Capítulo 66

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LUCA.

Quiero hacerla mía. Aquí y ahora.

Quiero rasgar los leggings que lleva puestos, su camiseta y quitar su ropa interior. Ansío tanto hacerlo...

Sin embargo, me contengo. Gala me ha dicho que sí pero por más que quiera no puedo tomar su respuesta con seriedad.

Sus jadeos me están volviendo loco. Sujeto sus muslos, avanzo con ella encima hasta el escritorio y la siento allí con suavidad. Mi camiseta desaparece al poco tiempo y Gala mordisquea mi labio inferior y lo chupa. Siento que mi erección es tan firme y dura que podría romper la cremallera de mis pantalones.

Con dolor, totalmente físico, freno cualquier movimiento próximo.

—No. Espera, hermosa. Debemos hablar de verdad —digo con voz temblorosa.

— ¿Estás seguro? —susurra.

— ¡Por supuesto que no! Deseo hacerte gemir sobre este escritorio y que te retuerzas bajo mi cuerpo mientras nos damos placer para que sepas que no hay otro lugar donde quiera estar —suelto en una arranque de sinceridad. Ella traga saliva—. Pero quisiera que me des una chance de arreglar lo nuestro, a menos que no quieras hacerlo y aún me consideres un estúpido por juzgarte como lo hice.

Sus ojos verdes se fijan en los míos y después baja la vista.

— ¿Podrías quitarme las manos de encima, por favor? —pide con amabilidad y sin ningún rastro de odio para conmigo.

Cuando lo hago, reacomoda su camiseta y vuelve a levantar la mirada.

— ¿Por qué quieres volver conmigo? Soy una mentirosa por si no lo recuerdas.

¡Maldito el día en que le dije eso!

—Lamento no haberte comprendido —comienzo a decir—. Tú no tienes la culpa de que tu madre sea como es y fui un completo idiota al juzgarte como lo hice. Te amo, Gala, de verdad. Quiero estar contigo si aún me aceptas y estar a tu lado cuando lo necesites; tú me haces bien y quiero llegar a ser lo mismo para tí. Si dejas de estar en mi vida por el estúpido error que cometí, no podré perdonármelo.

Acabo de dejar mi corazón al descubierto. Su mirada penetrante parece recorrer las facciones de mi rostro como si estuviera evaluando la sinceridad en mis palabras.

— ¿Y de verdad crees que puedes ser perdonado tan fácilmente con ese discurso? —pregunta con acidez.

Mierda. Sabía que conseguir su perdón no sería fácil pero no sé que hacer para lograrlo.

—Yo... yo... —tartamudeo.

— ¡Tienes razón en que eres un idiota realmente! —declara—. Incluso eres demasiado romántico y cursi para mí, lo estás siendo ahora mismo... ¡Ugh, estoy enamorada como una tonta! —gimotea tapando su rostro con las manos—. ¿Por qué? ¿Que puedo hacer contra esto?

¿Enamorada? ¿Ella de verdad...? La estrecho con cuidado entre mis brazos y Gala no me aleja.

—Te extrañé, te extrañé mucho —confieso.

Cierro los ojos y me permito disfrutar de este pequeño y breve momento de felicidad.

—Luca. Esto no significa que te haya perdonado del todo, ¿sabes?

Comprendo porqué y tiene toda la razón.

—Hice todo mal desde el principio, Gala. Me jacté de ser sincero y odiar las mentiras cuando hacia exactamente lo mismo. Pagué contigo las consecuencias de todo lo que ocurrió en mi vida y no es justo para tí —expreso apenado—. Bueno, no es justo para nadie.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora