Capítulo 22

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LUCA.

Es la segunda vez que nos encontramos y recibo uno de sus gritos. Y esta vez con agua de regalo.

Me había quedado viendo aquel beso, parado como un tonto. No es tendencia mía mirar a otras personas cuando se besan pero no podía despegar mis ojos de ellos dos; o más bien de Gala. Verla con ese chico me había afectado más de lo que creía. ¿Como un beso puede causarte tantos sentimientos?

Sentía esa mezcla de tristeza, ganas de destripar a alguien y creo que... ¿celos?

No, no podía estar sintiendo celos. Los sentimientos contenidos se concentraron en los puños apretados que tenía a mis costados; hasta que solté una gran carcajada.

Y no solo yo. La mayoría a mi alrededor reían. Todos habían visto el rodillazo que Gala le propinó a ese sujeto y como éste caía al suelo. En mi rostro se formó una sonrisa tan estúpida que hasta Dante se dió cuenta cuando se ubicó a mi lado, también divertido por lo sucedido.

Colocó un vaso en mi mano.

— ¿Y esa sonrisa de estúpido? —preguntó y siguió mi mirada.

De prisa, aparté la vista de Gala pero ya era tarde.

— ¡Al fin le echaste el ojo a una! —exclamó alegre y pasó uno de sus brazos sobre mis hombros—. Ya estaba creyendo que eras gay, hermano —dice alzando sus cejas de modo sugerente.

— ¿Qué? No lo soy.

—Ey, no tiene nada de malo. Seguiría siendo tu hermano y mejor amigo de todas formas —aseguró y volvió la vista a Gala—. La chica es sexy —comentó y la forma en que observó a Gala de arriba abajo me molestó.

—Ya deja de decir tonterías —reclamé.

Quitó su brazo de mí.

—Calma, hermano. Es tuya. A mí me gusta la de top negro —dijo mientras desviaba la mirada hacia una chica de cabello castaño que junto a Gala trataban de cargar a otra que lucía muy deshecha anímicamente.

Por suerte, la música había cambiado a una canción más tranquila, menos ruidosa y las personas empezaban a dispersarse un poco. Ambos vimos como las tres caminaron hacia la salida del galpón. Quise seguirla para saber adónde iba pero Dante me detuvo.

— ¿A donde piensas que vas?

—Quería saludar Gala —respondí sin darme cuenta de la metida de pata.

— ¿Con que Gala, eh? A ver, suponiendo que es aquella chica de la que no has quitado tu vista... ¿Cómo sabes su nombre y desde cuando? —interrogó.

—Lo sé y punto. No te interesa —espeté.

— ¿Cómo que no? Eres mi mejor amigo.

—Más bien, la chusma del barrio.

— ¡No me subestimes! —protestó y golpeó mi brazo—. La mejor chusma del barrio —añadió con fingido orgullo, paso la mano por su camiseta y se miro las uñas con una sonrisa de satisfacción.

A veces me pregunto cómo y porqué somos amigos.

—Anda, dime —insistió.

— ¡Dante, ya te pareces a Giulia! —protesté tratando de evitarlo.

Alzó las cejas y realizó un gesto, dejando en claro que sí o sí, tendría que responder.

—La conocí hace unos días, ¿de acuerdo? —confesé—. Hablamos y me cayó bien. Eso es todo.

—Ajá.

Tomé un trago de lo que había en el vaso. Era vino del barato y no sabía tan mal.

— ¿Ajá, qué?

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora