El beso es inexperto. Él solo mantiene sus labios pegados a los míos mientras que yo evito respirar. Cuando ya no soporto más sin aire, lo alejo de mí. Me mira a los ojos por varios segundos con una sonrisa, pero estoy tan paralizada como para devolverle el gesto. Él, al ver que no hago nada, cambia su alegre mirada por una triste.
—Lo entiendo —dice al cabo de unos segundos en silencio—. Solo no cambiemos, ¿sí?
Se aleja de mí y se sienta en la cama. Me siento impotente al no poder decir lo que siento, pero es que mis sentimientos no se han desarrollado a ese punto.
—Sé que quieres a Sasuke —dice y me confundo—. Es por la forma en la que actúas cuando estás cerca suyo.
Me siento muy confundida. Lo que siento por Sasuke no se compara con lo que siento por Naruto; es completamente diferente.
—No es así, Naruto —me defiendo—. Sasuke no me gusta.
—No te mientas a ti misma, por favor.
—¡Naruto, escucha! —le grito y tomo su cara entre mis manos—. No siento nada por Sasuke que no sea amistad. Solo lo veo como amigo. Por ti...
—No lo niegues —me interrumpe.
Lo suelto y me alejo de él. ¿Acaso no cree en mis palabras?
—¿No me crees? —digo mirándolo con un leve nudo en la garganta—. Te quiero, Naruto —le digo y algunas lágrimas salen de mis ojos—, pero ahora no estoy lista para esto. No te puedo corresponder porque solo me gustas, no estoy enamorada; no es por Sasuke porque por él no siento nada.
—Basta —me corta—. Intentaré olvidarte para que seas feliz con él, de veras.
Noto su voz entrecortada. Mis lágrimas no cesan y mojan por completo mis mejillas. Intento buscar su mirada, pero lo evita. Entonces, me acerco a la puerta.
—Si salgo sin que me detengas, no volveré a ti —le advierto—. Te he dicho que te quiero, pero no lo aceptas. Naruto, estoy arriesgando mi felicidad por ti. Si salgo, me iré con Sasuke.
Abro la puerta y me coloco en el marco. Lo miro durante unos segundos, esperando que me detenga; pero no lo hace. Entonces, cierro la puerta aún con el collar en la mano.
(...)
El día siguiente acompaño al señor Tazuna a comprar cosas para la cena. Me he ofrecido porque no quiero estar cerca de Naruto. En el pueblo, la pobreza se hace presente y me aterra que no pueda ayudarlos. Sé que mañana ocurrirá una batalla, la primera de muchas, pero no sé si esté física, mental y emocionalmente preparada para eso. Aún tengo varias preguntas sobre lo que me sucedió cuando peleé contra los ninjas de la Aldea oculta entre la Neblina y con Zabuza. En ambas ocasiones, perdí la conciencia.
Cuando regresamos a la casa, ayudo a la hija del señor Tazuna a hacer la cena. Inari se mantuvo encerrado en su dormitorio desde la noche anterior por la pelea con Naruto. «Ojalá que Kakashi haya hablado con él... Naruto no tenía intenciones de herirlo, sino de hacerlo más fuerte», pienso con el corazón enternecido, pero sacudo la cabeza cuando me doy cuenta que estoy defendiendo a Naruto. Él ya no se merece mi compasión. No se merece nada de mí, desde anoche cuando abrí mis sentimientos y él me rechazó a pesar de corresponderlos.
La cena está lista y Sasuke junto con Naruto no llegan. Sé que están entrenando y que llegarán a la cima, así que no debo preocuparme por... «Por esos dos bipolares que un día dicen quererme y al siguiente ya me odian», pienso. Es verdad, Sasuke insinuó que yo le gustaba y al día siguiente me ofendió de una manera cruel; en el caso de Naruto, se me declaró y cuando le correspondí, me echó en cara la posibilidad de que me gustase Sasuke cuando era mentira. Mi mente está hecha un desastre; sin embargo, solo tengo algo en claro: no quiero ver a ninguno de esos dos.
Pero, por causas inexplicables, mi suerte me traiciona y la puerta se abre, dejando ver a Naruto siendo cargado por Sasuke.
—Lo hicimos —anuncia Naruto, evitando mirarme—: llegamos a la cima.
Se sientan a cenar en frente de mí, por lo que termino rápido mi cena y agradezco. Subo corriendo a mi dormitorio y me encierro. «¿Por que es tan difícil estar cerca de esos dos?».
Pues claro, ellos dos me confunden de maneras que nadie logra.
Me acerco a mi ventana y admiro el océano. Siempre me ha calmado el ver las olas y la luna reflejada en el agua; pero, en esta ocasión, no es suficiente.
Salto por la abertura y me dispongo a correr hacia los árboles. Cuando llego a mitad del bosque, me detengo. Nadie se ha percatado de que me alejé. La luna brilla intensamente en el cielo y una brisa alborota mi cabello. Ni siquiera tengo mi banda para sujetarlo, así que lo coloco detrás de mis orejas. No traigo ningún tipo de arma, así que tomo una roca afilada. Entonces, comienzo con mi entrenamiento. No sé cuántas veces subo el árbol, ni cuántas caigo. Pierdo el conteo de las marcas que he dejado en el árbol, así como las horas que han pasado.
(...)
Cuando abro los ojos, estoy exhausta. Mis ojos me arden y mi cuerpo me duele. Creo que no debí de haber entrenado hasta altas horas.
Me levanto lentamente y me sobresalto al saber qué día es hoy.
«¡Inari!».
Salgo corriendo con dirección a la casa del señor Tazuna. Mi primer objetivo es saber que están bien. Si yo no estuve en la mañana, seguramente Naruto tomó mi lugar y se fue junto con Sasuke al puente.
Y, dicho y hecho, la casa está destrozada y no veo a Naruto por ningún lado.
Un sollozo se escucha en la esquina de la cocina. Me acerco y veo a cierto niño llorando.
—Inari, ¿estás bien? —le pregunto cuando llego a él.
—¡Se llevaron a mi mamá, ______!
Veo el dolor en sus ojos. Él no pudo hacer nada para protegerla...
¿Qué se hace cuando ves a alguien que está apunto de perder algo que siempre quisiste tener?
—Tranquilo, la rescataremos —le afirmo.
En mi caso, no dejaré que nadie más pierda algo valioso.
----------------------------------------
¡Hola!
¿Quién más sufrió al leer este capítulo? (T-T)/
Últimamente, he tenido un crush hacia... Neji 7u7
Tal vez termine haciendo una historia con él. ¿Les gustaría?
ESTÁS LEYENDO
Una Llama Congelada
FanficUn tonto. Un amargado. Un impuntual. Tres varones que eran mis personajes favoritos de una historieta. Los tres lograban que mis días tuvieran una pizca de felicidad. Pero, sin saber por qué, mis días no sólo se volvieron plenos de felicidad, sino q...