68. Un mundo y un deseo

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...


Todo era un desastre. 

La pila de cuerpos se iban amontonando. Sobretodo, la cantidad de cadáveres blancos que estaban en la superficie. 

Pero todavía faltaban algunos por aparecer, y entre ellos, los verdaderos Zetsus. 

Tanto el negro, como el que había sobrevivido tanto tiempo en forma de espiral. 

El mismo que ayudó a Obito a recuperarse de las heridas de cuando era todavía un pobre niño traumatizado. 

Eso era lo malo. Ahí estaba el problema; Físicamente, no era un ser fuerte ni muy poderoso. Pero era escurridizo. Había vivido mucho tiempo, sabía jugar sus cartas. Era hábil e inteligente, toda la humanidad había estado entre sus manos durante mucho tiempo. 

No se le podía subestimar. 

— ¡No lo veo!— Exclamó Maica. Ésta chasqueó la lengua al tener que lanzar varios globos de lava contra una muchedumbre de clones, posando su mirada hacia al lado nada más acabar— ¡No podemos seguir así si no lo encontramos!

— ¡Ya lo sé, Misa!— Dio voces Leo. El chico frunció el ceño, cortando el cuello de uno de ellos. Se giró hacia atrás, intentando hallarlo entre tantos— Maldito bicho...Sabe que en cuanto lo veamos, está muerto. 

Hasta Naruto era incapaz de localizarlo con su modo Kyuubi, ya lo habían intentado de todas las maneras. 

Zetsu negro podía meterse bajo tierra y donde quisiera, así que era tremendamente difícil. 

— Dónde estás, Ali...— Musitó el de hierro. 

— ¡Aléjate de mí, cosa fea! — Gritó la salmón tras asestarle un golpe en la cara a uno— ¡No me toques! 

— ¿En serio estás insultando a los enemigos? — Habló Sasuke, totalmente calmado.

— ¡Pues sí, estoy enfadada porque si no encontramos al verdadero no acabará esta guerra!

Y por más que matasen, seguían saliendo. 

En el fondo se escuchaban los sonidos de las armas chocando las unas contra las otras. Y resonó una familiar voz, gritando lo mayor que pudo "Katsu". 

Acto seguido, hubo una enorme explosión. 

Sasori atacaba con sus marionetas, Konan los empapelaba y los demás, hacían lo suyo por igual. 

Colocando sus manos en sus rodillas, Maica respiró agitadamente; Estaba cansada de tanto pelear y pelear, y que no acabara nunca. 

Otro de los problemas era que los humanos se cansaban, y esas cosas no. 

Tragó en seco, pero fácilmente recuperó el aliento cuando atisbó justo frente a ella, unos picos de hielo incrustándose en el suelo uno por uno. Acto seguido, un enorme vórtice se abrió hasta consumir, por lo menos, a cuatro. 

Y no pasaron muchos segundos más, cuando Alice aterrizó frente a ella. 

— ¿Me esperabais?— Sonrió de forma arrogante. 

— ¡Ali...!— Lloriqueó.

— ¡Ya era hora, estúpida!— Se quejó su hermano. Mas en el fondo, estaba contento de verla ahí. 

— Son tan molestos...— Gruñó Obito— Espero que ese estúpido consiga encontrarlo.

— ¿De qué habla?

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora