Domingo por la noche: no puedo dormir, estoy dando vueltas en la cama. Hay varias cosas que alteran mi mente en estos momentos: una, mañana inicia la historia; dos, tendré que presentar también los exámenes con la técnica de clonación, la cual logro hacerla, pero gasto mucho chakra (al parecer no tengo buen control de éste); tres, Naruto no me ha hablado desde el viernes que me vio con Sasuke (solo se despidió al dejarme en casa y no lo he visto desde entonces); cuatro, Naruto no aprobará y sabrá la verdad sobre el Zorro de las Nueve Colas.
«Naruto...».
Recuerdo lo poco que sé de la infancia de Naruto. Nadie le hablaba y todos lo veían como un bicho raro... como a mí. Somos dos casos totalmente distintos, pero al vez tan iguales.
«¿Cómo estará Naruto?», me pregunto antes de quedarme dormida.
(...)
Antes de entrar a la Academia, busco con la mirada a Naruto, pero no lo encuentro; en cambio, el arrogante bipolar me está mirando. Me sonríe y me enfurece al instante. Hace una semana, me odiaba; ahora, parece que le gusto.
Le saco el dedo medio y entro en la Academia. Me reúno en el patio principal como todos los demás estudiantes, igual de ansiosa. Dan las instrucciones: nos llamarán uno por uno, consta de un examen teórico oral y uno práctico (la técnica de clonación); después de eso, darán las bandas.
Me siento en una banca junto a Hinata, Kiba, Shikamaru y Chouji. Shino está por su lado, mientras que Ino y Sakura acosan a Sasuke. Todos hablan de lo nerviosos que están, pero solo me preocupa una persona, en realidad: Naruto. No lo veo por ninguna parte, pero mi corazón salta cuando veo una cabellera rubia singular. Me levanto de la banca y corro hasta mi mejor amigo. Cuando llego a él, lo abrazo.
—No te atrevas a dejarme de hablar otra vez —lo amenazo.
—Perdón, ______ —se disculpa.
Me separo de él y miro sus intensos ojos azules que siempre me han encantado. Siento un nudo en el estómago cuando el se sonroja. Mis mejillas arden y, de repente, me siento muy nerviosa. Me separo de él y, para evitar la incomodidad, le doy un zape en la cabeza.
—¿Dónde habías estado? —le reprocho.
—Entrenando —me dice.
—Pudiste haberme avisado.
De repente, escucho mi nombre y me giro. Un maestro que guía los exámenes está buscándome.
—Bueno, ya no importa —le sonrío—. Es mi turno.
—Suerte, ______ —me dice.
Me alejo, pero siento una mano tomar la mía. Me giro y siento unos labios en mi mejilla. Naruto se separa y me sonríe con un leve color carmesí en sus mejillas. Le devuelvo la sonrisa y entro. Los maestros se presentan (entre ellos está Iruka-sensei) y comienza el examen teórico.
(...)
Todo sale bien, al parecer. Ahora, es el turno del ninjutsu. Hago las posiciones de manos y digo:
—Jutsu de clonación.
A mi lado, aparece alguien idéntica a mí. Sólo la muestro cinco segundos y desaparece. Los maestros anotan unas cuantas cosas y hablan entre sí.
—Bien, ______ —me dice Iruka-sensei—, aprobaste.
Siento una gran emoción y salto varias veces con una gran sonrisa. Recojo mi banda y la admiro.
—Felicidades —me dicen los maestros.
—¡Muchas gracias! —les respondo.
Salgo del salón y Naruto se percata de ello. Escondo mi banda detrás de mi y él corre hasta alcanzarme.
—¿Y...? —me pregunta, ansioso.
Me hago la triste y cuando él intenta encontrar las palabras para consolarme, le muestro la banda.
—¡Aprobaste! —me grita emocionado.
Me abraza hasta dejarme sin aire. Después, planta un beso en mi mejilla.
—Naruto Uzumaki —lo nombran.
Se separa de mí, sonrojado. Le deseo suerte y entra al salón.
—Así que... aprobaste, ______.
—Siempre me hablas cuando se va Naruto, Sasuke.
Me muestra una leve sonrisa. Noto la banda en su mano.
—Tú también aprobaste —le comento.
Asiente. Nadie dice nada, «qué incómodo».
La puerta del salón se abre y Naruto sale corriendo. Noto sus lágrimas caer y un dolor en mi pecho aparece.
—¡Naruto! —grito e intento correr tras él, pero alguien me detiene—. Suéltame, Sasuke.
—¿Para qué? ¿Para que vayas detrás de un mocoso que te dejará estancada? —pregunta—. Mejor, quédate conmigo.
Recuerdo una frase de Kakashi y la cambio un poco para decirla.
—Si abandonas a un amigo, eres peor que escoria.
Me suelto bruscamente y salgo corriendo en busca de Naruto. Lamentablemente, lo pierdo de vista.
(...)
—¡Naruto! —grito con mucha fuerza.
Estoy en el bosque. Sé que él está aquí, lo recuerdo. Lo malo es que no sé en qué parte.
—¡Naruto! —vuelvo a gritar.
Siento una mano cubrir mi boca y luego todo se vuelve negro.
(...)
Cuando abro los ojos, ha sido por un golpe. En frente de mí, está Iruka-sensei protegiendo a Naruto de un shuriken gigante, el cual, lo tiene clavado en la espalda. Me paralizo. Verlo en la vida real es peor que en un dibujo.
«Mizuki», aparece en mi mente. Lo busco y lo veo en la rama de un árbol. «Así que, él fue quien me dejó inconsciente...».
Intento zafarme de las sogas que tengo en mi cuerpo, pero es inútil. Intento gritar, pero mi boca está cubierta. Solo me queda observar.
Algo le dice Iruka-sensei a Naruto y éste último huye. Me retuerzo como gusano para hacer ruido y, cuando Iruka se gira hacia Mizuki, me ve. Siento que alguien me levanta del cuello de mi camisa y me alza del suelo. Es Mizuki.
—Despertaste —me dice.
—Déjala ir —dice Iruka—. Ella no tiene que ver con esto.
—¿Así como tú dejaste ir a Naruto? —Mizuki niega con la cabeza—. ¡No lo haré! ¿Por qué haces eso por el niño? Él tiene al Zorro de las Nueve Colas dentro suyo. ¡Ese Zorro mató a tus padres! ¡Es un ser despiadado y sanguinario!
Intento moverme, para huir, pero Mizuki no me deja.
—En cuanto a ti —se dirige Mizuki hacia mí—... Eres un bicho raro, ______. El último bicho raro.
—¡Cállate, Mizuki! —le grita Iruka—. No hables de Naruto ni ______ de esa manera. El Zorro es un ser despiadado al cual odio, ¡pero Naruto no es así! Él es gentil y se esfuerza cada por superarse a sí mismo. Y ______… ella se esfuerza tanto como Naruto… Sé que llegará a ser tan buena como...
Pero se calla. Siento que caigo al suelo y veo cómo Mizuki corre hasta Iruka. Él no puede hacer nada. Suelto un grito ahogado cuando Mizuki lanza un golpe. Pero me siento aliviada al ver que Naruto se interpone.
—Si le pones un dedo encima a mi sensei y a mi chica, te mato —le amenaza.
No presto atención a lo demás, solo recuerdo una cosa: me llamó “su chica”.
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Una Llama Congelada
FanficUn tonto. Un amargado. Un impuntual. Tres varones que eran mis personajes favoritos de una historieta. Los tres lograban que mis días tuvieran una pizca de felicidad. Pero, sin saber por qué, mis días no sólo se volvieron plenos de felicidad, sino q...