Capítulo 23

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GALA.

La declaración de Luca me dejó algo abrumada y no para mal, claro.

Luego de echarme atrás con mi idea de darle un buen golpe a su entrepierna, consentí aquel beso porque también lo deseaba. Me gustó besarlo.

Al volver a la fiesta, nos reunimos con Dante quien nos coloca unos vasos con bebidas desconocidas. Por un instante dudo en su contenido pero al final, decido confiar. Los tres bebemos de nuestros tragos y Dante, que hasta ahora me ha caído bien pese a su ridícula forma de ser, me dirige la palabra.

— ¿Sabes dónde está tu amiga? Tengo muchas ganas de conocerla.

—No lo sé —contesto—. Entró para buscar a un chico con el que estaba, la última vez que la ví.

Pasan los minutos y las canciones ruidosas, hasta que Rocío me sorprende, sola y sin su acompañante.

— ¿Dónde estabas? —pregunto.

Hace una mueca.

—El que estaba conmigo me cansó y lo dejé por allí con alguna otra. Confíe en que te habías quedado y te he estado buscando desde entonces.

— ¿Como que te cansó?

—Si, muy aburrido —menciona—. Yo quiero disfrutar de alguien que me haga reír, que sea divertido.

Dante, por estar cerca o tener un oído superbiónico quizás, escucha nuestra conversación a pesar de la música alta y se acerca a nosotras.

— ¡Perfecto! ¡Tienes que conocerme! —fanfarronea éste y pasa su brazo sobre los hombros de Rocío.

Ella lo observa con cautela y me dirige una mirada que pregunta: "¿Y él quién es?"

—Dante, ella es Rocío, mi amiga del instituto —la señalo y continuo con la presentación—. Y Rocío, él es Dante, un... Eh...

—El mejor amigo del chico que le gusta o la pretende. Cualquiera de las definiciones son correctas.

— ¿Qué? —digo mirándolo.

— ¿Cómo? —inquiere Rocío mirándome.

Luca le da un manotazo en el hombro a su amigo y puedo notar, pese a la oscuridad, que empezó a ruborizarse.

— ¡Eso no es cierto! —replico.

El susodicho mira a mi amiga y suspira.

—Es tan feo mentirse a uno mismo...

Lo bien que me caía, se esfumó en un santiamén.

Luego de esto, su intento de conquistar a Rocío... funcionó. Aunque era inevitable. A mi juicio, y el de muchas al parecer, Dante es atractivo. Piel trigueña, cabello negro, ojos miel y una sonrisa compradora, seduce. También lleva una camiseta verde esmeralda bajo la cual se descifra un torso semi-trabajado, con unos jeans oscuros y un tipo de zapatos con cordones negros.

Después decidí robarme a Rocío y bailamos juntas varias canciones entre risas y vasos de alcohol. Un poco sudorosas, estábamos por bailar otra canción cuando de pronto, al DJ se le ocurre cambiar de la música ruidosa y bailable a una más tranquila. Un coro de chillidos me asusta pero no reconozco la canción. Algunos se ponen a bailar con pasos ligeros e indecisos y otros mueven el cuerpo como pueden con la ebriedad que llevan encima.

Con Rocío, nos emparejamos por un rato y mientras, nos balanceamos de un lado a otro aferradas de las manos; sin embargo, ella es jalada hacia atrás y veo como Dante la rodea con sus brazos.

— ¡¿Que estás haciendo?! —exclamo.

Con una sonrisa en sus labios, contesta:

—Bailo —coloca los brazos de mi amiga alrededor de su cuello y rodea su cintura con las suyas. Rocío tampoco parece querer evitarlo.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora