron comprometidas a la hora de abordar el tren.

Como novedad, prometí visitarlos con frecuencia. Había quedado encantada con lo calmado y a la vez colorido que era Derby. Ellos se emocionaron tanto como yo, estábamos ansiosos de volvernos a ver, y nostálgicos de separarnos como si fuese la última vez. Pero una cosa era definitiva; no los olvidaría, eran parte de mí y me gustaba creer que yo también era parte de ellos.

Ahora estábamos en un taxi, dirigiéndonos hasta el lugar establecido para el concierto y aunque las palabras entre nosotras no tenían presencia sabíamos y compartíamos el sentimiento de incertidumbre, algo que se instala en tu estómago; como si estuvieses cayendo en una gran y empinada montaña rusa, es emoción combinada con adrenalina, es temor y excitación, es felicidad y tristeza ante lo que significaban estas últimas fechas.

Recuesto mi cabeza en el asiento e inmediatamente sus rostros aparecen en mi mente, los veo cantando con sentimiento e inspiración, con gran talento y profesionalismo, los veo sonreír ante lo que es su sueño realizado, los veo establecer esa mágica conexión con sus fans... Los veo tan felices y repentinamente me imagino un periodo de tiempo sin nada de eso, y es verdaderamente insípido, gris... Solitario.

Suspiro profundamente y entonces parece que April ha percibido el motivo, ya que pone su mano sobre mi rodilla y me da una sonrisa reconfortante, me transmite su empatía y justo en este momento me pregunto qué sucederá cuando el verdadero final nos aborde.

¿A dónde iré? ¿Qué haré? ¿Por cuánto tiempo se prolongará la espera?

No quería ser desconsidera, porque tengo presente que el cansancio ha reinado en sus vidas durante estos largos meses, sé que se merecían esto más que nada, era algo mínimo, pero si dependiera de mí; no quería que esto sucediera. Sin darme a malentender, sólo me aferraba a la familia que se había formado.

— Ya casi llegamos —anuncia la rubia y asiento lentamente.

Pareciera que el cielo combinaba con mis pensamientos y los reflejaba en un día nublado. Quizá así me sentía, estaba llena de tantos sentimientos, tanto positivos, negativos, fuertes y apacibles que no sabía qué cara poner ante cada circunstancia. Mucho menos sabiendo que nos encontraríamos en dado momento, la alegría abundaría, pero mi interior seguiría revuelto.

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Una vez que mis pies tocan el suelo del nuevo estadio tomo una gran y profunda respiración; inhalando una sensación renovada, al parecer este pequeño descanso había sido suficiente para todos, estábamos listos para continuar sin ningún margen de error rondando en la reputación de todo el staff.

Como halago a la novedad; incluso me alegraba ver los grandes camiones de carga. Junto a April nos adentramos a donde suponemos que está Tanner para pedirle indicaciones de lo que haríamos el día de hoy. O eso estaba planeado hasta que siento un par de manos cubriendo mis ojos, me percato de una fragancia conocida y la calidez que su ser emana.

Puedo reconocerlo desde cien millas.

Sonrió abiertamente y la risa de April se escucha a mi lado.

¿Quién soy? —dice en susurro y mis hombros se sacuden ante la risa que sale desde mi garganta.

Pongo mis manos sobre las suyas.

— ¿Edward Norton? —adivino.

Su risa me llena de alegría, mucha más, y entonces retira sus manos; revelándome sus ojos verdes tan gentiles como siempre, sus labios tintados de coral y su cabello está un poco más largo desde la última vez que nos vimos.

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora