Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |

25. Deslumbramiento

Ya sabéis, cuando veáis éste símbolo # le dais clic al play hasta que lo volváis a ver, entonces, lo paráis :)

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El rostro de Maica se desfiguró por momentos, y la única respuesta que pudo dar, fue la de coger, e irse. 

Sasuke observó a Kabuto con una frialdad que a éste último, le recordó totalmente a sus tiempos de cuando él la pasaba entrenando. Su mirada, obviamente, le hacía ver que había metido la pata al decir aquello. 

— Yo...Pensaba que lo sabíais— Murmuró el albino.

— Cállate y camina— Gruñó. Puso su vista al frente, mirando a la salmón que estaba de espaldas— Misaki, espera. 

La chica se paró en seco. Al cabo de unos segundos, el azabache tuvo que entornar los ojos al ver cómo ella se giraba, y lo miraba con tristeza. 

— ¿Tú lo sabías?— Fue lo único que dijo.

— ...No, no lo sabía.

— ¿Quién fue el que lo hizo, Kabuto?— Murmuró la de cabello corto, mirándolo débilmente. El subordinado de la gran serpiente se la quedó mirando—Dímelo, por favor.

— Fue...No estoy seguro— Contestó—. Sólo sé de su cabello largo y una armadura roja. 

Abriendo los ojos con sorpresa, el cuerpo de la ojimiel dio un pequeño respingo. Puso sus ojos en el Uchiha, abstraída. 

Éste la miró fijamente, sin apartar la mirada. 

Maica sabía perfectamente quién había sido, esa única descripción lo dejaba más que en claro.

— Será mejor que salgamos de una vez fuera— Espetó el del sharingan, empujando por la espalda a Kabuto para que comenzase a andar—. Los demás nos están esperando. 

Asintiendo, la hiperactiva chica siguió a los demás al haberse adelantado. Cabizbaja rumió repetidas veces, sin dejar de pensar en una cosa.

¿Lo sabría Alice? 

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Al momento en que la luz del sol dio contra su cara, Mai vio a todos sus compañeros fuera, esperando a que ellos llegasen. 

Escuchando algunas voces como si fueran leves ecos, la salmón aceleró el paso y abrazó a Suigetsu, extrañando a éste.

— ¿Qué ocurre, Misa?— Murmuró el albino. Por mucho que le pareciera raro, enrolló sus brazos en ella.

— Sasuke me ha hecho algo malo...

El susodicho la miró inquisitivo.

— ¡¿Qué le has hecho ahora?!— Exclamó el del agua, apartando a la chica como si fuera una niña pequeña que debía de ser protegida— ¡Mala persona!

— Ésta vez no he hecho nada— Gruñó. Contempló a los dos con el ceño fruncido, y a medida que Misaki ponía sus ojos en él, éste suspiraba—. Ven conmigo ahora, Misa.

— Sui, protégeme.

Suigetsu aferró su abrazo con ella, protector.

— ¡A la niña no la tocas!— Exclamó.