—Es verdad —dice Kakashi—. El objetivo de este ejercicio era el trabajo en equipo. Y al parecer, lo entendieron. Me vencieron de maneras que nadie pensó, como el tirar del cabello —me mira—; y rompieron las reglas para quedarse juntos, como equipo... Les diré algo que deben recordar —anuncia—: el que rompe las reglas es escoria, pero el que abandona a un amigo es peor que escoria.
Siento la mirada de Sasuke sobre mí. Temo que me pida explicaciones.
—Bien, chicos. Los veo después. Pueden irse a casa —desaparece en una nube de humo.
—Bien —les digo—, ya somos genin.
—¿Segura que estás bien, ______? —me pregunta Naruto. Asiento.
—Adiós —dice Sasuke, al parecer no quiere aclaraciones.
—¿Quieres que te acompañe a tu casa, ______? —me pregunta Naruto.
Él está sonrojado y mira el suelo. Siento mis mejillas arder y mi corazón latir con fuerza.
—Sí, me gustaría.
(...)
Cuando es de noche, no paro de darle vueltas a lo sucedido horas antes, después de que Naruto me acompañara a mi casa.
—Te veo luego —me dijo.
Asentí, dándole la razón a pesar de que no quería que se fuera.
Cuando se giró para irse, me dispuse a cerrar la puerta, pero como la vez anterior, me detuvo y plantó un beso en mi mejilla. Sin embargo, esta vez, no huyó. Se quedó de pie mirándome, como si esperara que dijera algo. Cuando no dije nada por estar paralizada, sonrió tristemente y se fue.
«¿Acaso hice algo mal?», me pregunto.
Escucho unos golpes en la ventana y me siento, con las esperanzas de que sea Naruto. Me decepciono al ver a Sasuke. Abro la ventana y se sienta en el marco; yo, en la cama.
—¿Qué haces aquí, Sasuke? —pregunto.
Inspecciona mi dormitorio y me siento expuesta. Me levanto y tiro del cuello de su camisa. Lo acerco a mi rostro y lo miro fijamente.
—No inspecciones mi intimidad —le advierto y suelto su ropa.
Cuando vuelvo a sentarme, él está de pie, apoyado contra la pared y mirándome.
—Ya, dime. ¿Qué quieres?
—Solo quería decirte que no me distraigas —advierte.
—¿Distraerte? —pregunto con incredulidad—. ¿Cómo? Y, ¿por qué?
Me mira y noto un leve sonrojo en sus mejillas. «Oh, no...». Noto la situación un tanto cómica.
—¿No me digas que...? —le pregunto, con la frase en el aire.
Una sonrisa aparece en mi rostro. Me levanto de la cama y camino hasta Sasuke. Él retrocede como un conejillo con miedo. Me detengo a centímetros de su rostro.
—Así que —digo al aire—, Sasuke Uchiha tiene una debilidad...
—No intentes algo conmigo, ______. No quiero corresponder.
Me sorprendo con sus palabras. «¿Tanto he cambiado la historia como para despertar sentimientos en Sasuke?».
—No lo haré —le digo—. No me gustan chicos como tú.
Me fulmina con la mirada y me siento un poco mal por lo que hago. Retrocedo y me siento en la cama. Rasco mi cabeza, pensando que nuestra conversación terminó; pero no es así. Él se abalanza sobre mí y cae encima de mí en la cama.
—Si quisiera algo contigo —me dice y tiemblo ante sus palabras—, lo lograría sin dudarlo.
Siento un pequeño nudo al estar con él de esta manera, pero lo deshago cuando él se aleja y se posiciona en la ventana.
—Descansa, ______.
Dicho esto, sale de mi dormitorio. Suelto el aire que estuve conteniendo durante todo el tiempo.
(...)
Tres semanas han pasado desde que Sasuke apareció en mi dormitorio por la noche. Naruto conoció a Konohamaru y me lo presentó. Naruto le contó que estábamos saliendo y me enfurecí por decirle mentiras. No le hablé durante unos días, aunque en mi interior, me alegraba que él dijera eso porque eran indicios de que posiblemente le gustara.
En estos momentos, estamos llevando a un gato con su dueña. Es una de las tantas misiones rango D que completamos. Sé que después de esto, se viene una gran misión.
Cuando llegamos con el Hokage y entregamos al gato. Naruto reprocha el que no le den misiones importantes. Después de varias peleas, llega la decisión del Hokage:
—Les daré una misión rango C —dice el Tercero y Naruto celebra—. Su misión es escoltar a un constructor hasta su aldea. Los detalles están en esta carpeta —la deja sobre su escritorio y Kakashi la toma—. Ahora, conozcan a la persona a la que escoltarán: el señor Tazuna.
Se abre la puerta de la oficina y aparece un señor que se nota que es borracho. Suspiro al saber que será una difícil misión.
(...)
Treinta minutos después, estamos en las puertas de la aldea, listos para salir. Cuando Naruto llega, lo regañan por la cantidad de equipaje que lleva. Yo solo llevo dos cambios, algo de comida, armas y algunas medicinas.
Salimos de la aldea. Cuando pasa algo de tiempo, noto un charco de agua en el suelo. «Ya va a comenzar», pienso. Me acerco a Kakashi y le susurro:
—Kakashi-sensei —llamo su atención—, aunque sea una misión rango C, no creo que deberíamos de confiarnos de tanta calma.
—¿Lo notaste? —me pregunta.
No tengo tiempo de responder ya que unos ninjas aparecen de los charcos y comienzan a atacarnos. Me coloco en frente del señor Tazuna, ya que Kakashi y Sasuke están peleando, mientras que Naruto está paralizado. Un ninja ata con unas cadenas a Kakashi y lo corta en dos. Me asusto, aunque sé que usó sustitución. Después, otro ninja intenta atacarme, pero Sasuke lo detiene. Pierdo de vista al que atacó a Kakashi y me doy cuenta de dónde puede estar. Abandono mi posición y corro para estar detrás del señor Tazuna. Cuando llego, es demasiado tarde para ponerme a la defensiva. El ninja está justo en frente de mí y tiene todas las intenciones de matarme. De un momento a otro, todo se vuelve más lento, pero me sigo moviendo a velocidad normal. Golpeo al ninja y, aunque parezca extraño, el cae en cámara lenta hacia atrás. Cuando termino de darle el golpe, todo vuelve a la normalidad y siento un terrible cansancio. «¿Qué sucedió?», me pregunto, pero no hallo respuesta.
El ninja que golpeé está inconsciente y Sasuke ya ha terminado con el otro. Caigo de rodillas por mi cansancio, pero me decido a no mostrar debilidad, así que me levanto a duras penas.
En eso, aparece Kakashi. Mira a Naruto y lo regaña, mientras que a Sasuke y a mí nos felicita por nuestras acciones. Dejo de escuchar por un momento todo y mi vista se nubla antes de que caiga.
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Una Llama Congelada
FanfictionUn tonto. Un amargado. Un impuntual. Tres varones que eran mis personajes favoritos de una historieta. Los tres lograban que mis días tuvieran una pizca de felicidad. Pero, sin saber por qué, mis días no sólo se volvieron plenos de felicidad, sino q...