Capítulo 63

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GALA.

TRES SEMANAS DESPUÉS.

En todo este tiempo no he vuelto a hablar con Luca. Mi madre se recupera lentamente y empieza a retomar su vida más o menos normal. No volví a hablar con Gabi sobre los sentimientos negativos que nuestra madre tiene para conmigo y seguí yendo a la casa de los Dufort para cuidar a Valeria. Por demás está decir que evité hablar de lo sucedido en el club Harrisons.

He estado estudiando, metida entre trabajos prácticos y exámenes. Los momentos con mis amigas fueron escasos pero pude informarles sobre mi ruptura con Luca, y como buenas amigas que son, en lo único que piensan es en matarlo. Insistieron en que les dijera lo ocurrido, y aunque en un momento me resistí, no pude aguantar más mis ganas de compartir mi sufrimiento.

Sentía la necesidad de hablarlo con otra persona y que mejor que con ellas. Como no saben de mi madre, tuve que decirles que Luca me terminó sin dar una explicación. Sé que lo deja mal parado en la situación pero bueno, no tenía otra opción.

A pesar de ser corta e imprevista, fue mi primera relación seria con un chico; uno que llegué a amar y el cuál, también me amó. Creo que han sido los tres meses más plenos que pude tener. Sentir su afecto y su cariño, a veces hasta algo empalagoso, me hacían sentir especial. Un día, Luca me aseguró que diría y repetiría lo especial que soy si era necesario, porque según él, yo no lo sabía o notaba.

Ahora todo ha quedado en el olvido.

Hoy estoy sentada en uno de los asientos que hay en el hospital Wexler. Gabi me encargó que acompañara a mi madre en su cita con la psicóloga y tuve que faltar al instituto. Creí que se lo pediría a Cuca pero alegó que ella no se sentía bien del todo y prefería no incomodarla pidiendo favores. Sin más, acepté. Al menos no viviré la misma situación que la última vez en dónde terminé llorando sobre Luca y...

¡Ugh! Debo dejar de pensar en él.

De pronto, mi mente vuelve de nuevo a esa maldita madrugada en que todo terminó. Esa madrugada en que no dudé en mandarlo a la mierda y decirle muchas de mis verdades.

Cuando ví que se marchaba sin importarle mi sufrimiento, y acabando nuestra relación por una mentira, me aparté de Gabriela y fui tras él. Ella quiso evitarlo pero no lo logró. Pude alcanzarlo saliendo del hospital y bajando las escaleras.

— ¡Luca! —grité.

Me aseguré de secarme las lágrimas que había derramado para no verme débil. Él se dió la vuelta y me enfrentó.

—Tengo que irme, Gala. No quiero hablar.

Me encogí de hombros e ignoré su petición.

—Descuida. No quiero conversar contigo, solo quiero que me escuches. ¿Puedes hacerlo?

Asintió, inseguro, sin saber que esperar o adónde quería parar con aquello. Envalentonada y confiada por lo que iba a decir, comencé con mi soliloquio.

—No voy a dejar que termines conmigo —declaré. Parecía que quería tomar la palabra pero lo interrumpí alzando la mano—. Yo terminaré contigo. ¿Y sabes por qué?

Atinó a negar con la cabeza y lucía confundido.

—Porque si yo soy una mentirosa, tú también lo eres aunque no quieras aceptarlo. Le mientes a tu madre y se lo ocultas a tu hermana, como también al abuelo de tu supuesta novia y a toda la gente de ese club elitista, con ese compromiso falso.

—Gala...

—Shh... ¿Dijiste que no querías hablar? ¡Ahora cállate! —ordené y proseguí—. Es cierto que yo te mentí sobre mi madre, ¿pero lo que has hecho tú? Yo no sabía de tu relación falsa con Melanie y creo que no planeabas decírmelo por un largo tiempo. Tu padre tuvo que abrirme los ojos para que lo confesaras. Te apoyé cuando dijiste que tenías que seguir fingiendo y luego tuve que ver como te besabas con ella y no hacer nada. ¿Tienes siquiera una idea de lo horrible que fue eso?

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora