Capítulo 45: Pocos somos felices.

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Me observo en el espejo unos segundos antes de tomar la maleta y salir de la habitación con los nervios a flor de piel. Bajo las escaleras tomándome mi tiempo y aunque mi mente no esté trabajando como se supone que debe hacerlo; logro escuchar los murmullos de la planta baja.

Cuándo dejo la maleta pequeña en el piso de madera su atención se dirige exclusivamente a mí.

Trago sonoramente y me acerco con cautela.

— Creo que estoy lista.

Las tres me sonríen con labios sellados.

— Ten —dice Bea mientras extiende el boleto— Sale en una hora.

Lo tomo con cuidado y asiento: — Gracias por todo esto.

— No es nada, ¿Ya te llegó la dirección?

— Mi celular está roto —aparto la mirada algo apenada.

Corinne me mira con una exagerada reacción de sorpresa.

— ¿Cómo que está roto?

— Sólo recuerdo que lo lancé lejos y hoy lo encontré con la pantalla rota. Intenté encenderlo, pero no pasó nada.

— Normalmente esos celulares resisten muchos golpes.

— Quizá esté es la excepción —me encogí de hombros.

— Debes conseguir otro.

— Cuándo gane la lotería —digo con sarcasmo, Corinne ríe y Bea la separa de mí, dándole una mirada de advertencia para luego sonreírme suavemente.

— Te prestaré el que usaba en el trabajo. Está un poco más actualizado, pero sigue siendo de la antigua generación. Tiene un pequeño problema con la batería así que necesitarás esto —saca el cargador y escucho la risa de Corinne al fondo— Enviaré la dirección ahí.

Asiento lento.

— No lo pierdas —dice April y sonrío sin ganas.

— Lo cuidaré —murmuro y entonces lo guardo en la maleta casi vacía.

Solo llevaba dos playeras y un pantalón, junto a un poco de dinero, no era como si me fuese a quedar una semana así que no me moleste ni siquiera en ver si combinaba o si el clima era favorable. Además, en mi interior sabía que no habría posibilidad de quedarme con él por tanto tiempo —aunque lo deseara—, así que estaba segura que sólo serían unas cuantas horas... Un día a lo mucho, pero definitivamente no me quedaría.

— ¿Dónde dormirás? —pregunta de la nada Corinne.

Suspiro con inquietud. No estaba pensando con claridad, pero ¿Cómo hacerlo al estar a punto de invadir su privacidad?

A punto de enfrentarnos.

— Uhm... Encontraré un motel o algo.

— ¿Porque no te quedas con Harry? —April le propina un codazo en el estómago y la mira seria.

Las observo neutra.

— No me quedaré mucho tiempo, sólo necesito hablar con él —acomodo la maleta en mi mano derecha y tomo aire— Aclarar unas cuantas cosas.

Todas asienten y entonces April sacude las llaves de su camioneta.

— Vamos a la estación ya.

Ambas caminamos hasta la puerta, April la abre y se dirige hasta el vehículo, yo me quedo un segundo parada como estatua y entonces me giro a verlas con una mirada algo apagada.

— Se los agradezco mucho.

— No te preocupes por nada, estamos para ti.

— Suerte, Edine —dice Corinne en un susurro y entonces asiento con media sonrisa mientras cierro la puerta.

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