Capítulo 67: Consentimiento.

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Mis ojos brillan en asombro ante el hecho de verlos y escucharlos cantar con tanto talento y emoción. No podía estar más de acuerdo con la decisión de Tori acerca de hacer una colaboración para tener un efecto más personal. Y que Ed Sheeran estuviera interesado era increíblemente grandioso para todos.

— ¿Te gusta? —pregunta Scooter con un café en mano.

— Me encanta —confieso— Todo suena muy bien.

— Eso es música para mis oídos. Ella quería crear la melodía perfecta para la canción, quería capturar todo lo que escribiste.

Sonrío: — Lo hizo maravillosamente, no hay duda. Sabía que haría un trabajo excelente.

Él asiente mientras da un sorbo a su café: — Insistió mucho para que estuvieras aquí en el momento de grabarla. Cuando esté por lanzarse seguramente te llamará.

— Es un placer escucharlos, verdaderamente.

— De parte de ambos te agradecemos, esperamos volver a trabajar juntos.

Bajo la mirada con una sonrisa y luego muerdo mi labio inferior. Ya habían pasado casi dos meses desde que Yv Loughty quedó registrada y había aprendido muchísimo junto a Julian y sus amigos, leí mucho acerca del tema y me había puesto en contacto con más compositores que me hicieron perfeccionar mis habilidades. En ésta área todos nos ayudábamos y estaba agradecida por eso.

— Espero lo mismo.

Cuándo la canción quedó lista para pasar a edición me despedí de todos con una sonrisa, abracé a Tori y a Ed con alegría, éste último me dijo que la canción era espectacular y que saludara a Harry de su parte ya que había pasado un tiempo desde que habían hablado y le sorprendió escuchar que nuestra relación era oficial.

Le sonreí gratamente y para mí sorpresa pidió mi celular para registrar su número. Según sus palabras, era para futuros proyectos que tuviera en mente.

Salí de ahí con el corazón en la garganta.

(...)

Hago una mueca irritada cuando veo que una larga fila de personas está esperando ser atendidas en la entrada y rápidamente busco a Josephine con la mirada. Ella va apareciendo segundos después con una expresión agobiaba y toma lugar frente al libro de reservaciones con claro nerviosismo.

— Bienvenidos al Launceston Place, ¿A qué nombre está su reservación? —habla temblorosa y cruzo mis brazos sobre mi pecho, atenta.

— Nigel Stevens, ¿Por qué tardan tanto? Esto es poco profesional e inaceptable —dice un hombre trajeado de unos cincuenta años.

— Le ofrezco una disculpa, señor Stevens —dice sin mirarlo a los ojos.

— No, lo que debería ofrecer es un mejor servicio o su carta de renuncia —ataca fríamente y Josephine traga en seco.

— Adelante, por favor, su mesa está lista —murmura ignorando su reciente comentario y hace una seña al mesero para que los guíe.

Su mano está temblando y su frente tiene pequeñas gotas de sudor, está a punto de entrar en un colapso así que decido acercarme a ella.

— Yo me haré cargo —digo simple y me giro hacia el libro para atender a todos los clientes con agilidad.

En diez minutos la calma ha vuelto al restaurante y Ben pasa a nuestro lado para darle una mirada severa a Josephine, pero no dice nada.

— Soy un fracaso —la escucho decir mientras voy tachando los nombres.

— No, sólo tienes que aprender a controlar la presión.

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora