GALA.Como pensaba, el pastel no duró nada. Por la madrugada tuve ganas de algo dulce y me lo devoré todo; estaba delicioso. Gabi en cambio, estaba exhausta. Seguro que llegando a casa, comprobó a mamá y fue directo a su habitación a dormir.
Ahora, mi hermana se ha ido a trabajar y me visto mientras Cuca se encuentra en el baño ayudando a mi madre para bañarse. Generalmente es Gabi la que suele hacerlo pero en casos como hoy donde no puede a causa del trabajo, Cuca se ofrece.
Me observo en el espejo que se encuentra colgado detrás de mi puerta. Unos jeans ajustados negros, camiseta roja con escote en V y zapatillas comunes, son el atuendo del día. Lucho con mi cabello sin saber que hacer y me decanto por dejarlo suelto aunque sea una maraña despeinada.
Cruzo el pasillo en busca de unos papeles importantes que me pidieron en el instituto. Según Gabi, se encuentran sobre su gran y alto armario. Al entrar, su perfume floral me da la bienvenida.
Cualquier cosa con flores es de su preferencia. Su cama está cubierta con un acolchado blanco con flores azules al igual que sus almohadas. Un jarrón con orquídeas reposa en su mesita de luz, cuadros con lo mismo cuelgan de las paredes y sus pantuflas con el dibujo de una gran margarita se posicionan junto a la puerta.
Esta habitación era de mis padres, por eso la cama grande y el gran armario. Debido a mamá y su depresión por el abandono de mi padre, decidió que lo mejor sería que cambiara de dormitorio. Se suponía que con el tiempo eso la haría olvidar; cosa que no sucedió, como es evidente.
Voy a la cocina por una silla y me dirijo a la habitación. Apoyo ésta contra el armario para darme altura y alcanzar la parte alta del mismo. Subo en ella pero solo mis manos logran el cometido. Palpo algunos objetos entre ellos un par de zapatos y unas sábanas, hasta que toco algo; creo que tiene la forma de una caja de zapatillas. Tal vez Gabi tenga los papeles ordenados aquí dentro. La tomo en mis manos y bajo de la silla.
Me siento en la punta de su cama y coloco la caja que esta polvorienta sobre mis piernas. La abro lentamente y termino descubriendo una pila de sobres. Cartas y cartas, viejas y abiertas que llenan la caja por completo. Extrañada porque mi hermana guarde esto, agarro una al azar y un nombre aparece como primera línea en el sobre. Revuelvo entre otros y noto que todas están dirigidas a mi madre.
Lara Gilardoni.
Me quedo viendo la carta en mi mano y dudo en si debo abrirla o no. La curiosidad puede conmigo y dentro mío comienza a formarse la teoría de que estas cartas podrían ser parte de su pasado; esto podría darme algunas respuestas. ¿Qué debo hacer?
Finalmente, abro la carta y empiezo a leer lo escrito en una linda y elegante caligrafía.
Querida Lara:
Es la última carta que he decidido enviarte. Te he confesado miles de veces que te amo y que eres la mujer de mi vida pero tú te rehusas a aceptarme. Nuestros encuentros comenzaron por mera curiosidad y poco a poco, se fueron convirtiendo en mis días más preciados y anhelados, por los cuáles rezaba para que llegaran pronto.
Nunca he escuchado de tus labios alguna palabra que corresponda a mi amor, sin embargo no pierdo la esperanza de que lo sientas algún día. Aún no encuentro explicación a tu distanciamiento y el que ya no quieras verme.
Por eso te digo que esperaré la respuesta a esta carta. Esperaré a que tú quieras dar el primer paso hacia mí y una vida juntos. Te dejaré la dirección de mi casa y esperaré para poder verte y besarte, esta vez como mi compañera de vida.
Te amé, te amo y te amaré por siempre.
P.
Como posdata encuentro una dirección que desconozco. De por sí la carta es hermosa a pesar del ultimátum. No puedo creer que mi madre haya sido tan profundamente amada.
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En ese Maravilloso Instante © (SP#1)
RomanceDesde temprana edad, Gala Machado comprendió que su madre no la quería ni sentía afecto por ella y se conformó con una vida que conlleva el instituto y su casa sin ninguna emoción. Luca Pesaressi sabe desde pequeño, que su vida está atada a su mejor...