Capítulo 58

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LUCA.

Nunca creí que Melanie fuera capaz de besarme.

La miré con furia cuando pude despegar sus labios de los míos y traté de divisar a Gala, pero la escasa iluminación del salón no me lo permitió.

Acabadas las últimas notas de la canción, la llevé hasta su abuelo, quién me regaló una gran sonrisa. En un esfuerzo intenté devolver ese gesto, pero creo que fue inútil. Asentí con la cabeza y me dí la vuelta en busca de mi amigo y mi novia.

Cuando llego a su mesa, solo encuentro a Dante que bebe de su copa de vino y a Rocío, que desconozco el momento en que llegó, conversando con él.

—Hola Rocío —saludo tras ellos.

—Hola. Feliz cumpleaños, Luca —dice y se pone de pie, plantando un corto beso en mi mejilla.

—Gracias. ¿Y Gala? —inquiero.

—Eso mismo le preguntaba —menciona la chica, volviéndose a sentar.

—Te abandonó por uno de los camareros —responde el idiota.

Mis ganas de darle un manotazo se reducen gracias Rocio que se adelanta hacerlo por mí. Lástima que en el brazo y no en la nuca como lo tenía pensado.

— ¡Ey! —protesta éste al borde de derramar su bebida— ¿Que dije ahora?

—Tonterías como siempre —señalo.

— ¿Acaso crees que eres el chico más guapo de aquí, hermano? Galita podría irse conmigo si ella lo quisiera, al igual que las demás bellezas de por aquí —fanfarronea y se recuesta más en su asiento.

Alzo mis cejas con incredulidad.

Con cada estupidez que sale de su boca, me pregunto porque es mi amigo; luego recuerdo que lo aprecio, que es mi hermano y el mejor amigo que podría haber deseado. Allí se desvanecen mis cuestionamientos internos.

—Iré a buscarla —masculla Rocío antes de marcharse.

—Es sexy, ¿no? —pregunta Dante con sus ojos en la chica.

Es bonita en mi opinión y su belleza reluce con su vestido plateado de tirantes finos, su cabello atado en una coleta alta y sus tacones negros.

—Tú sabrás como mantener la amistad que tanto deseabas con ese tipo de comentarios —contesto y ocupo el asiento vacío.

Él se endereza en la silla y se muestra confundido.

— ¿A qué te refieres?

—Es muy obvio que no le gustan ni le hacen gracia. Mucho menos cuando te haces el conquistador de todas las mujeres.

Dante suelta una carcajada.

— ¡No digas tonterías! —desestima—. Somos amigos, Luca. ¿Por qué le molestaría?

— ¿Acaso no te acuerdas de las dudas que tenías sobre ella hace unos días? —pregunto.

—Ahh, sí. Pero ya no estoy preocupado por eso. Ahora estoy convencido de que solo quiere ser mi amiga y no le gusto de otra forma —declara, terminando lo que queda en su copa.

— ¿Estás seguro?

—Por supuesto —afirma.

Si él lo dice...

—Ah, y otra cosa. Gala no se iría contigo —añado.

—No puedes saberlo —refuta.

—Le dije que eras virgen y que solo alardeabas frente a todos.

En ese Maravilloso Instante © (SP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora