Durante todo el transcurso de las compras me había ganado las miradas de varias personas. Se susurraban entre ellos, veían a mi padre con incredulidad y luego a mí para después simplemente seguir su camino. Podría decirse que la noticia ya estaba esparciéndose con increíble velocidad, ya que como he dicho; esto es un pueblo pequeño. Y el hecho de que la hija perdida de los Mórozov haya regresado era algo inaudito.
Papá se detiene frente a la dichosa cafetería y me mira con una sonrisa que correspondo. Era un lugar muy rústico y acogedor, desde afuera podía olfatear un delicioso café. Abre la puerta por mí y espera a que pase para así sentarnos en una mesa al lado de una ventana. Un chico se acerca minutos después para deslizar frente a nosotros el menú y me sonríe abiertamente. Toma nuestras órdenes y pasa a retirarse.
Carcajeo con las breves anécdotas que me cuenta y luego rebusca algo en su abrigo, cuando lo halla lo deja frente a mí y le envío una mirada sorprendida; era un cargador.
— Gracias papá —digo ansiosa y saco mi celular para conectarlo en un enchufe que estaba a nuestro lado.
—Por como te presentaste es fácil deducir que algo malo pasó, y realmente lo siento, hija. Debí protegerte más.
— No, papá, por favor. No digas eso, ahora estamos juntos.
Suelta aire pesadamente y asiente. Toma mi mano por encima de la mesa y la aprieta. Veo en sus ojos la ansiedad e intriga, sé que no podrá descansar o estar tranquilo si no sabe la historia completa.
Yo tampoco lo estaría.
— ¿Me dirás qué sucedió?
Me quedo en silencio sepulcral. Mi mano se vuelve fría a pesar de estar cobijada por las suyas y veo como los sucesos recientes pasan frente a mis ojos en una ráfaga.
El pasado siempre caminará a nuestro lado.
— Es una larga historia, no quiero que te culpes por ello.
— Eres mi hija, no puedo quedarme de brazos cruzados. No puedo ignorarlo cuando veo lo lastimada que estás. Has cambiado mucho, Edine. Te veo más... Fuerte. Eres muy valiente, corazón, eso lo tienes desde niña, pero quiero que dejes de pensar que tienes que hacer todo sola cuando la realidad es que nosotros daríamos la vida por ti. Solo para ver esa hermosa sonrisa que tienes.
Cierro los ojos por varios minutos, considerando seriamente contarle todo sobre el accidente, las calles, el reencuentro con Philip y Victoire. Lo pienso tanto, tan minucioso que siento que tardo horas. Pero no quiero que él cargue con más asuntos, sé que le afectará más y querrá hacer algo al respecto, pero también se lo debía a ambos.
No podía considerarme parte de la familia si ocultaba tantas cosas. Es cierto, todos tenemos secretos que nos pueden perjudicar, pero se ocultan principalmente para mantener a salvo lo que uno quiere. Y a veces, sólo lo hacen para causar daño.
Mis padres eran muy cuidadosos con quién compartir su vida, eran selectivos hasta cierto punto y sólo tendían su mano cuándo conocían realmente a esa persona. Sus secretos no eran perjudiciales, mucho menos escandalosos, preferían llevar una vida tranquila antes que estar en medio del huracán. Es por eso que me sentía mal, ya que ellos habían hecho todo lo posible para decirme las cosas más importantes, los secretos necesarios y las promesas más antiguas.
Sería injusto ocultar semejante información. No lo merecían.
Tomando aire y mirándolo fijamente, comienzo a relatar hasta el más mínimo detalle. Era cierto que ésta historia ya había sido escuchada por April y mis amigos, ya la había contado, pero jamás había sentido ese hormigueo en mi estómago. Como si todo mi cuerpo hubiese estado deseoso de contárselo precisamente a mis padres. Pues era definitivo que él se lo diría a mi madre y no me molestaba.
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Shy
Fanfiction[ SIN EDITAR ] ¿Qué sucede cuándo un célebre cantante y una joven quebrantada se cautivan con la simple presencia del otro? Honoré de Balzac dijo alguna vez; «Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar... Pero amar y ser feliz es al...