16. Lucha interna

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Cuando abro los ojos, estoy en la espalda de Kakashi. No sé qué sucedió, pero supongo que aún no nos encontramos con Zabuza.

—¿Qué pasó? —pregunto.

—Te desmayaste después del encuentro. No pude darte una buena revisión médica, pero no creo que sea nada grave —me responde Kakashi.

Quiero decir algo más, pero como si hubiera predicho mis pensamientos, una gran espada aparece detrás de nosotros.

—¡Todos, abajo! —grita Kakashi.

Logramos esquivarla y un clon de Kakashi me deja contra un árbol. Ni siquiera pude notar cuándo hizo el clon.

Miramos hacia la espada clavada en un árbol y en ella se posa el nuevo enemigo: Zabuza.

—Quédate aquí y ni se te ocurra pelear —me advierte y desaparece.

Naruto y Sasuke están en frente de mí y aún no se dan cuenta de que he despertado. Mi cabeza zumba y me veo obligada a cubrir mis oídos. «¿Qué me sucede?», me pregunto al sentir un gran dolor en mi cabeza.

Déjalo salir —oigo.

Miro en todas direcciones, pero no veo a nadie que se percate de mi presencia.

Es doloroso. Siento que perforan mi cabeza. Es como si alguien estuviera clavando mil cuchillas desde mi interior por todo mi cuerpo. No sé cuánto tiempo me mantengo en posición fetal, sujetando con ambas manos mi cabeza, pero cuando vuelvo a mirar a mis amigos, observo a Kakashi encerrado en una especie de celda de agua mientras que Naruto y Sasuke pelean contra unos clones de Zabuza. Ambos están distraídos y otro clon intenta atacar al señor Tazuna. Siento un terrible dolor de cabeza y todo se vuelve negro durante unos segundos. Recupero mi vista de nuevo y tengo al clon en frente de mí, pero se deshace. Me doy cuenta que le he clavado un kunai. No me detengo para pensar en lo que me pasó, solo me concentro en proteger al señor Tazuna.

—Gracias, niña —dice Tazuna.

Mi respiración está agitada y mi cabeza sigue doliendo.

Vamos, suéltalo —escucho la misma voz de hace unos segundos.

Es como si fuera un lucha interna. Y esto me está volviendo loca.

Miro en todas las direcciones otra vez, buscando quién es la persona que me habla. En mi desesperación, me encuentro con la mirada de Kakashi, quien me observa. Se nota preocupado y, cómo no estarlo, si nos estamos enfrentando a Zabuza.

Sasuke lanza un shuriken gigante y presencio cómo se transforma en Naruto, haciendo que Zabuza se distraiga y deje libre a Kakashi. Mi mente se comienza a nublar al igual que mi vista. Siento que me voy a desmayar.

—Cuiden a ______ —dice Kakashi—. Yo me encargo de Zabuza.

Entonces, Sasuke y Naruto por fin notan mi condición. Naruto está lejos, en el agua, e intenta acercarse, pero la batalla de Kakashi contra Zabuza alborota el agua, impidiéndole siquiera salir de ésta.

Por otro lado, Sasuke llega hasta a mí y mis piernas por fin ceden. Caigo, pero Sasuke me detiene por los hombros.

—¿Te encuentras bien? —me pregunta y vuelve a mover su boca, pero ya no oigo.

Veo a Sasuke, después a Kakashi y por último a Naruto. Siento la necesidad de saber qué pasa, pero todo se vuelve a nublar.

(...)

Al abrir los ojos, es de noche y hay un Sasuke cansado en el marco de la ventana. Cuando nota que estoy despierta, hace ademán de irse, pero lo detengo.

—Espera, Sasuke —él me mira.

Intento sentarme, pero él me detiene.

—Sigues débil, debes descansar.

Quiero preguntar muchas cosas, pero la mayoría ya tienen respuesta.

—Te veo mañana —dice.

—Espera —repito y me mira—. ¿Llevas mucho tiempo aquí?

—Dije que te cuidaría mientras Naruto hace lo mismo con Kakashi-sensei.

Me sonrojo por su intención de cuidarme, pero me siento decepcionada de Naruto. Pensé que él querría cuidarme antes de que Sasuke lo hiciera.

—Gracias —digo antes de que salga del dormitorio.

Me recuesto de nuevo en la cama, con las intenciones de dormir nuevamente.

(...)

A la mañana siguiente, ya estoy mejor y me encuentro desayunando junto a mis amigos y la familia de Tazuna. Cuando terminamos, todos nos dirigimos al cuarto de Kakashi, donde él descansa por haber usado tanto su Sharingan. Nos explica todo lo que piensa sobre la supuesta muerte de Zabuza y que quiere entrenarnos para algún día enfrentarnos a nuestro enemigo. Así que, unas horas después, Naruto, Sasuke, Kakashi y yo nos encontramos en un bosque cercano.

—Les enseñaré el control del chakra hoy —dice Kakashi—. Para eso, deberán subir un árbol sin usar las manos.

—¿Qué? ¡Eso es imposible! —se queja Naruto.

Kakashi no dice nada y hace la demostración. Todos quedamos sorprendidos.

—Puede que necesiten correr al inicio para ganar impulso. Comiencen —indica.

Naruto y Sasuke lo hacen justo cuando da la señal. En cambio, yo ya sé el truco de esto. Dejo de observar el mundo a mi alrededor y me concentro en el árbol. Es como la primera vez que acerté varias veces un kunai en el objetivo.

Cuando tengo en mi mente mi objetivo, corro. Llego hasta el árbol y logro correr por su costado, utilizando la cantidad de chakra indicada.

Quien debería subir el árbol, no eres —escucho en mi cabeza.

Pierdo la concentración y marco la altura a la que llegué con un kunai. Llego al suelo y observo a mi alrededor. Solo estamos el equipo 7...

Kakashi deja de mirar su libro y nos observa. Vuelvo a mi posición inicial y me concentro en el árbol. Hago el mismo procedimiento y alejo cualquier pensamiento de mi mente. Ni siquiera sé en qué momento llegué a la cima. Todos me miran asombrados y hasta yo misma me sorprendo.

—¡Bien hecho, ______! —me grita Naruto—. ¡Eres genial, de veras!

Me sonrojo y miro a los demás con una sonrisa.

—¿A quién enorgulleces con eso? —pregunta Sasuke.

Lo miro y noto que está celoso, aunque no entiendo el porqué de sus palabras.

—Que yo sepa, nadie espera que logres algo. Nadie en tu casa te espera para que digas lo que has logrado en el día —suelta de una manera brusca.

—¡Sasuke! —lo regaña Kakashi, pero es demasiado tarde. Sus palabras han hecho efecto en mí.

Bajo del árbol y camino con las intenciones de alejarme de ellos.

—______, espera —me dice Kakashi.

—Tomaré un descanso —anuncio.

—No he dicho que puedas descansar —dice firme.

—¡No le pregunté si podía o no! —le grito y salgo corriendo.

En el camino, me vuelvo a sentir como la niña de diez años que era. Una niña débil y sin nadie que la quisiera.

Mis lágrimas caen y mi corazón se destruye una vez más.

Una Llama CongeladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora