Cuando llegamos al siguiente pueblo en busca de Tsunade, nos encontramos con que hay una feria. Busco entre mis recuerdos si éste es el lugar donde se supone que estará la otra sannin y acierto en mi suposición.
—Naruto —lo llama Jiraiya—, necesito tu monedero.
Mi amigo rubio saca de su bolsillo un monedero con forma de sapo que está muy gordo, por lo que deduzco que está lleno de dinero. Naruto, sin saber qué le pasará a su sapito, se lo da al viejo.
—Ten —le da un poco de dinero y después guarda el sapo en su bolsillo—. Diviértanse un poco y entrenen. También podrías mostrarles a los otros la nueva técnica que te estoy enseñando.
Dicho esto, se retira sin más. Entonces, estrello la palma de mi mano con mi frente.
—¿Sucede algo, ______? —me pregunta Moitse.
—Me estresa la idiotez de Naruto —susurro.
—¡Oye! —me reclama el rubio.
—Se gastará todo tu dinero, Naruto.
—¿Hablas en serio?
—Sí, pero ya es demasiado tarde para recuperarlo.
Naruto comienza a quejarse y Moitse se burla de él. Realmente no estoy de humor para que los demás griten, así que decido alejarme de ellos, adentrándome en la feria. Veo varios puestos donde gritan y gritan sus ofertas. «Creo que fue peor acercarme a la feria», pienso. Entonces, recuerdo lo sucedido horas antes. «Tengo un hermano», me digo; «¿será hijo también de Kakashi?», me pregunto y tropiezo con una persona.
—Perdón —digo sin ver quién es.
—No hay problema —escucho una voz varonil y miro en aquella dirección.
Me encuentro con un chico de cabello negro corto y ojos azules que me mira detenidamente.
—¿No eres de por aquí, verdad? —me pregunta.
—No, sólo vengo de paso —respondo con indiferencia.
—¿Eres un ninja? —señala mi banda. Asiento con orgullo—. ¡Eso es genial! Ojalá yo pudiera serlo...
Siento compasión por la cara que pone el chico y decido hacer algo humilde:
—Dejaré que te pongas mi banda —le sonrío.
—¿Hablas en serio? —pregunta, muy ilusionado.
Asiento y llevo mis manos a mi nuca, donde se encuentra el nudo. Lo desato y dejo libre mi corto cabello oscuro. Extiendo mi banda hacia él y él la toma. Segundos después de tenerla en sus manos, escucho que alguien grita:
—¡¿Qué haces, ______?! —Llega Naruto corriendo, seguido de Moitse—. ¿Estás renunciando a ser una kunoichi?
Abro los ojos como platos, enojada por su suposición.
—¡Claro que no!
—¿Entonces, qué hace él con tu banda? —señala al pobre chico.
—Yo no... —intenta decir el chico, pero Naruto lo interrumpe.
—¡Tú, silencio! —lo regaña—. Ahora, dime qué sucede.
—¿Por qué le estás mandando a ella? —se interpone el chico—. ¿Acaso eres alguien importante en su vida?
—¡Soy su...!
—Amigo —interrumpo, harta de su pelea.
Miro a Naruto con frialdad y sé que mis palabras le han lastimado por la cara de tristeza que pone. Después, me dirijo hacia el chico.
—Lo siento, será mejor que me vaya.
—Está bien —me consuela.
Tomo mi banda y tiro de la mano de Moitse, quien se ha mantenido callado desde que llegó. Dejo que Naruto se quede atrás durante todo el trayecto hasta los árboles. Al llegar ahí, suelto a Moitse y Naruto dice:
—Perdón por actuar así, yo...
—Ya basta —lo interrumpo—. Sólo enséñanos la nueva técnica y también entrena.
Me siento en el césped y me cruzo de brazos, mirándolo con firmeza. Moitse pasea su mirada por todo el entorno, evitando mirarnos a los dos. No imagino cuán incómodo deberá ser para él presencia una escena de celos de Naruto hacia mí. Pero aquí la culpa la tiene él, por quererme aunque mi corazón le pertenezca a Sasuke.
(...)
Horas más tarde, cuando el clima se torna frío y el sol se ha ocultado, me dejo caer contra un árbol. Abro y cierro mi mano varias veces, intentando recuperar la movilidad de ésta. Pensé que practicar el rasengan era más fácil, pero no resultó como yo esperaba. La primera fase (reventar un globo de agua) fue sencilla: no duré más de media hora en lograrlo; la segunda fase (reventar una pelota) no está siendo tan sencillo. Los tres hemos llegado a esa fase, pero ninguno ha logrado completarla.
—¿Tan rápido se rindieron? —pregunta Jiraiya al momento de llegar. Los tres le dirigimos una mirada de desprecio—. Díganme, ¿en qué fase van?
—Los tres vamos en la segunda fase —le responde Moitse.
Naruto se levanta y toma una pelota más de la bolsa. La coloca en su mano y, como todas las veces anteriores, sólo logra que se haga un hoyo. Después, se vuelve a dejar caer exhausto.
—¿En la segunda? —pregunta incrédulo el maestro.
Me levanto y tomo dos pelotas. Le lanzo una Moitse y, al mismo tiempo, los dos hacemos lo mismo que Naruto: un hoyo en la pelota.
—¡Pero si es verdad! —exclama con asombro—. No me lo creo —dice para sí y me siento en el césped—. Lo esperaba de ti, ______, porque ya te sabes el truco; pero del otro chico...
—Moitse —dice por milésima vez desde que se conocen—. Me llamo Moitse, Jiraiya-sensei.
—Sí, como sea —dice sin tomarle importancia—. Como decía, de él no lo esperaba. ¡Me sorprendes, muchacho!
Ruedo los ojos y suspiro con pesadez.
—Si me dejaran, podría hacer el rasengan sin tener que pasar ninguna fase —digo en voz baja, para que nadie me escuche; sin embargo, fallo en mis intenciones.
—Si lo crees así, hazlo —me reta el sensei.
Alzo una ceja, incrédula. «¿Realmente me está retando?».
—¿O no puedes, niñita?
Lo fulmino con la mirada y me levanto del suelo. Extiendo la palma de mi mano y, antes de empezar a concentrar chakra en mi mano, recuerdo una habilidad de mi kekkei genkai: retroceder el tiempo. Me quito mis guantes ante la mirada confundida de todos y extiendo mis brazos. Me concentro y logro que se pongan púrpuras mis manos.
—¡T-tus ma-manos...! —exclama Moitse.
—Sí, hice la misma reacción —le dice Naruto.
Extiendo mi mano derecha, ignorando sus comentarios, y, con la izquierda, sujeto el antebrazo derecho. Entonces, comienzo a reunir chakra en mi mano derecha logrando que vaya en distintas direcciones. Siento que me cuesta un poco la acción y comienzo a usar el Seisujikan para retroceder el tiempo en mí y lograr que mi chakra sea "infinito", por así decirlo. La dificultad desaparece y en mi mano se forma una pequeña esfera de chakra que va creciendo conforme pasan los segundos. Al final, logro el tan poderoso rasengan.
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Una Llama Congelada
FanfictionUn tonto. Un amargado. Un impuntual. Tres varones que eran mis personajes favoritos de una historieta. Los tres lograban que mis días tuvieran una pizca de felicidad. Pero, sin saber por qué, mis días no sólo se volvieron plenos de felicidad, sino q...