Capítulo 25

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GALA.

—Lo llamo pero no contesta —masculla Dante con el celular pegado a su oreja—. Me preocupa.

La manera en que Luca se marchó fue desconcertante. ¿Que pudo haberle pasado? Cuando Dante volvió por nosotras no explicó nada y estaba en su derecho; después de todo, solo somos un par de desconocidas de una noche para él.

Aunque nos aseguró que todo estaba bien, ahora que su amigo no responde sus llamadas ni los mensajes, está inquieto porque según él no es normal. Su estado me inquieta a mi también pero pienso en Ángela. No supe más de ella desde que Joaquín se la llevó en brazos hasta el punto donde Tadeo estaría esperando.

—No te preocupes, estará bien —dice Rocío en el asiento trasero del auto.

Creo que mi rostro refleja mi malestar, entonces giro en mi asiento para decirle que espero que tenga razón; sin embargo, su mano soba el hombro de Dante.

¿Desde cuando hay tanta confianza entre ellos?

—Debo saber como está Ángela —digo para mí misma pero Dante me oye.

— ¿Quien es Ángela? —pregunta con curiosidad en su voz.

—Nuestra amiga. La que se descompuso.

— ¡Ah, la del gran vómito! —sonríe y dobla en una esquina.

—No entiendo por que sonríes​. La pasó muy mal y se sentía horrible —critico.

— ¿Lo dices en serio? ¡Fue genial! —exclama riendo—. Sobre todo cuando parte de eso cayó sobre el otro chico. Tendría que haberlo grabado.

Su definición de genial es muy diferente a la mía.

— ¿Siempre dices lo que piensas?¿Tienes algún filtro en esa boca? —interviene mi amiga con molestia en su tono de voz.

Él hace un chasquido con la lengua.

— ¿Quieres averiguarlo?

Los dos intercambian miradas a través del espejo retrovisor sin apartar los ojos porque, claro, el que podamos chocar contra algo o atropellar a alguien no supone un problema para ellos.

Ugh, esto es muy incómodo. Quiero creer que horas atrás no me veía así con Luca.

— ¿Quieren que me tire del auto y los deje a solas? O cuando choquemos quizás sea un buen momento.

Rocío es la primera en desviar la mirada y enfoca su atención a la calle. En cambio Dante, vuelve la vista al frente y dice encogiéndose de hombros:

—No pasa nada si chocamos. El auto no es mío de todos modos.

Abro mi boca para protestar pero niego con la cabeza finalmente. No pienso comentar esto último. Olvidándome de aquellos dos, saco el celular guardado de último momento en mi sostén y lo enciendo. Busco el número de Tadeo y llamo. Tal parece es la única forma de saber cómo se encuentra Angie.

El tono de espera suena y espero.

—Hola Gala.

— ¿Como está Angie? —es lo primero que pregunto.

Rocío se acerca a mi lado.

—Está bien. Ahora está durmiendo y por suerte mis padres no se dieron cuenta de nada. Pero Gala... —dice antes de que se le apague la voz y suelta un profundo suspiro— ¿Qué le sucedió? Necesito que me expliques lo que ocurrió porque conozco a mi hermana y no se comporta de esta manera.

Me quedo en silencio. No solo por miedo a contarle la verdad, también porque ni yo misma sé exactamente lo que pasó. Yo solo soy testigo de las consecuencias, no de las causas. Así que intento explicárselo a Tadeo lo mejor que puedo.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora