Capítulo 12

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LUCA.

Gala gira lentamente para encararme y allí me doy cuenta.

Lo que hice fue una completa estupidez.

Había pensado que sería una buena idea. Aquí en Oliviers, en ciertos casos se hace un pequeño reconocimiento a quienes visitan el restaurante en su cumpleaños. Obviamente que a personas importantes, pero yo me las arreglé para decirle a Esteban que Gala lo era. Pensé que eso la alegraría de algún modo.

Llegué a sugerirle a uno de los chefs que el pequeño pastel sea de chocolate. Supuse que sería su favorito y esperé en el mostrador del bar, para ver su reacción. Esperaba verla sonreír, ya que apenas lo había hecho durante toda la noche. Mi sorpresa fue bastante grande cuando vislumbré como su rostro se deformaba, sus ojos miraban hacia todos lados como si estuviera acorralada y se tensaba en su asiento. Luego de verla conversar con su hermana y ponerse de pie para ir al patio de fumadores, fue lo que necesité para ir tras ella. Creí que debía disculparme.

Estoy por hacerlo pero me interrumpe y grita:

— ¡¿Fuiste tú?! —sus ojos reflejan furia y tiene los puños apretados a sus costados.

La miro de arriba a abajo. Lo que antes no pude ver a causa del mantel de la mesa, ahora queda visible ante mis ojos. Unos jeans se ajustan a sus piernas y unos zapatos le otorgan más altura. Algunos mechones de su cabello vuelan a causa del viento.

—Tampoco fue para tanto —contesto.

Camina directo a mí como si quisiera golpearme y las piedras del suelo suenan bajo sus zapatos. Por suerte se detiene después de unos cuantos pasos, haciendo que haya una corta distancia entre los dos.

— ¡¿Que no fue para tanto?! ¡Hiciste que pasara vergüenza delante de todos! ¡No tenías derecho a hacerme eso! ¡¿Quién te crees que eres?! —vocifera. Parece no importarle que alguien escuche.

Me encojo de hombros.

—Un mesero. Creí que había quedado en claro cuando las atendí a tu hermana y a ti.

—Sabes que no quise decir eso —gruñe.

— ¿Acaso es un delito lo que hice? —interrogo.

Su ceño fruncido se asemeja al de una niña berrinchuda y logra hacerme sonreír. Cosa que la altera aún más porque creo, es lo opuesto a lo que esperaba causar.

—Mira, te conozco de hoy a la tarde y me pareces simpático pero no somos amigos. ¡No somos nada! —dice exasperada—. No quiero que me mires, ni que me des sonrisitas lindas. Eres atractivo pero eso no significa que...

— ¿Te parezco atractivo? —pregunto interrumpiendo su discurso.

— ¿Qué? No, yo... —murmura mirando al suelo y de repente levanta la vista— ¡Ay, vamos! ¡Como si no lo supieras! —exclama.

Podría pasar por un chico simpático pero... ¿atractivo? No pienso ni había pensado en mí de esa manera. No le presto mucha atención a mi aspecto. Soy lo que soy y no lo digo por modestia. Que para Gala sea atractivo, me hace sentir un extraño y hermoso cosquilleo de placer, porque ella para mí si lo es. Me parece hermosa.

Gala se aparta un poco. Quizá estábamos demasiado cerca pero yo no tengo ninguna queja al respecto.

—Te vi triste y sin emoción durante toda la cena de tu cumpleaños —confieso—. Solo quise tener un lindo gesto, darte una sorpresa... ¿fue tan malo? —cuestiono—. Y además no es necesario ser conocidos para querer hacer algo bueno por otra persona.

Alza la mirada y algo en ella parece cambiar de repente. Ya no luce enojada ni molesta.

—Pero si crees que debo pedirte disculpas, lo haré. Discúlpame —digo.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora