...
Aturdidas y con un fuerte dolor de cabeza, las chicas comenzaron a levantarse poco a poco en gran confusión.
Alice miró su alrededor con el ceño fruncido, mientras tanto su mejor amiga se quejaba del inmenso dolor que tenía en el cuerpo.
Hacía un buen rato, habían caído rendidas al suelo y se despertaron en el suelo de un camino al aire libre, sin saber por qué narices estaban ahí.
Habían aparecido de la nada en medio de la naturaleza. Era como un dejavú.
— Qué raro...— Murmuró su amiga, levantándose del suelo. Se sacudió el polvo de su ropa, muy, pero que muy extrañada— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estamos aquí?
— No lo sé...Caímos desplomadas de repente cuando íbamos a salir— Contestó la azabache.
De una vez, la de hielo se levantó dubitativa.
— ¿Deidara me habrá sacado para molestarme...?
— ¿Con la ayuda de Suigetsu...?—Siguió la salmón, igual de extrañada de que ella.
Realmente querían sacar hipótesis y llegar a alguna conclusión de por qué estaban ahí, pero para nada tenía sentido.
Se desplomaron de golpe y despertaron ahí, dudaban que hubiera sido alguno de sus amigos bromistas.
— ¿Piensas lo mismo que yo, verdad?—Inquirió la de cabello corto con una mueca, acercándose a ella.
Asintió.
— Es demasiado raro...
La ojiverde entornó sus ojos, observando a la lejanía.
Parecía que podía ver la base desde donde estaban. No estaba demasiado lejos.
— Creo verla, está allí—señaló, para que Mai pudiera verla. Suspiró—. Sea lo que sea quien haya hecho esto...Verá.
— ¡No lo entiendo, pero vamos!
Y sin esperar a más, las dos amigas se apresuraron a llegar a la organización. Todo parecía normal, no había nada fuera de lo inusual.
Hicieron los sellos correspondientes, pero a pesar de sus esfuerzos, la enorme piedra no se habría.
— ¿Qué narices?—Chasqueó la de la melena larga— ¿Por qué no se abre?
— Pero si son los sellos que deben...
— Esto es demasiado raro.
— ¡Oye, Sui!—Gritó Maica a todo pulmón, dándole una débil patada a la piedra para no hacerse daño— ¡Abre la puerta! ¡Chicos, abrid por favor!
Nada.
— ¡Sasori, Dei-chan!—Exclamó ahora la de la katana, molesta— ¡Como no la abráis ahora, me encargaré de alguna forma de echarla abajo!
Silencio.
Las dos se miraron al unisono, cómplices y sin comprender lo que pasaba.
Pasaron unos minutos, donde en algún que otro momento, ellas gritaban. Hasta que finalmente se fue escuchando algo detrás del enorme agujero tapado.
Ali colocó la oreja para escuchar mejor, notando que varios pasos se acercaban.
Cuando sus ojos vieron cómo la roca comenzaba a temblar y a moverse lentamente, se apartaron para que pudiera hacerlo con cuidado.
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Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |
FanficCuando las promesas y la esperanza que tienen es lo único que albergan, todo se entremezcla y se derrumba. Segunda temporada de Mundo Deseado.