Capítulo 35: Secreto descubierto.

3.4K 216 185
                                    

2:22 A.M.

Estando justo en el marco de la puerta del hotel, junto a mi maleta y mi mochila encima de hombro observo con escepticismo a April. Siento la camioneta negra atrás de mí y todos mis nervios están a flor de piel.

— No lo entiendo, simplemente no lo hago —admito con voz temblorosa y desesperada en ligereza.

— Ya te lo expliqué cuatro veces, Edine, ¿Vamos por la quinta? —dice algo irritada mientras pone sus manos sobre sus caderas.

Cierro los ojos y aprieto los labios.

— Sabes a que me refiero, April —murmuro y una ráfaga de helado viento se presenta, al igual que Mark.

— ¿Te ayudo con tu maleta? —pregunta mientras sube el cierre de su grueso abrigo.

— No.

— Si.

Nuestras voces salen al mismo tiempo y hacemos que el pobre hombre quede confundido. April me da una mirada de advertencia y yo muerdo mi lengua.

— ¿Acaso hay algún problema? —cuestiona buscando una respuesta con sus ojos.

— Siempre viajamos juntas, siempre —me dirijo más a April y ella suspira mientras frota su ojo derecho.

— Hoy no podemos hacerlo. El horario y condiciones que se nos establece no ayuda, linda. Y no podemos contar con algún guardaespaldas porque ellos necesitan estar con la banda. Puedo tratar de defenderte, pero estoy segura que sería en vano... Estaríamos arriesgándonos.

— Entonces no tiene caso que me vaya ahora, no soy parte de la banda.

— Pero estarías cerca de nosotros y te protegeríamos con más eficacia —añade Mark y April asiente dándole la razón.

— Entiende, linda. Esto es para evitar más escándalos.

Escándalo, una palabra que jamás relacionaría conmigo o con Harry, pero que justo ahora nos mantenía definidos ante la mayoría del mundo.

Todo sucedió precisamente hace dos días, cuando salimos después del concierto y todo parecía pintar bien. Exploramos un poco la ciudad mientras tomábamos un café y conversábamos acerca de la plática que tuve con Louis.

Le pedí su opinión al respecto ya que era importante y, tan inmersos en ello, no nos percatamos que dos chicas estaban siguiéndonos con sus celulares apuntando hacia nosotros en medio de la oscuridad.

Harry me dijo que me cubriera la cara y que acelerara un poco el paso para tratar de perderlas en alguna avenida o tienda. Sin embargo, todo empeoró mucho más ya que llegamos a un lugar más concurrido. Al principio lo vimos como una oportunidad de mezclarnos entre tanta gente y así librarnos de las chicas, pero figuraba todo lo contrario; de una camioneta salieron aproximadamente cuatro hombres con grandes cámaras fotográficas que prontamente dispararon un intenso flash. Haciéndome cerrar los ojos y que el café cayera justo cuando todos nos encerraron en un círculo.

El nerviosismo, la incertidumbre y hasta el pánico me invadieron de una manera increíble, dejándome estática y en blanco. Ellos, obviamente, aprovecharon para fotografiar mi rostro, y está vez no tendría la suerte de aquel día similar. Está vez sabía que mi identidad sería revelada y que me enfrentaría a las consecuencias muy pronto.

Como sí estuvieran programados, las preguntas comenzaron a salir disparadas de sus labios y fue en ese preciso instante cuando Harry tomó mi mano y me cubrió con una gorra de lana. Sus pasos eran largos y apurados, puedo recordar cómo es que mantenía sus labios entreabiertos para exhalar y como miraba por el borde de su hombro la situación. Me decía que el auto estaba cerca y que no mirará hacia atrás.

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora