21. Sorpresas

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Después de parar a comer ramen, camino por la aldea. Mis sentimientos son un tornado en mi interior. Luz y oscuridad en un mismo recipiente. El pasado similar que tenemos me une a los dos, pero a la vez nos hace incompatibles por nuestra semejanza.

¿Con quién debo estar?

Naruto ha sido mi mejor amigo desde hace dos años, mientras que Sasuke me ha sacado sentimientos en tan poco tiempo que me sorprende cada que analizo la situación. Sé que éste último se irá dentro de seis meses, aproximadamente, mientras que Naruto también lo hará dentro de ocho. Perderé a ambos y eso me lastima incluso antes de que suceda.

Por un lado, está Sasuke. Si lo elijo a él podría hacerle cambiar de opinión y que se quedara en la aldea en vez de irse con Orochimaru. Él tendría felicidad, pero viviría con la pena de la muerte de su clan entero. Me encanta su sonrisa, pero odio su arrogancia; amo su valentía, pero detesto su sed de venganza.

Por el otro lado, está Naruto. Todos lo odiaban de pequeño y podría decirse que yo estuve con él cuando nadie lo hizo; que yo lo vi cuando era invisible para los demás. Hemos compartido tantas anécdotas que pierdo la cuenta. Me encantan sus ojos azules, pero odio su idiotez; amo su determinación, pero detesto que actúe sin pensar.

Cuando giro en una esquina, me paralizo al ver la escena: Konohamaru está siendo sujetado por alguien vestido de negro. Identifico a esa persona inmediatamente: Kankuro. Detrás de él está su hermana, Temari. En frente de los de la Arena, está Naruto. Me acerco a ellos con un poco de miedo. Naruto se percata de mi presencia y se tensa. Sé que quiere demostrar su valentía.

En eso, una pequeña roca se estrella en la mano de Kankuro y Konohamaru cae al suelo. Miro hacia el árbol y me encuentro con lo que esperaba: Sasuke nos mira a todos con determinación. Cuando nuestras miradas chocan, me sonríe levemente.

—Identifícate —le ordena Sasuke a Kankuro.

—Mi nombre es Kankuro y ella es Temari —dice señalando por último a su hermana—. ¿Quién te crees que eres para venir e interrumpir mi diversión?

—Detente, Kankuro —dice una escalofriante voz.

Al lado de Sasuke aparece Gaara. Nos mira a todos con frialdad. Después, se deshace en arena y vuelve a aparecer entre los bandos de la Hoja y la Arena. Sasuke se ve opacado y salta también entre nosotros.

—¿Qué se supone que hacen aquí? —les pregunto, aunque ya sé la respuesta.

Desde que Gaara llegó, no le he quitado mi vista de encima. Sé lo atormentado que está y cuánto necesita de cariño. Me duele el corazón de sólo pensar en su solitario pasado.

—No sé si lo sepas, pero los exámenes chuunin se realizarán aquí, así que a eso venimos —me responde Temari.

—Tú, ¿quién eres? —le pregunta Gaara a Sasuke.

—Uchiha, Sasuke —le responde—. Ahora tú.

—Gaara del Desierto. Lamento si mis hermanos causaron molestias.

—Espera —interrumpe Naruto—, ¿no quieres saber quién soy?

—No.

Su respuesta es fría, entonces, su mirada se encuentra con la mía y me mira con determinación.

—Esos ojos... —dice Gaara en un susurro—. ¿Quién eres?

Me sorprendo en el segundo en que pregunta eso. Pensé que iba a pasar desapercibida, pero no es así. Además, «¿qué tienen mis ojos?». Sé que son púrpuras y tal, pero ni siquiera en el mundo en el que vivía antes de llegar aquí se han quejado.

—Me llamo ______.

—¿Y tu apellido? —pregunta y me avergüenzo al instante.

En eso, aparece Asuma-sensei y le agradezco en silencio.

—Hola, Aldea de la Arena —saluda al equipo de Gaara—. Los de la Hoja, será mejor que se vayan. Debo hablar con los de la Arena.

«Esto no sucedía en el manga ni anime».

Sin poder hacer más, le echo una última mirada a los de la Arena, quienes me dejaron muy confundida. Al final de la calle, cuando ya no escucho, distingo la sorpresa en el rostro de Temari y Kankuro, mientras que una mirada de desafío proviene de Gaara. Me oculto rápidamente a la vuelta.

«¿Qué se traerán ellos tres que yo no sepa?».

(...)

Al día siguiente, todo mi equipo se presenta a la inscripción y primera parte de los exámenes chuunin. Nos encontramos con Lee y, tras su declaración sobre el amor que le tiene a Sakura y una corta (muy corta) “batalla” con Naruto, comienza otra batalla contra Sasuke. Observo ambas batallas sin asombro, ya que sabía el resultado. Finalmente, aparece Gai-sensei para detener el combate.

Nos inscribimos y nos presentamos en las puertas donde comenzará la primera parte de los exámenes, y donde también nos espera Kakashi. Desde la mañana de este día he preparado las cosas que necesitaré para las dos primeras pruebas y las —muy esperadas para mí— preliminares.

—Me alegro que hayan aceptado todos —nos dice Kakashi—. Si solo uno no hubiera aceptado, ninguno podría haber participado. Me siento orgulloso de su elección.

Tras una mirada de confianza y su deseo de suerte, nos posicionamos en frente de las puertas. Miro una última vez a mi sensei y, con una sonrisa animada, me inspira confianza.

Los tres entramos y nos encontramos con muchísimos ninjas de todas las Aldeas Ocultas. Entre los de la Hoja, están los nueve... digo, doce (con el equipo de Sakura) novatos y el equipo de Lee. Hablamos entre nosotros y algunos discuten.

—Si yo fuera ustedes —dice una conocida, pero odiada voz—, no llamaría tanto la atención.

Miro en la dirección al igual que todos y nos encontramos con alguien que parece amigable, mas no se puede confiar en él: Kabuto Yakushi.

Una Llama CongeladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora