44 - Mistreated

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—¿Donde estaban? —preguntó el policía en tono de enojo y con el ceño fruncido cuando los vio acercarse a la camioneta.

—Atendiendo asuntos importantes —dijo Kate, evitando decirle que estaban en un café.

—Los únicos asuntos que tenías que atender eran los exámenes de Joseph, dentro del hospital —reclamó el oficial, remarcando especialmente las últimas palabras.

—No tengo por qué darte ninguna explicación, William —respondió la doctora, cruzándose de brazos con expresión seria.

—Sabes que si tienes que hacerlo. Son mi responsabilidad —dijo William con voz firme— ¿Y dónde se supone que están sus esposas? —agregó, subiendo el tono aun mas.

Kate torció el labio. Tyler había salido del café tan rápidamente que no le había dado tiempo de ponerselas de nuevo.

—Aquí están —respondió, aún seria, mientras metía la mano en el bolsillo de su bata y sacaba los dos aros metálicos.

—¿Por qué se las quitaste? ¡Pudo haber escapado! —exclamó el policía, arrebatándoselas de las manos— ¿Tienes idea de la cantidad de problemas que pudiste haberme causado? —preguntó, acercándose a la espalda de Tyler y tomando sus brazos con fuerza para volver a ponerle las esposas.

Kate frunció el ceño al ver la expresión de dolor del castaño.

—No escapó y nadie está en problemas, deja de tratarlo de esa forma —ordenó, visiblemente molesta.

—Solo es un vago más, no se por qué te preocupas tanto —soltó William, abriendo la puerta trasera de la camioneta y empujando a Tyler dentro sin mucho cuidado.

El castaño soltó un quejido al golpear contra el suelo del vehículo.

—Cierra la boca. Y no quiero volver a verte tratando a ningún recluso de esa forma, o yo misma me encargaré de que te despidan —amenazó Kate. En sus ojos se podía ver la ira que sentía, al igual que se podía escuchar en la forma en la que las palabras salían de su boca.

El policía apretó los labios con rabia, pero no respondió.

Kate era muy persistente, y sabía que podía lograr cualquier cosa que se propusiese. Era mejor no hacerla enojar mas de lo que ya estaba.

Ambos subieron a la camioneta de la misma forma que antes, el policía conduciendo y Kate en el asiento del acompañante, y emprendieron el camino de regreso a la prisión.

Nadie dijo ni una sola palabra durante el trayecto.

Abuse [JOSHLER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora