Me despierto más temprano de lo programado y eso ya es malo. No había conseguido dormir del todo, vagaba en el limbo del sueño sintiendo sus manos recorrer mi cuerpo, evocando el delirio, el éxtasis que sólo la punta de sus dedos pueden crear mientras la humedad de sus labios van dejando rastros en mi cuello, pecho y abdomen.
Él sabe exactamente dónde tocar para desatar una alucinación de lujuria y descontrol.
Sus movimientos pueden llegar a ser tersos, finos y dóciles, haciendo que todo parezca irrelevante y confuso. Cómo también pueden llegar a ser bruscos, rigurosos e incontrolables, haciendo que mi mente no pueda resistir el deleite al sentir como tomamos todo de ambos, sin tregua, sin consciencia, tan sólo con los ojos fijos enredándose en un lugar donde únicamente existía un nosotros.
Amaba el momento en que ambos llegábamos a la cúspide del regocijo. Era cuando bajábamos la guardia por completo, nos sentíamos más allá de lo diáfano, con ojos cristalinos y toques temblorosos.
Eso era todo el amor y fascinación que sentíamos por el otro, expresado en la unión de nuestros cuerpos, llenándonos por completo.
Dejo salir un suspiro entrecortado al techo y retiro de golpe el edredón al estar acalorada de pies a cabeza. Me siento en la orilla de la cama y limpio la delgada capa de sudor de mi frente para después entrar al baño y mojar mi rostro, cepillar mis dientes y desenredar mi cabello para comenzar a cambiarme con el pantalón de vestir azul y la camisa blanca con mi nombre bordado a un lado.
Consideré tomar una ducha pero estaba segura que tardaría y no podría llegar temprano como siempre lo hago. Ben ya se ha acostumbrado a que ambos seamos los primeros en llegar para abrir el restaurante y eso me ha beneficiado ya que mi salario aumentó, lo destinado para los gastos comunes de la casa está cubierto y lo sobrante he comenzado a ahorrarlo en una cuenta bancaria. Lo que considero algo muy bueno, necesitaba guardarlo y evitar ser dependiente de los demás, ya habían hecho mucho por mí y he dejado en claro que pronto se los compensaría.
Bajé a desayunar rápidamente y añadí una buena taza de café oscuro para evitar sentir cansancio en la tarde, estaba segura que el no dormir traería consecuencias, así como haberme puesto ebria; mi cabeza dolía pero no dejé que eso me detuviera. Tomé mi abrigo, guardé mi celular con poca batería, mis llaves, un poco de dinero y salí de casa a paso rápido.
Definitivamente necesitaba despejar mi mente en el trabajo, necesitaba dejar el deseo vehemente de estar con él, ¿Por qué siento esto en éste momento? No es normal, no lo había experimentado. Joder, ¿Qué me pasa? ¿Acaso estoy por tener el periodo?
Niego lentamente. Veo ambos lados de la calle y cruzo.
— Sólo enfócate —susurro para mí misma y aprieto el paso.
(...)
Escribo el nombre del chico en el libro de reservaciones y paso el celular a mi otra oreja.
— Su reservación está completa, señor Miller, ¿Alguna petición en especial para la cena?
— Una botella de Cabernet Sauvignon, por favor.
Repaso mentalmente la reserva de vinos en existencia y asiento al recordar que si teníamos. Anoto rápidamente.
— ¿Desea algo más?
— Es todo por el momento.
Dejo la pluma estilográfica a un lado.
— De acuerdo, queda establecido para las 8:15 p.m., le aconsejo presentarse cinco o diez minutos antes de la hora programada.
— Entendido, gracias.
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Shy
Fanfiction[ SIN EDITAR ] ¿Qué sucede cuándo un célebre cantante y una joven quebrantada se cautivan con la simple presencia del otro? Honoré de Balzac dijo alguna vez; «Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar... Pero amar y ser feliz es al...