LUCA.Es sábado y como hoy tengo el día libre, aprovecho para quedarme en la cama por un largo rato. El día de ayer fue más o menos normal y despertar con un dolor de cuello, como si me hubieran golpeado la nuca con un palo, no fue una buena sensación. Sobre mi regazo se encontraba Melanie, roncando y con el rostro dirigido a mi parte sensible. A mí erección matinal poco le importó el que yo no sienta ningún deseo sexual ante aquella escena.
Luego tuve que despertarla y le expliqué porqué estaba en mi habitación. Eso dejó en claro lo sucedido. Su sinceridad y capacidad de abrir sus sentimientos ante mí, fue solo consecuencia del alcohol.
Tomó una buena ducha para quitarse el olor hediondo que tenía y mientras, pedí un taxi para que pudiera irse. Traté de ignorar las miradas que me lanzaba. No pude diferenciar si era cautela o vergüenza lo que transmitía.
Ya se había marchado cuando escuché una risita detrás de mí.
—Y yo que pensaba que no eras de esa clase de chico —dice Giulia.
Dí la vuelta para enfrentarla y fruncí el ceño.
— ¿De qué clase?
—Del tipo que despacha a sus polvos de una noche. Al menos tú les pides un taxi por lo que veo.
Me dejó pasmado.
No puedo pretender que Giulia no sepa de estas cosas a los 17 años de edad pero tampoco me es cómodo tratar el asunto con ella; para mí es y siempre será mi hermanita. Así que preferí no contestar e irme a dormir de nuevo.
Más tarde, comí todo lo que pude. Moria de hambre. Me sorprende que la heladera no haya quedado vacía del todo. Luego recibí un mensaje de Dante preguntando por Melanie, le conté lo ocurrido y la noche dió paso al extenuante trabajo.
Excepto por Gala.
Ronda por mi cabeza desde la noche de ayer.
Recordar nuestros cuerpos pegados y entrelazados en aquel beso que aceleró por mucho nuestra respiración, produce un hormigueo agradable en mi pecho. Quizás no tendría que recordar a Gala con tanto anhelo o cariño. Es inaudito sentir algo así por alguien a quien apenas conozco. Sin embargo, me gustaría tanto conocerla a fondo. Saber lo que piensa, lo que le gusta; saber de su familia, sus amistades, sus miedos y sueños, todo. Quiero conocer su interior. Saber como y quién es en realidad. ¿Me estaré volviendo loco?
Cerrando los ojos puedo volver a sentir el contacto de sus labios con los míos. Puedo sentir mi mano acariciando su mejilla, mi brazo alrededor de su cintura y sus manos enterradas en mi cabello.
Pasan las horas y todo permanece tranquilo. Hago algunos mandados para mi madre, molesto a Giulia un poco y ahora, hago zapping en mi habitación buscando algo bueno para ver que no sea un reality show.
El recuerdo de Melanie con su rostro surcado en lágrimas vuelve a mi mente. Tanto dolor escondido y disfrazado... Pienso en su madre y las veces en que la he visto. Nunca percibí que sintiera el mismo amor materno que mi madre siente por Giulia o por mí. Aunque quizás me equivoque y Angélica tenga su propia forma de demostrar afecto. ¿Ella sabrá o tendrá idea de los sentimientos de su hija? ¿Le importará?
Mi celular suena anunciando la llegada de un mensaje. Tomo el aparato y lo desbloqueo, dejando a la vista el mensaje de Whatsapp de Dante.
Dante: Hoy prepárate porque te emborracharás, te divertirás y estarás con cientos de mujeres disponibles.
Intrigado por el mensaje, contesto:
Yo: ¿Emborracharme? Quizás. ¿Divertirme? Seguro ¿Mujeres disponibles? Eso es lo tuyo. ¿Cual es el plan?
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En ese Maravilloso Instante © (SP#1)
RomanceDesde temprana edad, Gala Machado comprendió que su madre no la quería ni sentía afecto por ella y se conformó con una vida que conlleva el instituto y su casa sin ninguna emoción. Luca Pesaressi sabe desde pequeño, que su vida está atada a su mejor...