Capítulo 43

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GALA.

VARIOS DÍAS DESPUÉS...

Hoy es el cumpleaños de Gabi y no tengo un regalo para ella. Todo el día de ayer pensé en ello pero no se me ocurrió nada, así que me incliné a la primera opción de todas: hacerle un gran desayuno. Quizás suene como lo más común del mundo, sin embargo es un buen detalle que ella tiene conmigo casi todos los días; y por ese motivo me encuentro caminando como zombie hasta el baño a las 5:30am.

Luego de asearme y atar mi pelo en un rodete, cruzo el pasillo y me dirijo a la cocina.

Después de una hora preparando lo necesario para un desayuno decente, según mi punto de vista, corro a la habitación de Gabriela. Abro la puerta con fuerza, tanto que ésta choca con la pared haciendo que rebote, y grito:

— ¡Gabi! ¡Gabi! ¡Gabi!

Mi hermana se sienta de golpe en la cama.

— ¡¿Qué, qué?! ¡¿Qué sucede?!

Salto hacia ella y caigo a su lado.

— ¡Despiértate Gabriela! ¡Es urgente!

Al oir la palabra "urgente", abre los ojos por completo y sujeta mis hombros con fuerza.

— ¡¿Qué pasó?! ¡¿Mamá está bien?! ¡¿Tú estás bien?! ¡¿Y Cuca?! —farfulla.

Entonces sonrío de forma angelical y frunce el ceño.

— ¡Es tu cumpleaños! ¡¿Eso no te parece urgente?! —exclamo y me abalanzo para abrazarla.

Al hacerlo, soy apartada con brusquedad.

— ¡Tú estás loca! —vocifera enojada—. ¡¿Como me despiertas de esa manera?! ¡¿Quieres que me dé un infarto?!

Bien, tiene razón en que no es forma de despertar a alguien pero no creo que haya sido para tanto. No hubo infarto y eso es muy bueno.

Gabi restriega su rostro con una mano y peina sus cabellos locos con los dedos. Repara en que aun estoy presente y sentada junto a ella, cuando pregunta:

— ¿No crees que deberías decir algo?

—Umm... ¿Feliz cumpleaños?

Cierra los ojos y suspira. Frota su entrecejo con el dedo índice y murmura un "hermana y todo, pero un día me matarás". Río entre dientes y gira a verme feo.

—De acuerdo, lo lamento, no debí despertarte así. Merezco un gran castigo. ¿Ahora puedo abrazar a mi hermana como se debe? —inquiero abriendo los brazos de par en par.

Niega con la cabeza en un principio pero accede a mi petición finalmente.

—Te quiero mucho, Gabriela —susurro junto a su oído.

—Yo también, pequeña GIM.

Me río por el apodo. Hace años sabemos que nuestro nombre y apellido llevan las mismas iniciales y antes nos solíamos llamar de ese modo: Grande GIM y Pequeña GIM. Han quedado en desuso con el paso de los años, sin embargo parece que volverán a servir.

—Ahoraaa... —me aparto y aprieto sus mejillas—, mueve tu culo porque te espera un gran desayuno en la cocina.

— ¿Tú lo preparaste? —cuestiona entre balbuceos y retiro mis manos de su rostro.

—Si, ¿es difícil de creer?

— ¿Prometes que no me intoxicarás?

—Muchas gracias por la confianza —murmuro y me alejo hacia la salida.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora