Capítulo 5: Incertidumbre latente.

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April saludó alegremente a cada persona que pasó a su lado. Intercambió pequeñas palabras y a cada mínima oportunidad me presentaba como la nueva ayudante. Algunos parecían reconocerme y preguntaban por mi condición. Amablemente les respondí como pude, esperando agradarles y no darles una impresión errónea. Otros simplemente me saludaron de lejos para volver al ajetreo que se instaló mucho antes de que llegáramos.

— Entonces... ¿Morózov? ¿Lo estoy pronunciando bien? —preguntó un chico de piel oscura. Se presentó como Joe y tenía una personalidad magnética, era sociable, confiado, gracioso y muy enérgico— Dime si está bien, o mal, o algo. No solo te me quedes mirando —soltó una risa y April sonrió mientras se cruzaba de brazos mirándome.

— Está bien pronunciado —respondí en un murmuro y él sonrió como si hubiera ganado un premio.

— Las clases de alemán rinden sus frutos —sonrió fanfarrón y entonces la risa April lo interrumpe.

— El apellido es escocés, Joe —el mencionado borró su sonrisa y me miró confundido.

— Vaya, ehm... Imaginaba que las chicas escocesas eran, bueno... Diferentes.

—Es un error común y estereotipado —dije comprensiva— O simplemente yo soy el problema.

Ambos rieron y, después, April simplemente negó con una sonrisa.

— Ahora me lo dices... —sacó su celular y comenzó a teclear— Marshall, me dijiste que la nueva recluta era de Alemania —ella entendió la situación rápidamente y le propinó un golpe en el hombro.

— Joe Lewinsky, no me digas que-

— Si, llamé a Gerald, le dije que había una chica nueva en el equipo que no conocía a nadie. Creo que había hecho una reservación en algún restaurante de la cuadra, no estoy seguro. Sigo teniendo problemas para entender que dice —rascó su nuca y evitó la mirada de April— Estará muy decepcionado, ¿No lo crees, Morózov? —me miró con gallardía.

— Oh, no, no. Pero gracias, Joe —respondo al segundo y él rueda los ojos.

— ¡Anímate! Es un hombre relativamente aceptable, tiene la nariz algo grande y los ojos un tanto separados, el fijador de cabello que usa realmente parece aceite de cocina y la colonia que tiene huele a detergente, pero... —alzó el dedo índice y puso su otra mano en su cintura— Tiene auto y está oficialmente divorciado —sube y baja las cejas repetidamente y yo siento mis mejillas calentarse— Oh, y aún no te he dicho la mejor parte... ¡Él no busca compromisos! Algo pasajero, sin ataduras ni sentimientos.

— Gran partido —habló April y es el turno de Joe para mirarla con desaprobación.

— Es buen tipo.

— Su auto está hecho de diferentes partes que encontró en la deshuesadora.

— No lo molestes, April. Es un ser incomprendido y yo soy un excelente cupido. La propuesta es para ella de todos modos —los dos me miraron expectantes y me sentí incómoda por la atención.

— No, gracias —repetí y él, luego de suspirar rendido, dio un clic más a su celular y lo guardó.

— Te lo pierdes. Comida gratis, un paseo en su lindo auto, charlas interesantes y una noche inolvidable —muerde su labio inferior con seducción y tanto April como yo sonreímos entretenidas.

— Gracias de nuevo, pero...

— No —completó por mí— Comprendo. Sí fuera mujer intentaría seducir a Horan.

— ¿En serio, Joe? —preguntó April con una ceja alzada.

— Los irlandeses están infravalorados, Marshall.

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