La cena había sido maravillosa. No había otra manera de describirla. Pasamos una cálida noche bajo las pequeñas luces del lugar, el cual estaba rodeado de un hermoso jardín y hasta un pequeño arroyo abriéndose paso por todo. Hubieron violinistas presentes para hacerlo aún más especial y, por exclusiva petición, nuestra mesa se ubicó debajo de un árbol de Bauhinia, el cual poseía flores de extraordinaria belleza que desprendían un cautivante aroma. Celebramos felizmente el momento y pedimos de favor que nos tomaran una fotografía para conmemorar la ocasión.
Repito esa noche en mi mente a cada rato, mi estómago siente mariposas al recordar con exactitud cada segundo y una sonrisa tonta aparece en mi rostro.
Luego de una semana tuve que regresar a Londres, específicamente por la boda y la alta insistencia de Lydia. Ante eso no pude estar con él al final de las grabaciones, en la pequeña fiesta que se ofreció para celebrar el esfuerzo que cada uno puso en la película y todos los inconvenientes que soportaron con el clima. Alcancé a felicitar a Fionn, Jack Lowden y Mark Rylance antes de dirigirme al aeropuerto y tomar el vuelo a la hora exacta en que era anunciado.
¿Por qué tanta insistencia por parte de Lydia? Bueno, había que poner todo en orden; la decoración, la lista de invitados, las damas de honor, el pastel, la música, la comida y sí, ¡El vestido!
Con Paige estábamos hasta el cuello de responsabilidades, corriendo de aquí para allá mientras la protagonista de éste día era maquillada y peinada por las primas de Daniel, quiénes eran estilistas profesionales. Ahora que lo analizo, la familia de Daniel había ayudado mucho, muchísimo, eran dueños de una hermosa casa que contaba con un espléndido edén, dónde la ceremonia se llevaría a cabo y eso les había hecho ahorrar demasiado en gastos.
Sí, hoy era el día, sorpresivamente el tiempo avanzó más rápido de lo que puedo comprender pero aquí estamos; en medio de un grandioso caos.
— ¿Quién es Edine? —pregunta una chica con un bonito vestido celeste. Seguramente familia de él.
— Soy yo —alzo mi mano una vez que dejo la caja de cubiertos en el suelo.
— La madre de Lydia quiere que subas —anuncia rápido y luego da vuelta sobre sus talones para ir hacia afuera.
Suelto un suspiro y aprieto el amarre de mi coleta.
— Disculpa, ¿Podrías llevar esta caja a la cocina? —Le pregunto a un chico y este me mira confundido por un segundo antes de asentir frenéticamente— Gracias.
Busco las escaleras con celeridad y las subo a grandes zancadas, camino con prisa por el largo pasillo y me guío por el sonido de las voces para encontrar la habitación indicada. Justo cuando abrí la puerta me encontré con una escena dramática.
— ¡Ya te dije que no, mamá! ¡Esto era lo único que faltaba! —dice Lydia con exasperación.
— Cálmate, sólo está atorado.
— Ayer me quedaban bien —toma una de las zapatillas y las inspecciona— No puedo ir descalza hasta Daniel, ¡Qué vergüenza!
Sonrío entretenida y me acerco a ellas.
— Yo me encargo. Deja que terminen de arreglarte —le quito la zapatilla y ella me agradece con una mirada antes de sentarse en la silla giratoria y permitir que su peinado continúe.
— Bonito anillo —halaga April y yo sonrío.
Harry lo había mandado a hacer especialmente, no había otro igual en ninguna parte e inevitablemente me hacía sentir única. Hacía juego con el de él, de esa manera nos sentíamos más cerca uno del otro ya que guardaban un gran significado que nadie más podría comprender.
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Shy
Fanfiction[ SIN EDITAR ] ¿Qué sucede cuándo un célebre cantante y una joven quebrantada se cautivan con la simple presencia del otro? Honoré de Balzac dijo alguna vez; «Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar... Pero amar y ser feliz es al...