Capítulo 24

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LUCA.

Bajo del auto que "consiguió" Dante y cierro la puerta, pero antes de partir, me inclino para asomarme por la ventanilla.

—Deja a las chicas en sus casas, sanas y salvas.

Él asiente y aprieta el volante entre sus manos.

—Claro que sí. No queremos que les pase algo ¿verdad? —pregunta con una sonrisa socarrona. Me tiende su mochila con mi ropa formal.

Ruedo los ojos, lo tomo y me doy la vuelta. El auto arranca y se aleja dejando gravilla detrás. Saco el celular del bolsillo y le mando un mensaje de whatsapp a Giulia avisando que estoy aquí afuera.

Me quedo allí mientras tanto. Cierro los ojos y respiro el aire fresco. Y yo que pensaba que este día iba a ser horrible. Sonrío y una calidez recorre mi cuerpo. Los recuerdos en ese galpón invaden mi mente por completo: verla bailar con su amiga y sentir la urgente necesidad de apartar a Gala de ese chico que quería bailar con ella; como mi respiración se aceleró al sentir sus labios y su aliento a centímetros de mi cuello cuando bailabamos. Tuve que pedirle que volviera a hacerlo. Se había sentido tan jodidamente bien.

Y luego besarla... fue como tener la piel en llamas.

Tuve demasiadas ganas de revolear el celular por los aires, hacerlo desaparecer por interrumpir el momento y así seguir disfrutando parte de la noche pero al ver que la llamada era de Giulia, creí que debía ser importante.

—Hola —contesté.

— ¡¿Donde estás?! —vociferó mi hermana.

—Eh... En alguna parte.

—Si, ya veo. Necesito que vuelvas ahora. Con mamá queremos irnos pero no encontramos a papá.

— ¿Como que no lo encuentran? ¿No estaba con ustedes, hablando con los Martínez?

—Si, en eso estábamos cuando dijo que tenía que hablar con no se quien sobre algunos asuntos del hospital y todavía no volvió. Iría a buscarlo pero no quiero dejar a mamá aquí sola —explica— ¡Ah! Y por cierto, si mamá está enfadada porque te fuiste de la fiesta, imagínate a papá cuando se dé cuenta.

— Ah, ¿Por que tú te has portado bien, no?

—Pues claro, hermanito. No me llaman Luca.

—Como digas. Voy para allá.

—De acuerdo, apúrate —dijo por último y cortó la llamada.

No quería apartarme de Gala, quería seguir estando con ella. Acompañarla hasta la puerta de su casa quizás, ver hasta a su perro si es que tiene uno. Esta chica logra que cualquier ñoñería cursi que antes me era indiferente, debo de admitir, resulten algo semejante a la plenitud hoy en día.

¿Suena ridículo, verdad? Puede ser.

Ahora que lo pienso fui lo suficientemente estúpido por no pedir su número de celular y al citarla bajo el árbol en que nos conocimos sin darle una fecha exacta.

Aprovecho el estar solo para caminar por los alrededores del edificio principal para buscar a mi padre. Si como dijo Giulia, se fue a hablar de asuntos importantes, supongo que no lo harían acá en el estacionamiento pero por las dudas lo busco. Minutos después sigo sin encontrarlo, hasta que llego donde los autosse encuentran estacionados y veo a dos personas sobre el capó de un auto gris junto a nuestro auto. Un hombre y una mujer que se arreglan las ropas. El tipo ayuda a bajar del capó a la mujer y ésta, se coloca un zapato que al parecer se le había salido. La oscuridad del estacionamiento los oculta y apenas puedo distinguirlos.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora