57. Efecto

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Pov Alice


Yo no pronunciaba palabra. Pero sabía, y bastante bien, que él no dejaba de observarme.

Si tenía que ser sincera, no sabía para nada cómo sentirme. 

¿Que le creía? Sí. ¿Que me había olvidado ya de lo que había hecho o cómo logró mis estados de ánimo? No. Por supuesto que no. 

Y por eso, no podía formular palabra. Por eso, y porque también quería reventarle la cara con el tronco de ese mismo árbol que tenía frente a mí. 

Estaba demasiado revuelta como para saber qué hacer o qué decir. Sólo estaba segura del nudo en el estómago y en la garganta que tenía formado desde que supe la verdad. 

Meticulosamente roté mi cuello en lentitud, para que él no notase que lo miraba. Mas me salió fatal, fue todo lo contrario.

Porque él no hacía más que tener su estúpida mirada fija en mí. 

Hice una mueca. 

— ¿Quieres dejar de mirarme?— Inquirí.

— No.

Gruñí. 

Cálmate, Alice. Mantén la cabeza fría, no puedes ser afectada por esto, ni se te ocurra. 

No a estas alturas. 

— Para de una vez...— Refunfuñé. Me estaba crispando los nervios ya que él estaba tras mi espalda, y sentir esa presencia incesante no me hacía sentir nada cómoda— Madara.

— Oblígame— Le escuché decir, con toda la arrogancia del mundo. 

¿Quieres ver cómo te obligo? Pues verás qué bien lo hago, imbécil. 

Le dediqué un ademán de impasibilidad con un deje de combinación de la hostilidad permanente que se hallaba en mí. 

— No has dicho nada desde que te lo conté, y eso es inquietante— Musitó con severidad. Me giré para no mirarle, y seguir hacia adelante—. Normalmente no hablas mucho, pero este silencio significa algo. 

— Significa que te calles.   

Escuché sus pasos acercándose hacia mí, mas no me digné a pararme ni a prestarle gran atención. Sólo que, por puro instinto, mi mirada se enfrió al tenerlo al lado. 

Lo ojeé de soslayo, sin decirle nada. 

El Uchiha entornó los ojos.

— Te he dado una contestación— Dije, calmada.

— Me has pegado una paliza, que es diferente.

— Para mí eso es responder. 

Madara se quedó en silencio, con esa seria actitud. En un claro parecido a que estaba rumiando miles de cosas por su mente en un segundo. 

Afligí la mirada y suspiré. 

Al menos puedo darle un punto de que me ha dicho la verdad. Tarde, pero lo ha hecho.

No puedo negar el hecho de que su maldición influye mucho en su vida, y de que Zetsu fue quien la implantó en sus antepasados. 

Sabía que tarde o temprano el odio que en él seguía albergando haría algo contra si mismo y los demás. Porque todo lo que le había sucedido en un pasado— Sus hermanos, Hashirama, alejarse de la hoja, e incluso leer la piedra de los Uchiha que le infundió esas erróneas creencias— trastocaron su cabeza hasta transformarle a quien es ahora. Sin embargo...

Única esperanza | Segunda temporada de Mundo Deseado |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora