Capítulo 34

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LUCA.

Quedó totalmente fulminada.

Estaciono frente a su casa y apago el motor del auto. Gala luce ajena a todo sonido que pueda interrumpir su descanso y se ve que tiene el sueño pesado, porque tuve que frenar de golpe por un par de idiotas en una ocasión y apenas si lo percibió.

Prometí que la despertaría si llegaba a dormirse pero verla acurrucada y recordar lo cansada que lucía, me hace desistir. Imagino que su madre habrá dicho algo muy hiriente para que Gala llore de la manera en que lo hizo. O tal vez sea una chica muy sensible, de lágrima fácil, no lo sé.

Desciendo del vehículo, lo rodeo y me ubico frente a su reja. Aplaudo unas cuantas veces para que noten mi presencia dentro de la casa.

— ¡Ay gracias a Dios que apareció! —escucho que exclama una mujer a lo lejos.

Dos mujeres vienen hacia mí y reconozco a una como la chica que vomitó en la fiesta del galpón; esta vez viste de forma sencilla y su pelo se encuentra atado en una coleta desarreglada. Luego está una señora de cabello rubio canoso hecho un rodete y vestida con un suéter blanco y una falda larga marrón con dibujos de estrellas. La miro con más atención mientras camina hacia donde estoy y me pregunto si ella es la madre de Gala. A simple vista no parece una mala persona.

La mujer abre la reja con una llave y al instante, corre hacia mi auto. Abro la puerta del mismo para que pueda chequear a Gala y no crea, de a primeras, que le hice algo.

— ¿Que le pasó? —pregunta la chica de la coleta apareciendo junto a la señora.

Increíblemente, Gala no se da cuenta de nada, sigue durmiendo y para mi gracia, roncando un poco también.

De repente, otra persona aparece tras ellas y se adelanta quedando frente a mi.

—Buenas noches —digo.

—Buenas noches —saluda la mujer de estatura media, pelo castaño largo y ojos verdes iguales a la durmiente. Se agacha junto a ella y acaricia su cabeza—. ¿Quién eres y qué haces con mi hermana? Y más vale que tengas un buen motivo y una historia convincente para que no llame a la policía —dice sin mirarme y con un celular en la mano.

Es su hermana, la obsesionada con las flores, que lleva una camiseta y un pantalón simple. Me sorprendo buscando algún indicio que revele su supuesta manía.

— ¡Ay Gabi! ¿Por que tratas al muchacho así cuando recién lo conoces? —intercede la señora—. Cristal Mendoza de Agüero y Doña Cuca, para los conocidos, amigos, familia, y quizás para el carnicero porque me cae bien.

Estrecho la mano que me tiende y sonrío.

—Mucho gusto, señora. Me llamo Luca Pesaressi.

Gabi se pone de pie y su mirada podría compararse a la de alguien que disecciona a un animal.

—Soy Gabriela y como ya te habrás dado cuenta, la hermana de Gala —se presenta y cambia su expresión a una más llevadera—. Disculpame si fuí demasiado ácida contigo pero estuve muy preocupada. Gala salió de aquí casi al mediodía y dejó su celular. Son casi las ocho de la noche y entenderás que mi preocupación está justificada —asiento con comprensión—. Entonces... ¿De que conoces a mi hermana?

Dios, el diablo o mi propia estupidez, hacen que mis próximas palabras escapen de mi boca con una fuerte y terrible seguridad.

—Soy su novio.

Las tres se sorprenden demasiado. Como idiota, me quedo plantado frente a ellas mientras siento que mis mejillas se enrojecen.

— ¡¿Que tú eres qué?! —exclama la chica de coleta.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora