...
Maica buscaba por todas partes a su mejor amiga, algo extrañada de no poder verla por ningún lado.
Sabía que había ido en busca de Obito, pero estaba tardando demasiado tiempo. Al contrario de otras veces.
Bufó y negó con la cabeza, sonriente.
Probablemente estarían hablando de cualquier cosa. O incluso de Madara.
Paseó por los pasillos hasta llegar a la habitación en la cual se hospedaba cierto Uchiha, con una mueca de felicidad segundos antes de tocar la puerta.
Al ver que tras varias repeticiones de ser abierta, hinchó sus mofletes y por consiguiente, se dio permiso para abrirla ella misma.
Buscó y buscó con la mirada, sin encontrar nada ni nadie.
Por lo que, nuevamente, se dio libre albedrío para sentarse en la cama y esperarlo ahí. En completa tranquilidad.
Estiró sus brazos hacia el techo, moviendo la cabeza entretanto tarareaba alguna canción que Alice le pegaría.
Cuando la puerta del baño se abrió de golpe, dejándola con los labios sellados.
La salmón se giró con una sonrisa de oreja a oreja al ver que ya estaba presente, cuando lo vio.
Sasuke. Con una sola toalla enrollada en su cintura.
Maica tragó en seco y al instante, su rostro se puso rojo.
— ¿¡Qué haces así!?— Exclamó ella. Se colocó ambas manos en sus ojos, para tapárselos. Sin embargo, dejó unas ranuras en sus dedos para observar lo que pasaba— ¡Pervertido! ¡Desnudista!
Observó cómo el azabache la miraba con el ceño fruncido, preguntándose primero qué hacía ahí en su cama.
Pero rápidamente dejó de preguntarse cosas; Era Misaki.
— Es mi habitación, puedo ir como me de le gana.
— Me muero...— Se susurró a ella misma. Volvió a tragar en seco cuando atisbó al chico acercándose a ella, todavía sin colocarse nada de ropa— No te acerques, por el bien de los dos.
El ojinegro se paró delante de ella, justo al borde de la cama. Se cruzó de brazos y la contempló, con los ojos entrecerrados y desde arriba.
Aunque Mai sólo podía escuchar su corazón latir por hora y su sangre hirviendo.
— ¿Ahora te pones tímida?— Se mofó él, arrogante.
— No es timidez...— Expuso, intentando mirar hacia otro lado; Pero le era imposible— ¡Es control!
Sasuke cerró los ojos con sosiego, para después abrir sus párpados y agarrarla por la muñeca. La obligó a que dejase de taparse los ojos (aunque ésta estuviera viendo todo el rato por el hueco de sus dedos) y le encarase.
Con morros, la de ojos miel lo miró al fin. Pero no podía bajar la presión, y que él siguiera agarrándola no ayudaba.
— ¿Tú quieres que lo hagamos aquí y ahora, verdad?— Preguntó, obviando los hechos. Él frunció el ceño— No juegues con mi corazoncito.
— ¿Qué haces aquí?— Espetó, sin decir nada más.
Ella sonrió.
— ¡Quería verte!— Dio voces. Se soltó de su agarre y por consiguiente, lo cogió de la mano para entrelazar sus dedos. Rió al ver su cara de circunstancia— Suigetsu me había dicho que tendrías que estar por aquí.
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Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |
FanfictionCuando las promesas y la esperanza que tienen es lo único que albergan, todo se entremezcla y se derrumba. Segunda temporada de Mundo Deseado.