49. Vividez

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Pov Alice


— Que me lo devuelvas—Gruñí. Mi hermano ni me miró.

— No quiero.

— Leo...

Pasó el chocolate que tenía en las manos por toda mi cara, restregándome el hecho de que él lo tenía y yo no.

— ¿Ves esta preciosidad? —Dijo. Después, le pegó un mordisco— Pues ahora ya no.

Cálmate, Alice. Piensa que está mal herido y no puedes hacerle nada.

Y el muy —insertar aquí insulto—, sabe aprovecharse de ello.

Me crucé de brazos, con una mueca de incordio y cansancio. Maica nos miraba sonriente y riendo de vez en cuando.

A mí no me hace gracia. Se está comiendo mi chocolate.

El azabache me ojeó de soslayo, con una mueca arrogante en él.

— Soy un zombie andante, tienes que cuidar de tu amoroso hermano.

Para sorpresa de ellos dos, le sonreí.

— Claro que te voy a cuidar...— Murmuré, acercándome a él. Hizo una cruz con sus dedos para alejarme— Déjame abrazarte, vamos.

— Aléjate de mí, demonio.

— Ah...—Suspiró la salmón, como si estuviera drogada. Le dio un sorbo a su ramen, sonriente— Esto me gusta, es como en los viejos tiempos. Los tres juntos...

Agarré a mi hermano del cabello, aplastándole la cabeza.

Por el contrario, él me estiraba de la trenza mientras me pellizcaba la mejilla.

Maica siguió sonriendo, a medida que nos observaba.

— Qué bonito...

— ¡Qué me sueltes!

— ¡Suéltame tú antes!—Exclamé.

— A la de tres, nos soltamos a la vez, ¿Vale?— Musitó con un gruñido. Asentí— Uno...Dos...Y tres.

Seguimos de la misma manera.

— ¡No te has separado!—Se quejó.

— ¡Ni tú tampoco!

Con florecillas volando por toda una aura que poco se veía, la de cabello corto se nos acercó para separarnos debidamente. 

Nos puso a ambos sus manos en nuestros respectivos hombros, sonriéndonos con felicidad una vez la miramos.

— Calmaos un poco, chicos...Todo está bien— Dijo.

Suspiré, y me aparté de él.

El ojiverde y yo nos miramos de reojo, en completa seriedad.

— Ven...— Se levantó, y se acercó a mí lentamente. Rompió la mitad de la tableta y me dio esa parte— Toma.

La agarré con lentitud al no confiarme de él, para después llevármelo a la boca. 

Leo y Maica sonrieron a la vez.

Fruncí el ceño, comiendo.

— ¿Qué?

— Nada, idiota— Me susurró mi hermano, dándome un beso en la frente.

Suspiré.

Me alegraba mucho de tenerlo de vuelta. No podría describir jamás el sentimiento que me invadió una vez vi su cuerpo todo ensangrentado.

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora