Estamos todos los equipos reunidos en un gran salón, con nuestros maestros en frente y el Hokage en medio. Analizo quiénes estamos y cuento: el equipo de Kabuto, el equipo 6, el 8, el 10 y el 7, el equipo de Gaara, el equipo de Lee y los del Sonido que nos atacaron. En total, 24 hemos pasado.
El Hokage explica la verdadera razón de los exámenes, la cual es que están hechos para unir más a las Aldeas Ocultas y poder conocernos más. También dicen que como hemos pasado muchos, harán unas preliminares que reducirán nuestro número a la mitad.
—Si creen que no están listos para esto —dice el Hokage—, o solo no quieren continuar, pueden retirarse ahora.
Todos guardamos silencio. Sasuke está delante de mí y observo la marca de maldición. Me acerco un poco y le susurro:
—No te obligaré a que te retires, pero prométeme que controlarás eso.
Sasuke me mira y sonríe de lado.
—Lo haré, tranquila.
Se vuelve hacia adelante. Solo ruego que en serio no suceda nada malo.
—Me retiro —escucho.
Todos miramos en aquella dirección y no me sorprendo al ver a Kabuto levantando la mano.
—¿Qué? —protesta Naruto—. ¿Pero, por qué?
—No tengo mucho chakra, a decir verdad; además, desde que me atacaron los del sonido el primer día, no escucho bien.
Dicho esto, se va. Seguramente se encontrará con Orochimaru el muy...
—Yo también.
Esta vez, no reconozco la voz. Miro en esa dirección y me sorprendo al ver a Moitse levantando la mano. «Pero si es bueno en la lucha de cuerpo a cuerpo...», protesto mentalmente. Él no da explicaciones y se despide de su equipo. Sakura parece igual de sorprendida que yo, pero Issei solo baja la mirada un tanto triste. Tal vez esperaba pelear con él.
Cuando ya nadie renuncia, aparece la pantalla que dirá quiénes pelearán. Por un segundo recuerdo que yo no era parte de la historia original, por lo que podría cambiar los lugares de las peleas. Entonces, dos nombres aparecen en la pantalla: Sasuke contra Yoroi. Nos ordenan subir al segundo piso y se nos prohíbe bajar durante el combate. Dicen que si se ven forzados a detenerlo, no dudarán en hacerlo.
—Oye —le digo a Sasuke antes de subir—, cuídate, ¿sí?
Le doy un abrazo rápido y él duda en corresponderlo; al final, lo hace. Subo con Naruto al segundo piso y me siento con los pies colgando entre los barrotes. Sinceramente, me preocupa Sasuke.
La batalla comienza y van parejos. Llega un momento en que Sasuke toma la ventaja, pero su marca de maldición comienza a tomar el control. Presiono los barrotes con mis manos, rogando que pueda controlarlo; y así lo hace. Sasuke termina con su enemigo con una técnica parecida a la de Lee.
—El ganador es Sasuke Uchiha —dice el instructor.
Sasuke está a punto de caer, pero Kakashi llega a tiempo para detenerlo. Salto del segundo piso al primero y corro hacia ellos.
—¿Estás bien? —le pregunto.
—Creo que...
No termina la oración y cae desmayado. Intento detenerlo, pero mi sensei ya lo tiene en sus brazos.
—Volveré en un rato —dice—, tengo asuntos con él.
Comienza a caminar, pero lo detengo.
—¿Lo ayudará con eso? —pregunto.
Mira a Sasuke y luego a mí, dos veces. Abre los ojos como platos y luego se compone. ¿Acaso creía que no lo sabía?
—Haré lo posible, no te preocupes —sonríe por debajo de su máscara y se va.
Vuelvo al lugar de antes, sentada entre los barrotes. Naruto imita mi acción de sentarse entre los barrotes y me mira de reojo mientras el siguiente combate inicia: Shino contra Zaku.
—¿Está bien Sasuke? —me pregunta.
—Lo estará.
Mi respuesta es inmediata y cortante, cosa que ignoro al segundo, pero la noto después de un rato. Me vuelvo hacia Naruto y su mirada es algo triste. Creo que realmente me quiere...
—Iré al baño —digo.
Me levanto sin que diga nada y, prácticamente, corro hacia los sanitarios. Una vez allí, me encierro en un baño. Mi respiración se agita durante varios segundos, pero la controlo. «No lloraré». Sí, es mi culpa que Naruto se sienta mal, jugué con sus sentimientos, pero él también lo hizo con los míos. A veces, creo que soy demasiado vengativa.
Salgo del cubículo y me miro al espejo. Lavo mi rostro y acomodo mi corto cabello. Ahora que está arreglado, no se ve tan mal.
Me dirijo hacia Naruto, quien tiene mejor cara que cuando me fui. Me siento a su lado y observo el combate. Han cambiado los contricantes.
—¿Quién ganó? —le pregunto.
—Fue Shino —dice mirándolo—. Ese chico me da miedo.
Lo observo, recién llegó con su equipo: Hinata y Kiba. Los dos lo felicitan y Shino asiente con la cabeza, en forma de agradecimiento. Después, se aleja a platicar con su sensei, Kurenai. Kiba y Hinata se quedan solos. Él intenta entablar una conversación y Hinata solo se sonroja cada dos por tres. Kiba pone su mano en el hombro de Hinata y ella se sonroja a más no poder. Vacila entre alejarse o no, y se decide a irse. Da unos pasos y Kiba la sigue; entonces, ella se da la vuelta, arrepintiéndose de su decisión. Ellos chocan y ambos se sonrojan. Finalmente, vuelven a hablar como antes.
Mientras observaba aquella escena del primer amor, el combate de Kankuro y Misumi ha terminado. Kankuro ganó.
—¿Ya me va a tocar? —pregunta desesperado mi amigo rubio.
—El siguiente combate es Ino Yamanaka contra Sakura Haruno.
Ellas no tardan en entrar en batalla. Se acomodan su banda en la frente y comienza su pelea. Se nota en los ojos de ambas que las dos han recordado su pasado como mejores amigas. Llega un momento en que Ino tiene la ventaja, pero entre Naruto y yo le animamos a Sakura para que no se rinda. Ino crea clones y ataca a Sakura. «Esto no estaba en la trama original», pienso. Sakura no logra defenderse por el cansancio y los clones la toman por los brazos y cabello.
—Ríndete —ordena Ino.
¿Ganará?
—Jamás —le contesta Sakura.
Golpea con sus pies a dos de los clones y con un kunai corta su cabello, liberándose del tercer clon.
—Ella es genial —dice Lee.
«Lo es».
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LLEGAMOS A LAS 1K LECTURAAAAAAAAAAAASSS!!!
¡¡Mil gracias a todos los que han llegado hasta, de veras!! No pensé que esta historia llegaría a las 1k...
¿Cómo quieren festejar? ^^
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Una Llama Congelada
FanfictionUn tonto. Un amargado. Un impuntual. Tres varones que eran mis personajes favoritos de una historieta. Los tres lograban que mis días tuvieran una pizca de felicidad. Pero, sin saber por qué, mis días no sólo se volvieron plenos de felicidad, sino q...