LUCA.UN MES DESPUÉS.
Desde que Melanie me puso al tanto de la estafa de mi padre, y me pidió algunas pruebas, he tenido varios intentos y todos fallidos. Cada vez que lo intentaba aparecía uno de mis padres y cuando no lo hacía, era por estar en la universidad, trabajando, con Dante o Gala. También rechacé la idea de pedirle ayuda a mi hermana porque no quiero involucrarla en esto; asi que debo hacerlo yo
Hoy no fuí a las clases que me correspondían y en la casa no hay nadie, excepto por mi abuelo quién escucha música en su habitación. Desde aquí puedo reconocer quien canta.
Salgo de mi habitación con el celular a mano. Camino hasta las escaleras y desde aquí diviso la puerta principal. Espero unos minutos por las dudas de que en el último momento alguien aparezca. Por suerte nadie lo hace y me pongo en acción. Cruzo el pasillo hasta el dormitorio de mis padres.
Dudo en si dejar la puerta abierta o no. Si lo hago, mi abuelo podría verme y si no, alguien podría entrar y sorprenderme revisando las cosas. Me decanto en dejarla entreabierta y observo el espacio a mi alrededor.
Melanie me dijo que había encontrado parte de los papeles en uno de los cajones del armario. Entonces me dirijo allí. Me arrodillo frente al mueble y los abro uno a uno. En el tercero, encuentro varias carpetas.
Las saco y desparramo en el suelo. Al revisarlas, descubro resúmenes de tarjetas, papeles sobre el hospital como algunos diagnósticos y luego otros papeles que no reconozco. Rebusco en aquellas pruebas hasta que llego a la quinta carpeta.
Aquí están los recibos del banco sobre algunas transferencias y por lo que creo, también hay papeles que confirman la compra de suministros médicos de calidad subestándar.
¿Subestándar? ¿Que significa? Tomo el móvil y busco por internet.
¡¿Falsificados?! ¡¿Medicamentos falsificados?!
Dios mío, Melanie tenía razón. Mi padre está estafando al señor Wexler. ¿Esto es considerado como atentar con la vida de todo paciente que esté o haya ingresado al hospital, cierto? No puedo creer que haya sido capaz de hacer algo como eso.
De prisa, agarro todo lo que considero importante y lo amontono a un costado. Sé que mi padre revisará las carpetas en algún momento, por lo tanto haré un duplicado de estas hojas y las pondré en lugar de las originales. Espero que no se dé cuenta de que son copias.
Devuelvo las carpetas a su lugar y con la misma prolijidad de antes.
Me levanto del suelo con las pruebas en mano y cierro la puerta de la habitación. Me encamino hacia la mía y al ingresar, escondo todo en la cajonera donde se encuentran las toallas. Nadie revisa allí.
Lo que acabo de descubrir es muy grave. Es algo que, estoy seguro, cambiará a mi familia y entorno cuando salga a la luz.
Se oye otra canción a lo lejos y por el significado que tiene ésta, decido acercarme al cuarto de mi abuelo para hacerle compañía. Vuelvo a salir de mi habitación y camino hasta su encuentro.
Llego a su puerta y golpeo dos veces. Al no escuchar un permiso para mí entrada, abro la puerta y lo primero que veo es la ventana con sus cortinas blancas. Luego los muebles de madera oscura y las paredes de color verde claro. Localizo el equipo de música y por último, a mi abuelo sentado en su gran cama de sábanas grises.
Me quedo viéndolo por unos segundos, con su camiseta holgada de rayas blancas y azules, sus pantalones deportivos negros y sus pantuflas cafés.
Este es el hombre que me enseñó a lanzar dagas. Es el hombre a quien admiro desde que soy pequeño. Es el hombre que me hizo ser quién soy en la actualidad y no hemos pasado tanto tiempo juntos; excepto por el día que le presenté a Gala y hace unas semanas por la "Festa della Repubblica" o "Día de la República", donde nos pidió cantar el himno italiano en honor a tal fecha. Un himno que con mi hermana aprendimos desde niños, gracias a él y su insistencia en que no debíamos perder nuestras raíces.
ESTÁS LEYENDO
En ese Maravilloso Instante © (SP#1)
RomanceDesde temprana edad, Gala Machado comprendió que su madre no la quería ni sentía afecto por ella y se conformó con una vida que conlleva el instituto y su casa sin ninguna emoción. Luca Pesaressi sabe desde pequeño, que su vida está atada a su mejor...