Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |

17. Inesperadamente cálido

Pov Maica

Me aparté muy lentamente, abriendo los ojos al tenerlos cerrados con fuerza. Ojeé al Uchiha con algo de temor de salir muerta tan joven, pero también con una sonrisa de orgullo en mi cara. 

Estaba estático, con un rostro realmente inexpresivo y observador. 

— ¿Quién es ahora la que no actúa? — Dije, con una sonrisa de autosuficiencia. 

Vale, Maica...Ahora prepárate para correr por tu vida. Como nunca lo has hecho antes.

Sasuke entornó los ojos, algo rígido. 

— Tú...

— ¡Chicos!— Exclamó alguien, abriendo la puerta de forma rauda y veloz. Giré para mirarle, y observar al albino de dientes de tiburón— ¿Qué hacéis así? Levantaos de una vez, nos tenemos que ir ya. 

Reí, volviendo a poner mi mirada en el Uchiha minutos después. 

Le dediqué una sonrisa de granuja que cambió a una de felicidad extrema al ver cómo me contemplaba seriamente de reojo. 

Me levanté sin esperarme, siguiendo al de lila.

— ¡Gracias por avisarnos, Sui!— Exclamé, risueña— Si no nos lo llegas a decir, probablemente hubiéramos seguido aquí, sin hacer nada...—Murmuré, totalmente apropósito. 

— ¿Qué?— Inquirió, sin comprender nada. Pero al ver mi mirada, asintió— Oh...¡Ah!

Puse el puño en alto, sólo para que pudiera ser perceptible para mí. Salí rápidamente del sitio y me giré simplemente para despedirme de ellos con la mano, riéndome de oreja a oreja.

— Y eso...¡Me voooy! 

***** ***** ***** *****

...

Sasuke camina delante de nosotros como si no pasase nada, aunque no ha hablado mucho desde entonces...

¿Lo habré dejado sin palabras con mi increíble forma de besar? 

Cogí de mi mochila un trozo de onigiri, ya que tenía bastante hambre. Así no me quejaría tanto y los demás no me matarían por ésto mismo. 

Por un momento, fijé mis ojos por instinto en el Uchiha, haciendo contacto visual. 

Me frunció el ceño, con una mirada horripilante. 

Casi me atraganto. Tanto, que tuve que toser unas cuantas veces.

— ¡Suigetsu, me quieren matar!— Lloriqueé, acercándome a él. 

El nombrado miró para todos lados, extrañado.

— ¿Qué?— Dijo— ¡¿Quién?!

— ¡Él!— Señalé al azabache, llena de pucheros y aferrándome al brazo de mi amigo.

— Ah, bueno...— Pronunció el albino más calmado— Pero eso es normal, él quiere matarnos a todos.

— ¡Suiiii...!— Expresé, notando cómo el del clan me seguía mirando mal. Pero, ahora, también miraba así a su compañero— ¡Haz que pare, parece que me quiera poseer! 

— Sasuke, ¡La asustas!— Dio voces el de la espada. 

Abracé más el brazo del de cabello blanco, como si me estuviera protegiendo de un animal rabioso que me quería comer.