79. Despedida

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La sonrisa de Bugendai brilla entre la oscuridad de la noche. La sangre que Issei derrama por su boca y estómago nos petrifica a todos. No hace falta que tomen su pulso para decir que mi amigo peliverde está muerto.

Los descontrolados pasos de Sakura se escuchan entre el silencio sepulcral de la noche. Sus sollozos la acompañan hasta que cae en frente de todos, sin llegar a su compañero. Bugendai saca su brazo y tira el cuerpo de Issei hacia Sakura. Ella gatea hasta él y lo toma en brazos, como si fuera una madre acunando a su hijo. Tal escena hace enfurecer a todos, haciendo que ataquen sin esperar órdenes del único sensei a cargo. Todos corren hacia Bugendai, incluyendo mi hermano. Las únicas que se quedan quietas somos Sakura y yo.

Estoy paralizada y mi respiración comienza a agitarse. Me levanto tambaleándome y camino hacia el resto del Equipo 6. Llego hasta ellos y me hinco a su lado. Sakura solloza incluso más que cuando Sasuke se fue de la aldea. Cierro los ojos de mi amigo y sostengo su fría mano unos segundos, lo suficiente para poder agradecerle en silencio lo que ha hecho por mí.

Cuando la suelto, casi todos mis compañeros están a nuestro lado, viendo la batalla que mi hermano mantiene con Bugendai. Me levanto y me alejo de Sakura, la última del Equipo 6. Me posiciono entre mi padre y Naruto. El mayor posa su mano en mi hombro y me giro hacia él, aún atónita por lo anterior sucedido. Busca en su bolsillo pocos segundos y luego saca lo que he temido ver desde que me fui: mi banda.

La miro unos segundos, con un dolor en mi pecho. Después, dirijo mi vista hacia la batalla de mi hermano; luego, a Sakura e Issei.

«Issei murió por mi culpa.»

«Sakura está sola por mi culpa.»

«Todos están heridos por mi culpa.»

«Esto es mi culpa.»

Mis amigos se van a pelear una vez más y solo Naruto se queda a mi lado, junto con mi padre, que sigue con mi banda en su mano. Mi hermano vuelve con nosotros para tomar un descanso, pero mis intenciones no son esas.

—Takeshi, necesito que me cures —le digo. Él me mira con el ceño fruncido—. Junta energía natural en tus manos y toma las mías.

—N-no puedo hacer eso —murmura.

Miro a la única persona que me queda, que es Sakura; sin embargo, ella aún no adquiere esas habilidades. Por lo tanto, me concentro en hacerlo por mi cuenta. Junto la sustancia y la distribuyo por mi cuerpo, sintiendo al instante que mi energía comienza a restaurarse. Cuando me siento lo suficientemente fuerte, desaparezco la sustancia. Durante todo esto, mis amigos han ido quedando inconscientes uno a uno, y Naruto no ha dejado de mirarme.

—Takeshi..., gracias —le digo, mirándolo a los ojos.

—¿Qué? Pero si yo no...

Intento que mi mirada sea más profunda y con otro sentido más que agradecerle sin razón. Mi hermano no tarda en entenderlo y abre sus ojos en forma de sorpresa. Me giro hacia mi padre y observo la banda unos segundos; después, lo miro a los ojos. «Al parecer, será la última vez». Camino hasta él y lo abrazo. Subo mis manos hasta su cuello y lo obligo a bajar a mi altura.

—No dejes que me alcancen —pido.

—¿A qué te refieres? —me aleja un poco para verme a los ojos.

—Los sacaré del lío en el que los metí —le muestro una débil sonrisa.

—¿______...?

—Te quiero, papá.

Dicho esto, queda con la misma actitud que mi hermano: petrificado. Aunque no quiera, lo suelto y camino hacia la última persona en mi lista de despedidas. El rubio me mira con el ceño fruncido gracias a la confusión que le he causado por mi actitud con mi padre y hermano.

—¿Qué le pasa a Kakashi-sensei? —me pregunta.

Lo ignoro y llevo mis brazos a su espalda, atrayéndolo hacia mí y culminando en un fuerte y cálido abrazo.

—Fuiste el primero en hacerme sonreír —le susurro al oído a la vez que lágrimas comienzan a caer.

No dice nada y comienza a tensarse.

—Y al primero de aquí al que llamé amigo —continúo—. Siempre te admiré, Naruto. Siempre estuviste ahí para mí. Gracias.

Cuando digo lo último, él me corresponde por fin el abrazo y me sujeta con fuerza, como si supiera lo que pasaría a continuación.

—No entiendo de qué hablas, ______.

—El collar que me diste en el País de las Olas dice: "Para siempre, de veras". ¿Lo recuerdas?

Escucho cómo traga saliva, respiro su aroma y admiro su cabello una vez más.

—Tú y yo estaremos juntos para siempre, de veras —le digo.

Me separo un poco de él y, con los ojos empapados, le sonrío.

—Gracias, Naruto.

Me separo completamente de él y miro a mi padre. Él asiente y veo una lágrima escapar de su ojo derecho. Se acerca a Naruto y lo toma por los brazos. Mi hermano mira la escena estáticamente.

—¿Uh, Kakashi-sensei? —pregunta confundido por su acción.

Mi padre cierra los ojos después de echarme una última mirada. Seco mis lágrimas y me giro, dándole la espalda a Naruto.

—¿Qué sucede? —pregunta, pero nadie le responde—. ¡¿Qué sucede?!

El tono que utiliza denota alteración. Se me estruja el corazón al saber que puede ser la última vez que escuche su voz.

Llevo mi mano a mi pecho, donde reposa el collar en forma de copo de nieve blanco. Lo sujeto unos segundos con fuerza, mientras observo cómo mis amigos están inconscientes. Neji es último en caer rendido. Bugendai se gira hacia mí.

—¡¿Es todo lo que tienen?! —pregunta con su respiración agitada.

Cierro mis ojos y mis dedos recorren el collar con delicadeza. Cuando los abro, mi mirada de dolor se transforma a una de determinación y firmeza. Una última lágrima sale de mi ojo y suelto el collar. Hago una posición de manos y creo cuatro clones de sombra. Entre las cinco corremos hacia Bugendai.

—¡______, no! —escucho el grito de Naruto, pero lo ignoro aunque me parta el alma.

Sigo corriendo y uso el Seisujikan. Las cinco nos teletransportamos varias veces a distintos lugares, confundiendo a Bugendai. Cada una se posiciona en una extremidad al final, y yo tomo del cuello a mi enemigo. Ellas desaparecen y lo acerco a mí con fuerza.

—Espero que te vayas al infierno —escupo.

Cierro los ojos y escucho un último grito de Naruto, diciendo mi nombre. Luego, los abro y me encuentro con los púrpuras ojos de mi enemigo, al que estoy segura que asesinaré, cueste lo que cueste.

—¡SEISUJIKAN! —grito.

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Penúltimo capítulo. El siguiente es el final :'(

Tal vez lo suba hoy..., o mañana~

Quién sabe ;)

Una Llama CongeladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora