77. La batalla contra Bugendai comienza

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Salto entre los árboles que me llevarán hacia los muros de la aldea. Unas cuantas lágrimas logran escaparse de mis ojos y caer por mis mejillas, para después desaparecer por el aire. Aquel collar lo había olvidado e ignorado desde hace tiempo. Al parecer, lo olvidé en la habitación en la que dormí cuando fuimos al País de las Olas, en nuestra primera gran misión. Lo dejé y él lo tomo. Naruto lo guardó y lo ha estado haciendo desde ese día en el que dimos nuestro primer beso entre los dos. Desde entonces, él se ha quedado con el collar que demuestra su amor por mí.

Sujeto con fuerza el collar en forma de copo de nieve y lo cuelgo en mi cuello. Salto por encima del muro y salgo de la aldea con la única intención de alejarme. Corro varios minutos más, sin percatarme exactamente de cuántos. Llego a un claro entre los árboles y me detengo. Me siento en el verde césped que tiene el mismo color que mi camisa gracias a la oscuridad. Regulo mi respiración y observo mi entorno una última vez, antes de cerrar los ojos. Pienso en la habitación blanca en la que me he encontrado varias veces con Bugendai con las intenciones de llegar por mi cuenta ahí. Entonces, abro los ojos y estoy en la habitación blanca. Miro a mi alrededor y encuentro la pantalla negra que muestra lo que mi cuerpo ve. En este momento, soy propensa a ser utilizada por el poder de Bugendai y atacar a mis amigos. Por esa misma razón me he alejado de la Hoja.

—Aquí estás —escucho su horrenda voz.

Intento girarme, pero un siento un golpe en mi espalda, que me hace caer al suelo. Un pie se posiciona en mi columna y comienza a aplastarme.

—¿Crees que es el momento? —me pregunta—. ¿Crees que me vencerás para llamarme?

Miro con dificultad a Bugendai.

—Te venceré —pronuncio.

Me teletransporto detrás de él, a salvo. La pantalla se enciende.

—Te he tomado —me dice.

Entonces, lo entiendo. Si llega a tocarme por mínimo que sea cuando estamos en esta habitación, mi cuerpo se volverá suyo y podrá utilizarlo como él quiera.

En la pantalla, todo sigue igual que antes. Sigo rodeada por árboles que parecen no tener fin.

—No podrás hacerle daño a nadie —digo, dejando de mirar la pantalla y viéndolo a él—, no sabes dónde estamos.

—Tienes razón —dice—. Pero pronto lo sabré.

Sin esperarlo, llega hasta mí y me sofoca con un golpe en el estómago. Mis piernas se doblan y por instinto llevo mis manos a la zona afectada; sin embargo, Bugendai logra sostenerme del cuello y me alza en el aire, como la última vez. Su mano logra rodear casi por completo mi cuello, cosa que no hace más que dificultarme mi huida.

—Esto es así —me dice con su asquerosa voz—: salgo de tu cuerpo, te mato y domino el mundo.

—Entonces, no podrás vivir para siempre...

—Me cansé de la eternidad.

—Entonces, muere —digo con dificultad.

Me teletransporto detrás de él y noto que mi energía ha decrecido considerablemente. Me cuesta un poco respirar por su último ataque. Pero, en ese momento, me percato de mi error: no sé cómo derrotarlo, si tenemos los mismos poderes.

Trago saliva. He cometido un error fatal. Uno que puede causarme la muerte a mí y a muchas personas más; incluso a mis seres queridos.

Otra vez, sin esperarlo, me toma del cuello y comienza a absorber mi chakra, haciendo que entre los dos aparezca una nube púrpura que nos conecta. Siento que mi vista comienza a nublarse, a la vez que mi respiración cesa y mi corazón palpita a menor velocidad. Por la pantalla se ve cómo un manto púrpura comienza a salir de mí. Al mismo tiempo, Bugendai comienza a desintegrarse.

Clava sus uñas en la sensible piel de mi cuello y escupo un poco de sangre. Su cuerpo ha desaparecido y aparecido en la realidad; lo único que queda es su mano que me sostiene con fuerza. Poco a poco, la mano se deshace y caigo al suelo. La pantalla se vuelve a tornar negra repentinamente. Mi respiración intenta regularse, pero mi cuello está lastimado por el agarre de Bugendai. Mis ojos comienzan a cerrarse, pero luego veo una figura que aparece en frente de mí. Me toma del brazo y temo que sea Bugendai que ha vuelto para terminar conmigo. Pero es el cabello grisáceo el que me calma.

Abro los ojos de golpe y veo que estoy sola entre los árboles. Me levanto con dificultad y, para temor mío y de muchas personas, escucho la voz que me atormenta desde hace un año.

—Lograste salir también —habla Bugendai.

Me giro y lo veo en frente de mí. Arrastro mi pie, asegurándome que no sea una ilusión y me decido a buscar a mi hermano, quien me sacó de la habitación blanca. Al no encontrarlo, me decido a ponerme en posición de defensa. «Soy la única que puede detener a Bugendai», me digo.

—Pelearemos aquí —le digo—. Si muero, puedes irte.

Él se plantea y analiza mis palabras con detenimiento. Después y por primera vez, me muestra una sonrisa. Sin embargo, aquella sonrisa me perturba y me tenso.

—Adelante —dice.

Sin pensarlo dos veces, corro hacia él. Intento golpearlo, pero lo esquiva con facilidad; así que utilizó el Seisujikan para detener el tiempo. Golpeo dos veces y él toma el control del tiempo a su favor, devolviéndolo a la realidad. Me devuelve los golpes y caigo al césped. Me intento levantar, pero me coloca el pie en mi cabeza, presionándola y haciendo que me duela hasta el alma. Comienzo a gritar con desesperación y unas lágrimas caen de mis ojos. Rasgo las ropas de mi enemigo, con las intenciones de lastimarlo; pero cuando lo hago, él retrocede el tiempo en su piel y se cura.

—¡ALÉJATE DE MI HERMANA!

Un golpe logra derribar a Bugendai de mí y llevo mis manos a mi cabeza, que está palpitando. Miro en la dirección del grito y veo una cabellera gris. Me intento levantar, pero caigo en seguida. Espero el golpe del césped, pero no llega gracias a unas manos que me sostienen. Miro en la dirección de la persona que llegó y noto que el azul de sus ojos brilla aunque sea de noche.

—Naruto —lo llamo y me muestra una sonrisa. Una de esas en las que pareciera que él es el que detiene el tiempo.

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En multimedia una foto de cómo sería Bugendai c:

Quedan: 3 capítulos :(

Una Llama CongeladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora