71. Pensar en el azabache

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Una lágrima más cae de mi ojo, recorre mi mejilla y cae por mi mandíbula hasta desaparecer en el suelo blanco de hospital. El atardecer se hace presente y observo por varios minutos cómo el sol se oculta para dejar pasar a la noche. Ni siquiera ha terminado su acto, pero me decido a salir de mi habitación y tomar aire fresco.

«Solo ha sido un día».

Un día sin la presencia de Sasuke con nosotros. Él se ha ido con Orochimaru, en busca de poder.

Camino por los pasillos, con la bata de hospital (que parece vestido) y descalza. El frío envuelve mis pies, pero hago caso omiso. Sinceramente, no me importa.

Giro por la esquina de un pasillo y veo a Sakura entrar en una habitación. Camino hacia esa puerta y leo el nombre del internado que duerme adentro: Naruto Uzumaki.

Recuerdos me azotan como ráfagas, sobre Naruto estando inconsciente en el suelo.

Me acerco a mirar por la ventanilla, pero la puerta se abre y retrocedo, tambaleándome. La pelirrosa abre la puerta y se sorprende al verme. Me dedica una débil sonrisa y se aleja de la habitación. Entro por la puerta y la cierro tras de mí. Camino hasta la ventana, sin dirigirle la mirada a Naruto.

—Perdón —escucho su voz.

—¿Por qué?

Mi voz es ronca al hablar, pues no he pronunciado palabra alguna en el último día; sin mencionar mis constantes llantos y falta de bebida.

—Quería traer a Sasuke por ti..., pero no lo logré.

Miro mis dedos y recorro mi mirada por mis antebrazos vendados. Mis extremidades superiores están cubiertas por vendas hasta el codo, donde me llega la manga de la bata.

—Eso no importa ya —«sí que importa, pero no te lo diré».

Me giro hacia él y cierro los ojos, mostrando una sonrisa que termina siendo una mueca. Cuando abro los ojos, veo por primera vez su estado: está totalmente cubierto por vendas.

Entreabro los labios por mi sorpresa y me acerco a él con precaución. Recorro con mis dedos sus vendajes y recuerdo sus palabras: «Quería traer a Sasuke por ti». Estiro mis brazos y con delicadeza lo envuelvo con ellos en un abrazo frágil.

—Tú deberías perdonarme por mandarte indirectamente aquella acción —susurro.

Me alejo de él unos segundos más tarde. Admiro sus ojos azules y me retiro de su habitación, sin más que decirle. Camino hacia la azotea del hospital y me siento en una banca, al lado de un bote con ropa limpia. Termino de observar el atardecer y me quedo varias horas bajo el cielo estrellado de la noche.

(...)

¿Quién diría que un mes se pasa volando? Pues yo. La Hokage, mi padre y mis amigos me han encargado muchas misiones, por más sencillas que sean. Todo esto con tal de mantenerme distraída y absorta de la realidad: Sasuke ya no está.

En este momento, me encuentro caminando hacia el interior de la aldea, al lado del equipo 6 y el resto de mi equipo. Todos hemos ido en busca de unos papeles que la aldea necesitaba.

—______ —escucho la voz de mi padre hablarme.

Dejo de jugar con el cierre de mi chaleco chuunin y le presto atención.

—Iré a visitar a Takeshi después de informar sobre la misión. ¿Vienes?

Y sí, a mi hermano todavía no le dan la libertad. Siguen insistiendo que guarda algún secreto, aunque ya hayan inspeccionado su mente dos veces.

—Sí, me gustaría —le respondo.

—Bien —dice al aire—. Entonces, todos pueden irse a sus casas. Los vemos luego.

—Adiós, Kakashi-sensei —dicen los otros tres al unísono.

Sigo a mi padre en dirección a la torre. Entramos a la oficina de Tsunade y nos recibe cordialmente. Nos da novedades sobre la recuperación de Lee y le decimos nuestra información, a la vez que entregamos los papeles que nos pidió. Pedimos permiso para visitar a mi hermano y nos escribe una nota para que nos dejen entrar.

—Puedes retirarte, Kakashi; tú no, ______ —nos dice.

Veo cómo mi padre sale de la oficina y cierra la puerta. Me giro hacia la rubia.

—¿Qué tal tu entrenamiento? —me pregunta, viendo los papeles que le entregamos.

—He estado demasiado ocupada para entrenar; pero entre misiones sólo he practicado un poco.

—Entonces, ¿no tienes tiempo libre?

«Sé que usted me pregunta estas cosas para saber si pienso en Sasuke o no», le respondo en mi mente.

—No, la verdad —digo en voz alta.

Firma un pergamino y me observa.

—Sé que sabes por qué te pregunto estas cosas —me dice y me sorprendo por su capacidad de deducir—. No diré su nombre, pero quiero que no pienses en él todo el tiempo, ______.

Bajo la mirada, algo triste al recordar lo que siempre tengo en mente.

—¿Sabías que Natsuki, o sea tu madre, era como una hija para mí? —cambia de tema. Asiento con lentitud—. Eso te hace como una nieta para mí.

Decido mantenerme mirando el suelo. No tengo las fuerzas para levantar mi cabeza y mantener la mirada fija en sus ojos color caramelo.

—Gracias por preocuparse, lady Tsunade.

—Si necesitas de algo algún día, puedes contar conmigo —me asegura.

—Gracias.

—Puedes retirarte. —La miro y me muestra una sonrisa.

Salgo de la oficina y encuentro a mi padre afuera. Agito mi mano para saludarlo y lo sigo hacia una de las plantas más bajas, donde encarcelan a mi hermano. Cuando llegamos, le entregamos al guardia la nota de la Hokage y nos dejan entrar. Nos sentamos en unas sillas, en frente de Takeshi.

—Hola, papá, ______ —nos saluda con una sonrisa.

—Hola, Takeshi. ¿Cómo estás? —le pregunta mi padre.

Ellos mantienen una animada conversación sobre temas al azar, mientras que yo me mantengo absorta en mis pensamientos.

«Me alejo con brusquedad y me quito la banda, dejando al aire la marca de maldición de Orochimaru.

—Puedo ir. Orochimaru me quiere —le digo.

Sasuke mira sin sentimiento alguno la marca y después, pero por primera vez, me mira a los ojos. Siento una ráfaga de distintos sentimientos pasar por todo mi ser.

—No estás lista para esto —me dice.

Entreabro los labios y sujeto con fuerza mi banda. Las lágrimas vuelven a caer sin pedir permiso.»

—Hatake llamando a su hermana —escucho la voz de Takeshi en tono cantarín. Agito mi cabeza, alejando el recuerdo de Sasuke—. ¿Estás bien?

—Sí, perdón. ¿Qué decían?

Me acomodo en mi asiento con la intención de prestar más atención; pero una pregunta inunda mi mente: «¿A qué se refería Sasuke al decir que no estaba lista?».

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Hola, perdón por no haber actualizado. He tenido y tendré días muy atareados, por lo que estoy algo estresada. Mi estrés durará 2 semanas más (por mis exámenes finales), pero aún así intentaré seguir actualizando seguido.

Espero que entiendan c:

Una Llama CongeladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora