66. Una pelirrosa enamorada

1.2K 150 13
                                    

No miro a nada en específico. Mis labios están entreabiertos y mi mente está congelada. Con miedo, un solo pensamiento aparece en mi mente: «Sasuke se fue».

—¿______? —Vuelvo a la realidad.

Miro a los tres chicos que tengo frente a mí. En el rostro del flojo, se nota la confusión; en el del que come, sólo se concentra en la comida; y en el rubio, la preocupación ha dominado casi todas sus facciones. Cierro la boca y me obligo a suprimir cualquier sentimiento que llegue a aparecer.

Pero es inútil y la desesperación comienza a tomar control.

—¿Cuándo se fue? —les pregunto, con velocidad.

—Sakura nos dijo que anoche —me responde Shikamaru.

—¿Y nadie lo notó?

—No.

—¿Y ella?

—Él la noqueó.

Analizo la situación e intento recordar la historia que yo conocía. Entonces, tomo con una mano la ropa de Shikamaru y Chouji, y con la otra mano, a Naruto.

—¿A dónde vamos? —me pregunta el chuunin.

—Sé qué hacer.

—¿Sabías que se iría, ______? —me pregunta el que come papas.

Guardo silencio y sólo me concentro en caminar hacia el hospital, esperando y rogando por que la persona que busco esté ahí.

—Ya tengo un plan, ______ —me dice Shikamaru.

—Conozco tu plan, incluso antes de que tuvieras la oportunidad de pensarlo.

Suelto a los tres chicos al ver a uno de los que buscaba frente a mí.

—¡Kiba Inuzuka! —le grito y él se gira con cara de asustado.

—¡Soy inocente! —exclama con las manos en alto.

—¿Cómo sabías que lo tenía en mente? —me pregunta Shikamaru cuando me alcanza.

—Ya te dije: conozco tu plan desde antes de que lo completaras. —Me vuelvo hacia el chico-perro—. Kiba, Shikamaru te necesita urgentemente.

—¿Uh? ¿Para qué? —Miro a mi compañero flojo para que le dé explicaciones.

—Sasuke se fue de la aldea —siento mi corazón estrujarse— y la Hokage me pidió que fuéramos a buscarlo. Partimos en quince minutos. Ahora —nos dice a todos—, vayamos por alguien más que tengo en mente.

Todos asienten y siguen a Shikamaru hacia el hospital. Camino detrás de ellos con la mirada fija en el suelo. Mis sentimientos y mi corazón están hechos un lío, pero estoy controlando todo para no dejar que Bugendai me posea, y porque quiero parecer calmada frente a mis amigos.

Cuando me doy cuenta, ya estamos en el hospital y Neji ha aceptado ir con los chicos en busca de Sasuke. A su lado, está Lee en silla de ruedas. «Espera... Lee se supone que traería muletas, no que estaría en silla de ruedas».

—Nos vemos en la entrada de la aldea, ______ —me dice Shikamaru, el líder de esta misión—. ¿Irás, cierto?

—No lo tenía planeado —admito. Luego, miro a mi amigo, el cejotas.

—Bien, si nos alcanzas, estaremos allí.

Asiento ante sus palabras y veo cómo los cinco chicos se alejan. Naruto me dedica una última mirada para inspirarme confianza y le muestro una débil sonrisa. Me vuelvo a Lee, quien también mira la escena.

Una Llama CongeladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora