Capítulo 89: Desliz.

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Una explosión psicodélica de colores y notas altas de guitarra me sacudió vigorosamente. Observé como Adam y Mitch hacían el coro respectivamente mientras que Claire y Sarah entonaban suavemente en el fondo. Harry tomó firmemente el micrófono y lo acercó a su boca, sus labios tocando la fibra del metal mientras su voz se escuchaba en todo el lugar y el público estallaba en éxtasis.

Pronto, los aplausos sustituyeron la música y él agradeció con varias reverencias y sonrisas llenas de alegría. Su traje acaparaba cada fotografía tomada por Hélène y podía ver en su rostro lo ansiosa que estaba por editarlas.

Cada segundo transcurrido eran prueba fidedigna de lo que Jeff había dicho; Styles se convertía en una persona diferente en el escenario. Una versión más enérgica, brillante e imparable. Conectando con cada individuo frente a él, interactuando como si fuesen conocidos de toda una vida.

Honestamente, eran casi una familia. No sé anclaban a la estricta relación ídolo-fan porque él sabía exactamente como quería hacerlos sentir. Él les daba la bienvenida al utópico mundo que iba construyendo con estrafalaria confianza e innegable cariño. Los invitaba a qué se sintieran únicos.

Aunque sea por solo un par de horas.

Así pues, con una última reverencia los reflectores atenuaron su luz para indicar que el fin del show era definitivo. Y aunque ya había presenciado tres conciertos la emocionante y remanente sensación de verlo seguía intacta.

Estando de pie tras bambalinas observé en cámara lenta como se aproximaba hacía mí. A sus costados se encontraban varios miembros del staff removiendo su saco y monitor. Y aunque sus manos se movían ágilmente para desenganchar los cables de su ropa; su mirada estaba clavada en la mía.

Cada vez.

Cada noche.

Cada concierto.

Ese color verde, que ahora relacionaba con hojas de menta, sujetaba indudablemente mi cálido café que lo aceptaba gustosamente.

Y aunque pareciera un momento eterno, este se encapsulaba en efímeros segundos.

— ¿Que te pareció? —habló extasiado habiendo cortado la distancia prudentemente.

Mis labios se curvaron en una sonrisa gentil y, con sutileza, retiré un pétalo de su cabello alborotado. Él sonrió ante ese movimiento y con ojos expectantes observó tranquilamente como lo introducía en el bolsillo de su camisa.

— Bastante asombroso —comento en el momento en que él hace una seña suave para que los miembros del staff se retiren— Pero mi parte favorita es cuando tropezaste.

— Si, al parecer mi cara le encanta la textura del piso —suelto una pequeña risa y comenzamos a caminar por los extensos pasillos.

— Soy testigo de ello.

— Ja, ja —dice con una expresión completamente estoica.

Alzo las manos en defensa y él solo niega con desaprobación.

— Aunque también me encantó la parte del canto.

Su ceño se frunce rápidamente y me mira desde arriba.

— Pero canté en todo el show...

— Exacto —digo con una sonrisa y él imita el gesto.

Junto a un leve rubor que apareció en sus mejillas.

— Veo que has estado mejorando tu método de seducción —pone los brazos detrás de su espalda y me mira con diversión.

Retengo una sonrisa y asiento firmemente.

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