LUCA.No pude evitar que Gala se fuera.
Terminé de cumplir el papel estúpido de un novio comprometido, aferré a Melanie del brazo y la arrastré fuera del salón. Ignoré los saludos de varios invitados a riesgo de quedar como un maleducado, sin embargo me importó una mierda en ese instante.
Al principio se resistió pero luego vino conmigo sin queja alguna. Ella se tocó el labio que todavía sangraba por mi mordida. Siseó por el dolor cuando tocó por demás la herida y allí demandó:
— ¡¿Qué diablos te sucede?! ¡No vuelvas a morderme de esa manera!
—En la puta vida se me ocurriría hacerlo de nuevo —bramé. Permanecí en silencio por unos segundos hasta que exploté—: ¡Eres una maldita mentirosa y me traicionaste! Creí que habíamos limado las asperezas del pasado.
—N-no entiendo de lo que hablas ni de que me acusas —replicó, mostrándose aturdida.
—Sabes perfectamente de lo que hablo. Tú sabías de esta encerrona y del anuncio de este absurdo compromiso, ¿verdad? —reproché y abrió la boca para defenderse, pero no la dejé—. Y no lo niegues porque no te creeré. Te conozco desde niño y...
— ¡Bien! ¡Bien! —vociferó— ¡Sí, lo sabía! ¡¿Eso es lo que querías saber?! ¡Perfecto! ¡Ya lo sabes!
Sus labios fruncidos y su mueca parecida a la de una niña caprichosa, me recordaron a mi mejor amiga, a quien pensé había recuperado.
Dejando de lado la ceguera de mis recuerdos, pregunté:
— ¿Por qué?
— ¡¿Por qué?! ¡¿En serio me preguntas por qué?! —exclamó colocando sus manos en la cintura—. ¡Esa chica no te conviene ni es de tu misma posición, Luca! ¡Las chicas como ella solo quieren robar tu dinero!
Reí porque no podía creer lo que estaba oyendo.
— ¡¿Dinero?! ¡¿Cuál Melanie?! —cuestioné—. Mis padres son quienes poseen dinero, soy solo su hijo, y por ende tengo beneficios a partir de ello pero trabajo y apenas tengo un peso partido al medio. Y con respecto a Gala, no me importan los estúpidos clasismos.
Melanie soltó una carcajada.
— ¿Y en serio piensas que te quiere? ¿De verdad crees que puedes confiar en ella?
Intuí que quería implantar dudas en mi cabeza asi que ignoré su comentario malintencionado.
—No me casaré contigo. Nunca. Tenlo muy en claro desde ya —declaré.
—Debiste haberlo pensado antes de seguir con esto. Ya estamos comprometidos, amore.
Completamente decepcionado, me alejé y fuí por Gala.
Sin paciencia para esperar el ascensor, corrí y descendí por las escaleras hasta la salida del club Harrisons. Afuera solo me encontré con filas de autos y camionetas. No hallé al valet ni tampoco a Gala. Frustrado, lancé un grito y di una patada al suelo.
Pensé en donde podría haberse ido o con quien. Entonces Rocío vino a mi mente. Subí de nuevo por las escaleras, a riesgo de quedarme sin pulmones porque no tenía paciencia para esperar de nuevo el ascensor, e ingresé de nuevo al salón. El panorama de allí lucía como antes: mis padres hablaban en un costado, por sus expresiones seguro habían discutído, el señor Wexler y Melanie hablaban con algunos invitados y mi hermana hablaba con mi abuelo. Éste último se percató de mi presencia y vino hacia mí. Giulia le siguió el paso.
— ¿E la tua ragazza?* —preguntó.
— ¿La alcanzaste? —inquirió mi hermana. Al no contestar, aclaró—: Ví cuando se iba corriendo. Todo esto no le habrá caído bien.
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En ese Maravilloso Instante © (SP#1)
RomansaDesde temprana edad, Gala Machado comprendió que su madre no la quería ni sentía afecto por ella y se conformó con una vida que conlleva el instituto y su casa sin ninguna emoción. Luca Pesaressi sabe desde pequeño, que su vida está atada a su mejor...