LUCA.El diablo me está quemando en su infierno.
Algo golpea mi rostro... no, lo abofetea. Siento mucho frío y logro abrir mis ojos cuando unas agujas finas y heladas, caen y se clavan sobre mi piel. La lluvia se convierte en tormenta y es más fuerte cada vez. Refriego mi rostro con la mano, aprovechando el agua para limpiarlo. En un momento de lucidez, percibo que estoy sin camiseta y sin mis zapatillas.
— ¡Ánda, quítate los pantalones!
— ¿Eh? —balbuceo y alzo la vista, hallando a Dante que tironea de mis húmedos jeans.
— ¡Que te quites los pantalones! —repite. Distingo el cabezal de la ducha, el que confundí con una tormenta.
Obedezco la orden de mi amigo y los deslizo por mis piernas. Me quedo en ropa interior y me levanto del suelo con dificultad.
—Ahora los bóxers. ¡Ánda, date prisa y ponte decente de una vez!
Lo observo a través de la cortina de agua y dudo en mi próximo movimiento.
— ¿Es necesario que me veas? —inquiero.
—Claro que no, pero tu repentino pudor me hace gracia —se ríe y muerde una galleta que no había visto en su mano—. Además no tienes nada que yo no tenga y... Bueno, no, me equivoco. Tú tienes novia y babeas como un perro por ella. Yo no quiero eso ahora ni nunca.
— ¿Y Rocío? —pregunto, quitándome las última prendas que llevo encima.
Me coloco bajo el torrente de agua y alcanzo la botella de shampoo. Echo un poco en la mano y lo aplico sobre mi cabello.
—Rocío no tiene nada que ver en esto —responde luego de un carraspeo incómodo—. Apúrate, tu café vendrá pronto y ellas querrán saber cómo estás —dice cerrando la cortina de baño y dándome por fin la privacidad que tanto deseaba.
Elimino los restos del shampoo y bajo las manos al comprender lo último que dijo.
— ¿Ellas?
¿Acaso Melanie vino de visita y está con mi madre o mi hermana?
—Sí, tu madre y Gala.
—Ah, entonces no eran imaginaciones mías ni un sueño —resuelvo—. Estaba conmigo minutos antes.
Tomo el jabón, hago espuma con él y lo esparzo por mi torso y el resto de mis extremidades.
—Debiste ver la cara de Amelia cuando entramos aquí —se carcajea.
— ¿Nos vió como me imagino que lo hizo?
Vuelve a carcajearse y traduzco eso como un sí. Sigo bañándome y el agua aclara mi mente.
Había pensado en solo beber dos vasos de cerveza, pero comencé a tomarle el gusto y seguí bebiendo sin preocuparme de las consecuencias. Luana nos advirtió que debíamos salir antes de abrir el bar, lo cual hicimos; pero volvimos a entrar cuando abrió al público. Desde allí en adelante, mi amigo no bebió más y se dedicó a verme tomar e invitar a una chica en la mesa que ocupábamos.
Yo bebí y comencé a olvidarme de todo; excepto de Gala al parecer. Habré hecho algo para que apareciera, porque sino estaría en su casa y... caigo en la realidad.
— ¡¿Y ahora están las dos juntas?! —exclamo alarmado y aparto la cortina buscando la mirada de mi amigo.
Sentado en el retrete con la tapa abajo y otra galleta en la boca, asiente.
—Nadie de la familia sabe que estoy con Gala.
— ¿No has dicho nada por tu padre?
—Si. Ese loco me hará la vida imposible si se entera. O todavía peor, se lo hará a ella. Ya no estoy seguro de lo que mi padre es capaz de hacer con tal de llegar a su objetivo —reconozco y giro las perillas del agua hasta que ésta deja de fluir.
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En ese Maravilloso Instante © (SP#1)
RomanceDesde temprana edad, Gala Machado comprendió que su madre no la quería ni sentía afecto por ella y se conformó con una vida que conlleva el instituto y su casa sin ninguna emoción. Luca Pesaressi sabe desde pequeño, que su vida está atada a su mejor...