Capítulo 72: A tu lado.

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Importante que escuchen la canción.

*






El lugar es frío y abrumador, las paredes, el piso e incluso los pasos de Edine son desabridos. Van resonando mientras se va acercando hasta dónde la familia Grant estaba, van dejando profunda congoja a sus espaldas por el simple hecho de saber que está noche era la más oscura que había experimentado jamás.

Después de la inesperada e inentendible llamada de Lydia ella sintió un terrible pavor, tuvo que sostenerse para calmar su acelerado corazón y llenar sus pulmones con algo de oxígeno para no caer desmayada. Cambió su elegante vestido con rapidez y torpeza, con urgencia tomó una pastilla, sabiendo de antemano que no obtendría un efecto notorio, y a pasos temblorosos cargó a su pequeño cachorro Boggie hasta la casa de la señora Loretta. Quién al ver el estado angustioso de la chica sujetó a la mascota y le aseguró que lo cuidaría cuánto tiempo sea necesario. Eso la calmó, sólo por unos segundos.

Ahora estaba atravesando la entrada a la sala de espera y, aunque su mente estaba congelada en el inaceptable momento, pudo observar la gran falta de luz y alegría que comúnmente caracterizaba a los Grant. Había una inmensa energía deprimente en el aire y sus rostros pálidos con ojos irritados solo le dejaban claro que todo era real. Todo estaba pasando en verdad y no había indicios que algo fuera a despertarla de golpe.

Con paso lento y débil se acercó hasta la protagonista de la llamada, quién era la más cercana y se mantenía aferrada a la sudadera de su esposo Daniel. Él notó a la chica vacilante y se removió un poco para avisar a su esposa, quién elevó la cabeza un poco y la miro por unos segundos antes de saltar de su asiento y envolverla fuertemente en sus brazos. La necesidad de verla ahí era gigante.

Después de unos minutos consolando el llanto de Lydia y tratando de calmar el suyo paso a abrazar a Paige, quién con más discreción demostró sus emociones y procedió a aclarar sus dudas.

— Fue un accidente provocado por un paro cardíaco repentino —dijo con voz ronca— El auto se desvió del camino y rodó unos segundos antes de estrellarse contra los árboles.

Sus ojos se cerraron y llevo una mano hasta su boca para reprimir un sollozo. Su esposo, Raymond, la abrazó por los hombros y la hizo sentarse para que descansara un poco de toda la impresión, continuando él con el informe.

— La ciudad estaba a tan sólo unos minutos así que recibió ayuda inmediata pero... —hizo una mueca y miro el suelo— Está muy herida, Edine.

Murmuró afectado.

Había demasiadas lesiones, incluyendo laceraciones, desgarraduras de cartílago de las rodillas, fractura nasal, costillas rotas, desgarraduras musculares, perforaciones a los riñones e hígado. Según esto, los doctores se asombraron con el hecho de que haya resistido el traslado, de que su cuerpo aún esté dando lucha a pesar de todo pronóstico.

Estaba inconsciente por el momento, ya habían pasado unas horas desde que fue ingresada y nadie había dado ninguna otra noticia respecto a su condición. Así que todos, por ende, estaban sumidos en incertidumbre.

Controlando sus lágrimas y manos temblorosas, Edine habló despacio.

— ¿Dónde está Reggie?

Reymond suspiró.

— En terapia intensiva, ha estado ahí desde que llegamos y por nada quiere separarse... Está esperando a que den acceso.

Eso la entristeció monumentalmente. Para Reggie se trataba de su esposa, la persona con la que ha compartido su vida, la persona que amaba como si fuesen dos adolescentes, la que ve todos los días al despertar, la que baila con él en medio de la cocina, la que le pasa las herramientas para arreglar su camioneta, la que arregla su corbata, la que le dice lo nerviosa que se pone aún con su presencia, su otra mitad... su alma gemela.

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora